La dieta baja en calorías no es la única forma de prolongar la vida
( Publicado en Revista Creces, Noviembre 2004 )
Hasta ahora sólo se ha demostrado que existe una sola forma de vivir más: someterse a una dieta de hambre, con una restricción calórica brutal. Si bien es cierto que por razones obvias, esta receta no ha sido probada en los seres humanos, sí lo ha sido en las más variadas especies animales, y en todos se logra prolongar la vida, incluso hasta en un 50%.
Muchos investigadores han tratado de dilucidar cuál es el mecanismo por el cual la dieta hipocalórica logra prolongar la vida. Hasta ahora han reparado en una proteína llamada Sir2 (Una nueva posibilidad para prolongar la vida). Han encontrado que en gusanos y en levaduras, mientras más activa es esta proteína Sir2, más se prolonga la vida, de modo que piensan que la extensión de la vida se debe a la potenciación que la dieta hipocalórica ejerce sobre la proteína Sir2.
Pero ahora Brian Kennedy complica las cosas, al observar que las levaduras logran vivir más con una dieta pobre en glucosa, aun cuando carezcan de Sir2 (PloS Biology, vol.2, pág. 296).
Leonard Guarante del Massachussets Institute of Technology, cree que la restricción calórica podría afectar a otras proteínas similares a Sir2. Pero Kennedy más bien piensa que la explicación estaría en otros mecanismos totalmente distintos. El está empeñado en estudiar los 6000 genes de la levadura, para ver cuales influyen en la prolongación de la vida. Habiendo ya estudiado el 10% de ellos, ha descubierto algunos nuevos participantes en el proceso. "No me sorprendería que hubiera por lo menos otras dos o más vías por las cuales es posible prolongar la vida", afirma Kennedy.
(New Scientist, Septiembre 4 del 2004, pág. 12).