Se necesita saber más de la farmacogenetica de cada droga
( Creces, Mayo 2005 )

La respuesta a cada droga es variable en cada persona y esta condicionada en gran parte por la estructura del genoma correspondiente. El desconocer este hecho incrementa el riesgo para los enfermos y al mismo tiempo incrementa los costos de salud.

En algunas personas una determinada droga puede tener un magnífico resultado, mientras que en otras la misma puede no tener ningún efecto, o incluso ser mortal. La causa de esta reacción diferente está en los genes. Si bien es cierto que el 99% de los genes de la especie humana son semejantes, sin embargo en un mismo gene pueden existir una o más variaciones en la secuencia de las bases del DNA, lo que pueden afectar la respuesta frente a una determinada droga. Estas variaciones son lo que se ha llamado "polimorfismo de un simple nucleótido" (SNP en inglés), que en la proteína que el gene codifica, resulta en definitiva con uno o más aminoácidos cambiados. Muchas veces ese cambio basta para que la proteína (enzima) disminuya o pierda su actividad, afectándose así el proceso metabólico respectivo.

Un buen ejemplo es lo que sucede con la codeína, que en realidad es una pro-droga: su acción se puede realizar sólo después que el organismo la transforma en morfina. Pero en una de cada diez personas, no funciona la enzima responsable, porque un aminoácido diferente dificulta su acción. Para estas personas, la codeína no tiene ningún efecto.

Otro ejemplo de efectos diferentes frente a una misma droga se ha podido constatar en niños que padecen de leucemia linfoblástica aguda, que son tratados con una droga muy efectiva, la 6-mercaptopurina (6-MP). Se trata de una droga que actúa interfiriendo en la síntesis de DNA. Para algunos enfermos su efecto es milagroso, pero para otros es fatal. El problema está en que si la droga se acumula en el organismo puede producir un efecto tóxico fatal. Pero para eso esta el hígado, que en este caso, por medio de una enzima puede actuar sobre la droga, inactivándola. Pero en 1 de cada 300 personas, la enzima no funciona y no se detoxifica la droga 6-MP. Si algún paciente con leucemia linfoblástica aguda la enzima no funciona, la droga se acumula y el enfermo puede fallecer por su toxicidad.

Constantemente con nuestros alimentos estamos ingiriendo diversas substancias contenidas en los vegetales, que muchas veces son tóxicas. A las plantas les es útil disponer de estas substancias tóxicas ya que les sirven para defenderse de sus predadores. Cuando nosotros las ingerimos con los alimentos, ellas son inactivadas en el hígado mediante diversas enzimas. Cuando alguna de estas enzimas presenta un SNP que la inactiva, se puede retardar o anular el proceso detoxificador. Cuando ello ocurre, la persona sabe que un determinado vegetal le cae mal (Medicamentos de acuerdo a las variaciones genéticas).

Un ejemplo menos nocivo es lo que sucede cuando algunas personas al comer espárragos notan inmediatamente en su orina un olor especial. Otras en cambio pueden comer cualquier cantidad de espárragos y no notan ningún olor. El olor en la orina es debido a que su hígado produce una enzima llamada "ester tiometilado", cuya estructura ha sido cambiada y no actúa sobre el compuesto químico que da el olor tan especial y este se elimina por la orina. En los segundos, el ester tiometilado es normal y actúa correctamente sobre este mismo compuesto, inactivándolo en el hígado.

Si bien la mayor parte de las veces estas diferencias genéticas en la secuencia de una base del DNA no tiene mucha importancia, en otras puede ser muy riesgosa. Recientemente se ha afirmado que en Inglaterra mueren en los hospitales un promedio de 10.000 personas al año por drogas inapropiadas (New Sientist, Marzo 26 del 2005, pág. 23). En Estados Unidos se señala que cada año mueren 100.000 enfermos por igual causa.

Ello no es de extrañar, dada la gran variedad de medicamentos que se utilizan en la farmacopea actual. Para muchas enfermedades, como la hipertensión o la epilepsia, están disponibles numerosos y diferentes fármacos. Muchas veces los médicos ensayan diferentes drogas hasta que encuentran una o una combinación de ellas que funcione mejor.

Los médicos, por el método de ensayo y error, no sólo seleccionan los fármacos más apropiados, sino que de igual modo determinan las dosis de un determinado fármaco. En muchos casos, incluyendo las drogas antidepresivas, las antisicóticas, antiepilépticas y los opiáceos como la morfina, llegan a las dosis apropiadas después de muchos ensayos, causando sufrimientos innecesarios a los pacientes.

Las causas que sean diferentes las dosis activas, también parecen estar básicamente en el DNA de las personas. En ocasiones las diferencias en las dosis activas pueden ser importantes. Así por ejemplo, algunas pacientes metabolizan la fluoroxetina (Prozac) más rápido, y a veces necesitan dosis hasta cuatro veces superiores con relación a los pacientes que la metabolizan más lentamente. A pesar de conocer estas diferentes respuestas, nadie se detiene a analizar la velocidad de metabolización de ellas antes de prescribir la droga en cada caso. Sin embargo, aun cuando ya se conocen por lo menos 50 diferencias genéticas que pueden afectar la respuesta de las drogas, los médicos no utilizan esta información. Más aun, muchos médicos ni siquiera saben que estas diferencias existen. La verdad es que falta mucha investigación básica necesaria para determinar las implicaciones clínicas de las variaciones frente a las drogas.

La fármaco-genética (tolerancia genética a los fármacos) es una disciplina que se conoce por más de 50 años, por lo que ya debiera tomarse en cuenta este hecho. El problema parece estar en la industria farmacológica, a las que no se les exige este tipo de estudio antes de aprobar su uso, el que por lo demás sería muy caro. Ello no sólo es un riesgo para los enfermos, sino que incide significativamente en el costo de los hospitales. En un estudio reciente en Inglaterra se señala que estas diferencias han costado 466 millones de Libras esterlinas al año (más días de hospitalización y complicaciones).

Cada vez se está haciendo más evidente la necesidad de investigación de factores genéticos en la respuesta a las diferentes drogas. Para ello se va a requerir de estudios prospectivos, al mismo tiempo que mayor entrenamiento de los médicos y más cooperación entre la industria y la academia para conocer la fármaco-genética de cada nueva droga. Sin duda ello va a incidir en los costos de las drogas, pero va a ahorrarse en los tratamientos y en los riesgos.



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