Elevados costos humanos en Irak
( Creces, Enero 2005 )

La guerra en Irak está saliendo bastante más cara que lo que el Departamento de Defensa había calculado. A parte de los grandes costos materiales, se están sobrepasando los costos humanos. Hasta ahora han muerto 1.200 soldados y 8.600 han quedado seriamente lesionados por heridas y secuelas de guerra. A ello hay que agregarle lo que ahora se ha llamado, "daños por heridas no sangrantes". Se trata del síndrome "post traumático". Corresponde a daños psicológicos, producidos por el tremendo estrés de la guerra, en la que el soldado se siente en constante peligro desde el momento de llegar a Irak, hasta cuando se va. "Esta guerra ha producido más lesiones debidas al estrés, que las que se vieron en Vietnam", afirma el Capitán de Navío Bill Nash, psiquiatra jefe de la Marina.

Ya han regresado 3.671 veteranos de guerra a sus casas y el 17% de ellos están sufriendo profundas depresiones, ansiedades y síntomas del síndrome post traumático. Todo hace esperar que por las características de esta guerra, de lucha urbana en las calles, haga a los soldados más vulnerables a injurias psicológicas, e incremente el porcentaje de afectados. En los meses anteriores, los casos de síndrome postraumático, que se producían a razón de 50 por mes, ahora se han incrementado a más de 500 por mes. En la Guerra de Vietnam las cifras de soldados con trastornos psíquicos y del síndrome post traumático, llegaron al 30%. Ahora se espera que lleguen al 40%.

El diagnóstico de síndrome post traumático, no es el único daño psicológico que pueden sufrir los soldados. Los daños muchas veces se arrastran desde la vida militar a la posterior vida civil. Los soldados presentan no sólo depresión, sino también estados continuos de hipervigilancia (una puerta que se cierra los hace saltar), insomnio persistente, entumecimientos emocionales, pesadillas nocturnas y pensamientos obsesivos y recurrentes. En muchos casos los síntomas se incrementan con el tiempo, llevando a las victimas al alcohol, las drogas, el desempleo, la vagancia o el suicidio. Las familias son las victimas colaterales que terminan pagando las consecuencias.

Los médicos ya han comprobado que el síndrome, como respuesta al estrés, lleva a producir cambios biológicos del cerebro. Así por ejemplo, usando modernas tecnologías (scanner), se comprueban que llega a alterar la forma en que se almacena la memoria en el cerebro. Durante las crisis mayores, se liberan dosis masivas de adrenalina, que producen taquicardias, aceleran los reflejos y reviven memorias impactantes, capaces de activar la amígdala (lugar de las emociones), o el centro del miedo, en el cerebro.

Estudios recientes parecen sugerir que existiría una predisposición genética para el síndrome post traumático, lo que hace a algunos soldados más vulnerables que otros. El tratamiento es sólo sintomático. Se prescriben drogas antidepresivas, que pueden aliviar los síntomas de ansiedad. El estrés puede exacerbar cualquier alteración mental, de modo que para prevenirlas se prescriben estabilizadores emocionales, como es el litio o algún antisicótico como la risperidona. La terapia siquiátrica de conversación, es útil. El tratamiento prolongado con benzodiacepinas, como el lorazepan y clonazepan, administrados en forma crónica, pueden incrementar los riesgos de transformar el síndrome en algo crónico.

Ahora último se ha visto que puede ser muy útil la aplicación de magnetismo transcranial, activando la corteza pre frontal, una región cerebral que se sabe es responsable de poner en orden la memoria. (Magnetismo en pacientes bipolares) y (Estimulación cerebral por magnetismo). El objetivo final del tratamiento, es integrar al soldado exitosamente a la vida civil, lo que no es fácil.



0 Respuestas

Deje una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados.*

Buscar



Recibe los artículos en tu correo.

Le enviaremos las últimas noticias directamente en su bandeja de entrada