Buenos genes para vivir más
( Creces, Enero 2005 )

En la reunión del American Society of Human Genetics realizada en Noviembre del 2004, diversos grupos de investigadores presentaron evidencias de relación entre genes y longevidad. "Si nuestros abuelos vivieron mucho, podemos esperar que sus buenos genes nos transmitan una larga vida".

Investigadores de la ciudad de Nueva York comunicaron que están analizando esta variable, mediante el estudio de la fisiología y el DNA de los judíos Asquenazí, que se caracterizan por vivir 100 o más años. Hace un año, los investigadores encontraron que estos ancianos tenían un perfil lipídico inusual en su sangre, lo que podía explicar su longevidad. En Toronto, el mismo grupo comunicó que sus sujetos tenían una variedad de un gene que anteriormente se había descrito en el gusano de tierra ("Caenorhabditis elegants") y que estaba relacionado con el metabolismo lipídico. "Esta es la primera evidencia en que se encuentra un gene de longevidad que es común en el gusano y en el hombre", dice Cynthia Kenyon, investigadora en Envejecimiento, de la Universidad de California, San Francisco.

En otra comunicación, investigadores del grupo de Nueva York, señalaron que los Asquenazí centenarios poseen una variable particular de un gene que se encuentra también en la rata. Si en este animal se anula ese gene, se le desencadena un envejecimiento prematuro.

Por su parte, el proyecto de estudio de "Genes de Longevidad", dirigido por Nir Barzilai de la Escuela de Medicina de la Universidad Albert Einstein, incluye más de 300 judíos Asquenazí, con un promedio de edad de 98 años, incluyendo además a sus hijos. En la sangre de los individuos centenarios, encuentran grandes partículas de lipoproteínas, que normalmente sólo se ven en gente joven (Science, Octubre 17 del 2003, pág. 373). El equipo de Brasilia encuentra que estos judíos viejos y sus descendientes, tienden a tener una mutación en el gene que codifica para la enzima “ester de colesterol” que codifica una proteína, que eleva los niveles del colesterol bueno de la lipoproteína de alta densidad (HDL) y que también incrementa el tamaño de las partículas del HDL y las de las lipoproteínas malas de baja densidad (LDL).

Las familias centenarias tenían una mayor tendencia a tener dos copias de un gene "ApoC-III”, con un particular cambio de una base en su promotor. Las personas que poseían la variante, como promedio, tendían a vivir cuatro años más.

Hasta ahora se creía que la longevidad dependía de la acción de múltiples genes, pero los resultados mostrados por el equipo de Brasilia, señalan que la alteración de un gene puede modificarla.


(Science, 29 de Noviembre 2004, pág. 1284).


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