Las células del embrión no son iguales
( Creces, Abril 2005 )

Hasta ahora se pensaba que todas las células de un embrión de mamífero eran iguales. Pero estudios recientes parecen señalar que ya en las primeras divisiones éstas se comienzan a encaminar por vías diferentes.

Se sabe que el óvulo de las especies inferiores, como el de la "mosca de la fruta", no es homogéneo en su constitución interna, ya que en diferentes partes del mismo, se encuentran diferentes concentraciones de ciertas moléculas. Cuando el óvulo por primera vez se divide, las células hijas ya están marcadas y usan estas diferentes concentraciones como referencias, comenzando a diferenciarse para llegar a formar partes diferentes del embrión. Esto es inflexible, de modo que si se divide el óvulo en dos partes iguales, no resultan mellizos. Por el contrario, una parte representa la región dorsal y la otra la región frontal del mismo.

Por el contrario, los embriones de mamíferos parecían más flexibles. Si a un embrión de rata, en la etapa de dos células, se le destruye una, todavía se puede lograr que se llegue a formar una rata completa a partir de la célula restante. Esto es lo que originalmente ha llevado a la idea de que las células embrionarias de mamíferos son totipotenciales, capaces de diferenciarse hasta cualquier tipo de tejido y células.

Sin embargo estudios recientes plantean algunas dudas. Magdalena Zernicka-Goetz y su equipo del Wellcome Trust Cancer Research de Inglaterra, han observado que en el embrión de mamífero, ya en la etapa de cuatro células, hay diferencias entre unas y otras (Development vol. 132, p.479, 2005).

Los investigadores toman embriones de ratas en la etapa de dos células y marcan una con un colorante, de modo que pueden seguir su destino. Encuentran que en la mayor parte de los embriones, una de las células se divide en el "meridiano" longitudinal del óvulo, mientras que en otras se divide a través del ecuador. Si primero sucede la división longitudinal, las células de esta división van a formar el cuerpo de la rata, mientras que las de la posterior división se van a formar la placenta.

En el paso siguiente, los investigadores separan las células en cuatro y hacen nuevos embriones usando las células, ya sea sólo las provenientes de la división longitudinal, o sólo las de la división lateral. Después de implantarlas, el 85% de los embriones longitudinales se logran desarrollar a término. En cambio sólo el 30% de las células laterales se desarrollan a término.

Aun cuando esto no prueba que los óvulos de rata contengan diferentes concentraciones de determinadas moléculas en su interior, como sucede con el óvulo de la mosca de la fruta, sí sugiere que las células primarias del embrión de mamífero, después de todo, no serían totipotenciales. "Ya en la etapa de cuatro células hay diferencias en sus potencialidades de desarrollo", señala Zernicka-Goetz. Parece que hay algo en el óvulo del mamífero que influye en el destino de las células primitivas. Sin embargo ello no es tan definitivo, ya que estas son capaces de adaptarse y enmendar rumbo si algo anda mal.

Estos hallazgos prenden una luz roja para aquellos que están pensando en extraer células del embrión para cultivarlas y desarrollar en ellas los tests genéticos. Sin embargo el mismo Zemicka-Goetz piensa que la flexibilidad de las células longitudinales permitirían remover una o dos, sin producir un problema serio en el embrión (New Scientist, Marzo 2005, pág. 15).



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