Comer menos para vivir más
( Publicado en Revista Creces, Agosto 2004 )
Lo que ya se había demostrado en animales de experimentación, parece también ser cierto para los seres humanos; la restricción calórica produce grandes beneficios en una amplia gama de animales, desde lombrices de tierra a ratas y monos. Los beneficios incluyen, prolongación de la vida, reducción de enfermedades cardíacas, menos diabetes tipo 2, menos ataques cerebrales y enfermedades por auto inmunidad
(El Secreto de una Larga Vida).
Los únicos resultados en humanos se han recogido incidentalmente de otras experiencias. Así por ejemplo, en el experimento de la Biósfera 2, cuando 8 personas vivieron durante más de dos años en el desierto de Arizona, en un espacio con un ambiente sellado, restringido a 1.3 hectáreas. En esa ocasión, los participantes consumieron menos alimentos que los que necesitaban, ya que estaban restringidos a los alimentos que ellos mismos producían en el pequeño espacio de su hábitat. Después de dos años de estar sometidos a estas condiciones, se observó que tenían niveles de presión arterial más bajas, acompañado de reducción de colesterol y triglicéridos sanguíneos. Es decir, menos factores de riesgos para las enfermedades cardíacas.
Ahora Luigi Fontana y sus colaboradores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington en St Louis, Missouri, tienen pruebas definitivas que la restricción calórica trae beneficios para la salud de las personas. En el primer estudio que se ha realizado tratando de analizar los efectos a largo plazo de la dieta hipocalórica sobre las condiciones de salud, los investigadores han seguido a 18 voluntarios que han practicado una restricción calórica durante seis años, consumiendo una dieta balanceada que contiene entre 1112 y 1958 kilocalorías por día. Ellos se han comparado con otras 18 personas normales que han estado consumiendo una dieta típica entre 1776 y 3537 kilocalorías diarias. De acuerdo con Fontana, aquellos han estado consumiendo una dieta baja en calorías son en la actualidad personas saludables, que hacen ejercicio con moderación y llevan una vida activa.
Fontana y su equipo han controlado diversos factores que se sabe incrementan los riesgos de ateroesclerosis. Encuentran que los que han seguido una dieta hipocalórica tienen niveles de colesterol y triglicéridos, significativamente menores, como también menor presión arterial y valores muy bajos de la proteína plasmática llamada "proteína C-reactiva, que es un marcador de inflamación de las arterias (Proceeding of the National Academy of Sciences, vol. 101, pág. 6659, 2004).
A su vez, los que reciben la dieta hipocalórica, son más delgados, con un promedio de masa corporal de 19.5, comparado con 26 del grupo control, y un promedio de grasa corporal de 6.7%, comparado con 22.4% en el grupo control.
En un estudio a largo plazo, que se está realizando en monos, el investigador Weindruch pretende demostrar que la dieta hipocalórica les prolonga la vida, con relación a un grupo control. El estudio que ya tiene algunos años en desarrollo, aún no ha concluido, pero ya se ve que han muerto más monos en el grupo control, que en el grupo que recibe la dieta hipocalórica. Todos estos son datos interesantes frente a la verdadera epidemia de obesidad que se esta observando en los países desarrollados, lo que pone en riesgo de complicaciones, como ateroesclerosis, diabetes tipo 2 y ataques cerebrales.
(New Scientist, Abril 24, 2004, pág. 12).