Se podrían lograr óvulos humanos maduros en gran cantidad
( Creces, Mayo 2005 )
Hay que reconocer que de una nueva técnica que permite cultivar óvulos fuera del organismo, a partir de raspados de la superficie del ovario de una mujer, ha sido recibido con escepticismo. Más aun, si los autores afirman que mediante ella se pueden disponer de óvulos en las cantidades que se deseen.
Para los médicos que trabajan en fertilidad, esta posibilidad les llegaría del cielo. Ellos saben de las dificultades, los riesgos y las muchas molestias que involucra el coleccionar óvulos para la fertilización in vitro, que en el caso que todo ande bien, rinde sólo unos pocos. Tampoco se le puede garantizar a la mujer su futura fertilidad con muestras de su propio tejido ovárico congelado desde cuando ellas eran jóvenes.
Las dudas son justificables, dado que hasta ahora nadie había sido capaz de cultivar óvulos en el laboratorio, y menos partiendo de cortes de ovarios que contienen células ováricas inmaduras. Hasta ahora se había demostrado imposible mantener vivo el tejido ovárico por seis meses para que maduraran los óvulos.
Ahora un equipo dirigido por Antonin Bukovsky de la Escuela de Graduados de Medicina de la Universidad de Tennessee, ha publicado un trabajo en que afirma haber producido en sólo cinco días óvulos listos para ser fertilizados. Todo lo que el equipo hizo, fue cultivar células superficiales del ovario de cinco mujeres, cuyas edades fluctuaron entre 39 y 52 años, en un medio que contenía la hormona estrógeno.
Bukovsky piensa que las células de la superficie son células progenitoras que pueden producir cantidades ilimitadas de óvulos, junto con las células que los nutren y que les forman los folículos que los envuelven. Según Bukovsky, estas progenitoras son comparables a las células de los testículos que producen espermios durante toda la vida.
La pregunta es por qué esta trascendente noticia se ha publicado en "Reproductive Biology and Endocrinology (DO1:10.118671477-7827-3-17), una pequeña publicación científica editada por el propio Bukovsky. El afirma que la mandó a otras revistas y dos equipos de pares revisores lo tramitaron.
(New Scientist, Mayo 14 del 2005, pag. 13).