El ladrón goloso deja su DNA
( Creces, Abril 2005 )

Es una extraña costumbre de los ladrones o criminales que entran a las casas y que después de cometido su delito se sienten tentados a comer cualquier cosa que encuentran a mano, sea este un pastel, un pedazo de queso o una zanahoria. Lo que es más curioso, es que no se lo comen entero, sino que dejan partes en algún lugar. Ahora estos restos pueden ser su perdición. A partir de ellos se puede identificar al autor.

Por años los odontólogos forenses han estado examinando estos restos alimenticios para ver si pueden individualizar al ofensor por la huella que dejan en la mascada. Ahora hay algo más contundente: identificar el DNA del intruso

Heather Zarsky e Ismail Sebetan de la Universidad de la Jolla en California, se les ha ocurrido determinar las huellas de DNA que quedarían en la mascada del alimento. Han examinado trozos de pizzas, alas de pollos, costillas, manzanas, zanahorias y quesos. En ellos logran recuperar las huellas del DNA que deja la mascada, en el 46% de los casos. Los alimentos más adecuados son las manzanas, las zanahorias, los quesos y las pizzas. En cambio en el chocolate no quedan huellas. Los resultados del estudio lo presentaron recientemente en la reunión del American Academy of Forensic Science, que se celebró en New Orleans, Louisiana.


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