Las células troncales cancerosas son las que se multiplican y forman el tumor
( Creces, Junio 2005 )

Todo parece indicar que en un tumor, es un pequeño número de células troncales las que dan origen a todo el resto de células cancerosas. Ello es una noticia interesante, ya que sugiere que sólo bastaría matar a las células cabecillas, para detener el crecimiento de tumores cancerosos. "Sólo sería un pequeño número de células las que mantienen creciendo a un tumor, y a ellas habría que destruir", dice Peter Dirks del Hospital de Niños de la Universidad de Toronto, en Canadá.

Por años se ha sabido que en las leucemias, son unas pocas células específicas las que juegan un rol importante. Son ellas las que en la médula ósea inducen la producción de muchos glóbulos blancos. Es cierto que es el exceso de glóbulos blancos el que en definitiva mata al enfermo, pero también es cierto que bastaría con matar a las pocas que se están dividiendo para curar la enfermedad.

Hasta ahora se pensaba que en los tumores sólidos, a diferencia de las leucemias, eran todas sus células las que se estarían dividiendo y multiplicando. Pero estudios recientes sugieren que también en estos tumores (los de mama por ejemplo), las células troncales cancerosas serían las que se dividen. También Dirks ha encontrado lo mismo en tumores cerebrales, y parece ser que igual sucede en muchos otros tipos de tumores. Estos hallazgos han hecho pensar que la presencia de células troncales progenitoras sería un fenómeno generalizado para todos los tumores y que ellas serían las culpables del crecimiento.

Esto también obliga a pensar otra cosa: en todos los tejidos, normalmente se están produciendo células troncales, que continuamente se dividen renovando así constantemente las células del tejido. Pudiera ser que alguna de estas sufriera una mutación y diera origen a un tumor (Las células troncales y el Cáncer). Ello es una voz de alarma para los que pretenden usar células troncales para reparar tejidos dañados.

En el último estudio de Dirks, observa que ubicando y separando unas muy pocas células que tienen una proteína de superficie llamada CD133, y posteriormente inyectándolas en el cerebro de una rata, dan origen a un tumor. Al examinarlo, observa que contiene una enorme cantidad de células cancerosas de todo tipo.

Por el contrario, otras células del mismo tumor, que no contienen la proteína CD133, al inyectarlas en el cerebro de la rata, no son capaces de formar un nuevo tumor, aunque se inyecten hasta 100.000 células (Nature, vol. 432, pág. 396). Si bien es cierto que sobreviven, no crecen fuera de control, ni forman un tumor. "Siempre habíamos pensado que todas las células cancerosas eran agresivas, pero ahora sabemos que sólo las que llevan la proteína CD133, son las malas", dice Dirks.

Este hallazgo cambia completamente los planteamientos terapéuticos. Así se explica el por qué el tratamiento químico muchas veces falla, ya que con esas drogas se matan muchas células secundarias y seguramente que quedan vivas algunas de las que contienen en su superficie la proteína CD133, que se vuelven a reproducir rápidamente. De aquí en adelante habrá que cambiar de estrategia y desarrollar drogas (anticuerpos monoclonales u otros) que vayan directamente a matar a las células perversas. Ello es realmente una nueva e interesante posibilidad.



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