Preocupan cambios en la agricultura China
( Creces, Febrero 2005 )

Desde hace algunos años viene preocupando el problema de abastecimiento de alimentos para China, no sólo por los 1300 millones de habitantes, sino que también por los rápidos cambios socio-económicos que allí están sucediendo, y que directa o indirectamente afectarán la disponibilidad de alimentos.

En un informe de Estados Unidos del año 1998, ya se manifiesta la preocupación por la disminución de las áreas de cultivo, el incremento de la polución, las dificultades de abastecimiento de agua para los cultivos y el crecimiento poblacional; todo lo cual hacía sospechar que para el año 2030 se necesitaría importar aproximadamente 230 millones de granos anualmente (Pronostican crisis alimenticia en China).

Ahora a esos pronósticos agoreros se agregan otros factores negativos, también consecuencia, por una parte de la creciente prosperidad y por otra a los incentivos gubernamentales distosionadores. Se trata de la migración rural a las ciudades, incentivada por el Estado, que ya se está reflejando en un rápido deterioro de la agricultura. Actualmente 500 millones de chinos viven en las ciudades y el gobierno desea incrementar esta cifra, de modo que en el año 2020 deberían esperar que vivan 800 millones en las zonas urbanas. Con ello están creciendo rápidamente las ciudades, invadiendo terrenos agrícolas que se restan a la producción, y ya se está haciendo difícil el abastecimiento de agua.

Mientras tanto en el campo se está abandonando la tradición milenaria del cultivo de arroz en favor de las frutas y los vegetales, lo que está teniendo un profundo detrimento en la calidad del suelo y la contaminación de las aguas. Después de cinco años de esos cultivos, el suelo se está haciendo más ácido y estéril, mientras que se incrementan los contenidos de nitrógeno y fósforo, debido al excesivo uso de fertilizantes (más del doble de los fertilizantes usados en Estados Unidos por hectárea), a consecuencia de lo cual se están incrementando las epidemias de hongos difíciles de tratar.

Desde 1998, las áreas dedicadas al cultivo de granos en China, han disminuido en un 15%. Recientemente Beijín confirmó que durante este tiempo las cosechas de granos han disminuido en un quinto, mientras que se espera que la demanda del presente año supere a la producción en 37 millones de toneladas. Esto ya esta pesando sobre el mercado de los granos, que en término general, han subido en un 30% durante el presente año y se espera que en la medida que siga creciendo la demanda, se sigan incrementando aún más los precios (New Scientist, Septiembre 18, pág. 6, 2004).

De alguna manera el mercado esta distorsionado. Mientras los precios de los granos, como el trigo y el arroz, están controlados por el estado, el incremento del nivel de vida en la ciudad hace que los habitantes estén capacitados para pagar mayores precios por las frutas y los vegetales. Esto a su vez esta repercutiendo en el campo, induciendo un cambio en los cultivos que ahora se hacen mas rentables.

Como consecuencia de ello, en la última década, los campesinos han convertido 13 millones de hectáreas, pasando del cultivo de granos a la plantación de frutales y al cultivo de vegetales. Este enorme cambio, es el que esta deteriorando los suelos. Según los investigadores del Instituto de Ciencias del Suelo en Nanjing, se está haciendo dramáticamente más ácido, habiendo caído el pH de 6.3 a 5.4 en 10 años. Mientras tanto el nitrógeno del suelo, ha subido cuatro veces, mientras que el fósforo se ha incrementado diez veces (Environmental Geochemistry and Health, vol.26, pag. 97 y pág. 119, del 2004). Los cambios de la química del suelo han sido también culpables de una dramática disminución de las bacterias del suelo y la proliferación de hongos. El deterioro es aún peor cuando el cultivo se hace bajo plásticos.

Ello está comenzando a impactar en las cosechas. "Algunas plantas muestran crecimiento anormal, con frutos deformados, o presentan enfermedades difíciles de controlar con los pesticidas convencionales", dice Cao Zhihong del Instituto de Ciencias del Suelo. A éste hay que agregar la contaminación de las aguas de bebidas con nitratos y fosfatos, cuyos contenidos están muy por sobre las normas del gobierno. "Cualquier cosa que altere la actividad microbiana del suelo, también a largo plazo va a afectar su productividad", dice Rui Yin, coautor de los trabajos.


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