Vacuna para la diarrea por rotavirus
( Creces, Enero 2005 )

Se estima que la diarrea por rotavirus mata en el mundo, cada año, a medio millón de niños. Por ello en los estados unidos se inicio en el año 1998 una vacunación masiva. Pero un año más tarde se suspendió, al encontrarse una asociación de la vacuna, con un cuadro de obstrucción intestinal (invaginación intestinal). Ahora ya se dispone de una nueva vacuna modificada, que se espera no tenga esa complicación.

La infección por rotavirus produce en el niño una gastroenteritis aguda muy contagiosa, que rápidamente se agrava por una deshidratación. Ella es especialmente frecuente en el mundo pobre, donde se calcula que llega a producir medio millón de muertes cada año. La diarrea y deshidratación, constituyen la respuesta inflamatoria de la mucosa intestinal, que secreta copiosas cantidades de líquidos y electrolitos, lo que lleva rápidamente a una deshidratación. En las 18 a 24 horas después del contagio, el niño desarrolla fiebre, vómitos violentos y diarrea, que si no se tratan, llevan a la muerte. En los casos graves, el único recurso es la hidratación endovenosa (Posibilidades para tratar diarrea por rotavirus).

Dada la prevalencia y gravedad de la enfermedad, ya desde hace algunos años se iniciaron los estudios para desarrollar una vacuna que permitiera prevenirla. Durante bastante tiempo la industria farmacéutica (especialmente la empresa Wyeth-Lederle), estuvo trabajando fuertemente en ello. Fue en el año 1998 cuando se lanzó al mercado una vacuna oral de virus vivo. El programa masivo de vacunación, se inició en los Estados Unidos, agregando esta vacuna a las muchas otras que se administraban ya regularmente a los niños pequeños. En los primeros nueve meses ya se habían vacunado 600.000 lactantes. Pero en el verano de 1999 comenzaron a llegar al Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Atlanta, los antecedentes de una asociación de la vacuna con una rara enfermedad, que producía obstrucción intestinal. Se trataba de una invaginación del intestino dentro de si mismo, como sucede con un telescopio cuando se le guarda. La grave complicación se producía con una frecuencia de 1 cada 2500 niños vacunados. En vista de ello, la firma Wyeth retiró rápidamente la vacuna y cesó el programa en los Estados Unidos.

Para Estados Unidos esta tasa de riesgos fue considerada muy alta, dado que las muertes por diarrea en ese país eran excepcionales. Pero en el mundo pobre, el problema tiene otro cariz. Allí mueren cada año, 1 de cada 200 niños afectados por diarrea por rotavirus.

Afortunadamente dos empresas (GlaxoSmithKline y Merck & Co) han continuado trabajando en nuevas vacunas basadas en cepas virales atenuadas, y ya están listas para iniciar nuevamente una segunda campaña de vacunación. Con ellas ya partieron los primeros ensayos en Europa y Latino América, demostrando su efectividad, que se traduce en una fuerte protección. Por su parte el laboratorio Merck afirma que esta segunda vacuna fabricada por ellos, no produce la complicación de invaginaciones intestinales.

Pero donde más se necesita la vacuna, no es en el mundo desarrollado, sino en Asia y Africa, y hasta allí no es fácil llegar (fig. 1)


En el subdesarrollo el problema es diferente

En Estados Unidos se estima que se producen aproximadamente 70.000 casos de hospitalizaciones de gastroenteritis, cuya causa es atribuida al rotavirus. En estas áreas la enfermedad no es grave, ya que por lo general, ellos responden bien al tratamiento, de modo que las muertes no son más de 20 a 40 por año. Es por eso que para ellos no es urgente desarrollar programas de vacunación, sobre todo si hay riesgos de complicaciones consecutivos a la administración de la vacuna. Algo muy diferente es lo que sucede en los países pobres, donde el rotavirus es el culpable del 22% de todos los casos de diarrea y estas son muy numerosas y graves.

