Éxito biotecnológico cubano: vacuna Haemophilus influenza
( Creces, Febrero 2005 )

Un equipo de investigadores cubanos ha publicado los resultados de su primera gran producción de una vacuna de polisacárido sintético, contra el "Haemophilus influenza tipo B, o Hib, el mayor causante de meningitis en niños pequeños (Science, Julio 23, vol. 305, pág. 522 del 2004).

"Aun cuando hoy día existen vacunas Hib, esta vacuna sintética tiene ventajas por su mejor calidad y pureza", dice Violeta Fernández, química de la Universidad de La Habana.

En general las compañías que producen vacunas basadas en hidratos de carbono, lo hacen cultivando los microbios causantes en reactores, y a partir de ellos, coleccionan el azúcar de su superficie. Pero producir esas vacunas se requiere fermentar las bacterias en grandes lotes, lo que es engorroso, caro e inexacto. Ahora los cubanos demuestran que pueden lograr mejores y vacunas más puras, moldeando el azúcar del raspado. Hasta ahora nadie había intentado desarrollar una vacuna sintética basada en carbohidratos, debido a la complejidad de su estructura química.

El haberlo logrado, es para Cuba un gran avance. Como se sabe, a pesar de la profunda crisis económica del sistema socialista, agravado por el embargo americano, ellos han logrado construir un gran programa de investigación biotecnológica, con una inversión de más de mil millones de dólares ("Cuba y la Biotecnología"). En esta ocasión, los científicos cubanos, tienen otra razón para estar contentos: Estados Unidos les otorgó la primera licencia para varias drogas prometedoras en el tratamiento del cáncer.

Hasta que se dispuso de las vacunas Hib, no había como prevenir las infecciones provocadas por este bacterio, que era el primer responsable de meningitis y neumonías, en niños menores de 5 años. Ahora estas infecciones ya son poco frecuentes en el mundo desarrollado, pero continúan produciendo estragos en el mundo pobre. Allí matan a 600.000 niños cada año.

Producir la vacuna Hib por fermentación, no es el ideal, ya que es difícil controlar el tamaño y la configuración del azúcar, siendo además muy costoso purificar el producto final. Los químicos de la Universidad de La Habana, liderados por Vicente Verez Bencomo, comenzaron a trabajar en la vacuna sintética Hib en 1989, consiguiendo en conjunto con el químico Rene Roy, de la Universidad de Québec, ajustar la síntesis del azúcar Hib, consiguiendo con una simple reacción, un oligómero con ocho unidades, reemplazando un largo proceso de 16 etapas.

"El éxito logrado al fabricar este tipo de vacuna, que aparte de ser seguro y barato, han conseguido abrir el camino para iniciar la producción de una nueva generación de vacunas sintéticas del Hib, contra otros gérmenes patógenos", dijo, John Robbins del National Institute of Health de USA. De hecho, con igual técnica, los cubanos ya están trabajando en la producción de una vacuna sintética contra la bacteria "pneumococcus", causante de neumonías.


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