Los países subdesarrollados han estado insistentemente solicitando que se ponga fin a los masivos subsidios con que los países ricos favorecen a sus propios productores. Ellos afirman que con ello se violan los tratados de libre comercio, permitiendo a los productores de Estados Unidos, Europa y Japón, vender sus productos agrícolas en el mercado mundial, a precios que los productores de países pobres no pueden competir.

Existía el temor que las conversaciones que se llevaban a efecto en Ginebra, terminaran en un colapso, como ya un año antes había sucedido en México. Sin embargo esta vez la Organización Mundial de Comercio, afirmó que se había logrado un acuerdo histórico, bajo el cual Estados Unidos y la Unión Europea comenzarían a poner fin a los subsidios. Pero los organizadores no quedaron conformes, ya que no se establecieron normas, ni tampoco se fijaron fechas para el cumplimiento de los anunciados acuerdos. En Estados Unidos, la cercanía de las elecciones no estimula cambios ni a los demócratas, ni republicanos, por el temor de perder votación entre los campesinos.

Mientras tanto, Brasil ha recurrido a la Organización Mundial de Comercio para quejarse de los subsidios que los Estados Unidos entrega a los productores de algodón, mientras otros plantean los subsidios que los países de la Comunidad Económica Europea entregan a los productores de remolacha. Habrá que esperar si estos reclamos tienen algún efecto o no.