Se sabe que las diarreas infantiles producen 1.6 millones de muertes por año, y la mayor parte de ellas corresponden al mundo pobre. Se calcula que las muertes atribuidas al rotavirus, serían 440.000 cada año. Más aun, es probable que estas cifras estén subestimadas, ya que diversos antecedentes señalan que el rol patogénico del rotavirus puede ser bastante mayor. Cuando en esos países se hacen exámenes de deposiciones a los niños hospitalizados por diarrea, el porcentaje de hallazgo de rotavirus en sus deposiciones es aun más alto. Así por ejemplo, en la ciudad de México, el rotavirus se encuentra en el 60% de las deposiciones diarreicas. En Vietnam, el 41% y en China, el 56%.

En condiciones de pobreza, la ingestación por rotavirus es muy alta, debido a las deplorables condiciones sanitarias de la vivienda y el medio ambiente, por lo que es muy frecuente la contaminación de los alimentos, que es la vía por la que se trasmite el rotavirus. A ello se agrega las alteraciones inmunitarias propias de la sub-alimentación crónica y la desnutrición, las que llegan a lesionar los mecanismos defensivos de la mucosa intestinal. A su vez los niños desnutridos con diarrea tienen peor evolución debido a que en ellos se altera la capacidad de homeostasis del metabolismo hídrico y salino, por lo que frecuentemente se deshidratan con grandes pérdidas de agua y electrolitos, incrementando el riesgo de morir. Mientras en un lactante sano, la diarrea de la gastroenteritis, tiene una mortalidad muy baja (1 a 2%), en el desnutrido esta se eleva a un 20 o 30%.

Es obvio que donde realmente es necesaria la vacunación masiva de los niños menores, es en los países subdesarrollados. Sin embargo, para lograr esto, hay muchas dificultades aun cuando se disponga de una eficiente vacuna. Así por ejemplo, el hecho que los países desarrollados no acojan la vacunación, lleva a que tampoco la acojan los países pobres. "Sus ministros de salud dicen que no aceptan que su población sea vista como ciudadano de segunda clase", dicen los expertos de la Organización Mundial de la Salud. Pero la mayor dificultad está en los costos, que en este caso se elevan a 38 dólares por las tres dosis. Ni los ingresos de la población, ni los presupuestos de salud de los ministerios, permiten acceder a ello. Por su parte las industrias que fabrican las vacunas, necesitan recuperar la inversión que ha significado el desarrollo y la investigación de la misma, los que por lo general sobrepasa los 800 millones de dólares.

Tampoco esta asegurada la eficiencia de la vacuna en la realidad del mundo pobre. A parte de los problemas de logística, la realidad local es diferente. La experiencia con otras vacunas orales en los países pobres, señala que su administración no necesariamente tiene los mismos resultados, ya que ellas son procesadas en distinta forma por su organismo que está inserto en un medio altamente contaminado. Así por ejemplo, se ha comprobado que la vacuna contra el cólera, se necesita de mayores dosis para obtener una inmunidad adecuada. Ensayos preliminares realizados con la vacuna del rotavirus en niños africanos, ha evidenciado una respuesta inmunológica más deprimida que la que se logra con iguales dosis en niños europeos o americanos.

En todo caso, tanto Merck como GlaxoSmithKline, han manifestado que si esta nueva vacuna es aprobada en los países desarrollados, será posible recobrar su inversión y al mismo tiempo ofrecerla a menor precio en los países pobres; antes que se haga su introducción en Europa y Estados Unidos, las empresas iniciaran en el presente año (2005), el ensayo clínico en México. Esperan venderla a 10 dólares cada dosis. Pero aun ese precio es prohibitivo, por ejemplo, para los países Africanos (Science, vol. 305, 2004, pág. 1890).

Como sucede con muchas otras vacunas, cuando ya se dispone del conocimiento para fabricarlas, los que más la necesitan, no tienen acceso a ellas.


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