Todo parece indicar que los primitivos seres humanos pertenecían a otra especie diferente a la de los Neanderthals, y que a pesar de que convivieron con ellos en Europa, no llegaron a mezclarse (El hombre de Neanderthal corresponde a otra especie). Ahora, nuevos estudios se agregan a los existentes, confirmando que ambas especies se mantuvieron separadas sin cruzarse entre sí. Es así como además de las diferencias físicas ya conocidas, también habrían existido diferencias en los procesos de maduración. La dentición de los Neanderthals se habría desarrollado más tempranamente que la de los ancestros humanos. Esto significa que ellos alcanzaban la madurez a los 15 años de edad, aproximadamente tres años antes que nuestros primitivos ancestros.

Hace algún tiempo, basándose en los hallazgos de restos fósiles de 30 mil años, de un niño encontrados en cuevas en Portugal, que según los autores presentaba una mezcla de caracteres físicos de ambas razas, permitieron sugerir que debió haber existido un cruzamiento entre los Neanderthals y los primitivos humanos de ese entonces. Según ellos, estos últimos conocidos también como Cro-Magnon, bien pudieron haberse cruzado, ya que ambas especies alcanzaron a convivir en Europa durante la misma época, hace aproximadamente 30 mil años.

Sin embargo, otros piensan lo contrario. Un estudio realizado hace un año, en que se comparó el DNA mitocondrial tomado de restos fósiles de ambas especies, se comprobó que presentaban diferencias genéticas importantes. Mientras los restos de DNA mitocondriales de los Cro-Magnones eran idénticos a los del DNA mitocondrial de los hombres de hoy, los de los Neanderthals eran muy diferentes (Los Neanderthals y los Humanos no se Cruzaron).

A ello se agrega que estudios comparativos de las estructuras faciales de los Neanderthals, con respecto a los hombres modernos, también comparados con varias especies de monos, permiten concluir que las diferencias físicas eran demasiado grandes como para colocar a ambos grupos homínido dentro de la misma especie.

Ahora comparando alrededor de 150 dientes pertenecientes a Neaderthals, con dientes pertenecientes a los antiguos humanos, ha surgido otra diferencia: ellos maduraban más rápido que nuestros antepasados (Nature, vol. 248, pág. 936, 2004). "Las especies de primates que se desarrollan más lentamente, también tienen dientes que se demoran más en alcanzar la madurez", dice José María Bermúdez de Castro, uno de los investigadores del Museo Nacional de Madrid en España. El y su colega Fernando Ramírez Rozzi del Centro de Ciencias Antropológicas en París, estudiaron los anillos de crecimiento del esmalte en los dientes fosilizados de ambas especies. Cada nueve días, a medida que van creciendo, estos anillos, se van depositando en el esmalte. Contando el número total de anillos en dientes adultos, los investigadores llegan a calcular que el desarrollo de los dientes en los Neanderthals era un 15% más rápido que el desarrollo de los dientes de los Cro-Magnones. De estos datos, los autores infieren que los Neanderthals maduraban alrededor de tres años antes que los Cro-Magnones.

Ello, unido a lo ya descrito, respecto a las diferencias de DNA mitocondrial de las dos especies, permite confirmar la hipótesis que estas especies no se mezclaron. Para más redundancia, ahora Svante Pääbo y sus colaboradores del Instituto para Antropología Evolucionaria del Instituto Max Planck en Leipzing (Alemania), agregan otro antecedente que reafirma la hipótesis de "no cruzamiento" entre las dos especies. Ellos pudieron secuenciar un trozo de DNA de un largo de 30 bases, que estaba presente en todos los Neanderthals que examinaron, pero no pudieron detectarlo el mismo trozo en los Cro-Magnones (PloS Biology, vol.2, pág. 313 de 2004). Con todos estos antecedentes parece confirmarse que no hubo un entrecruzamiento de las dos especies de homínidos.