Aquella tragedia fue debida al desprendimiento de cerámicas del fuselaje de la nave, las que le sirven de protección térmica durante su desplazamiento en la atmósfera. Ello condicionó el calentamiento de la nave, cuando reingresaba a la atmósfera, lo que en definitiva terminó en la desintegración total de ella. Ahora se teme que con el Discovery se esté repitiendo lo mismo. La NASA está preocupada, dado que se pudo comprobar que durante el lanzamiento se desprendió otra vez un gran trozo de material aislante del tanque de combustible externo, además de desprendimientos de pequeños fragmentos cerámicos del fuselaje de la nave. Tanto es la preocupación, que NASA ha afirmado que no habrá nuevos lanzamientos hasta que esto no se resuelva. “Hasta que estemos listos, no volveremos nuevamente al espacio” declaró Bill Parson, Director del programa de vuelos espaciales.

Pero el viaje de la nave ha continuado y ya se ha acoplado a la Estación Espacial Internacional. A su vez la tripulación ha comenzado a examinar los posibles daños sufridos por la nave. Para ello desplegó un brazo de 15 metros para examinar las alas y el morro.

Consultada la comandante Collins antes de embarcarse si ella consideraba que si se producían daños como los anteriores, ahora podrían estos detectarse y repararse, contestó que en la estación espacial existían suficientes capacidades para hacerlo. “Pero si no se pudiesen reparar, se podría enviar desde la Tierra una misión de rescate”, agregó. Según la NASA, el trasbordador Atlantes está listo para despegar. Pero los vuelos se han suspendido hasta nuevo aviso. Habría que hablar con los rusos.