Si bien es cierto que el dilema es cada vez más frecuente, ha estado siempre presente. Ya en el año 400 antes de Cristo, Hipócrates enseñaba a sus discípulos a "no dar a nadie medicinas mortales", y ello a pesar de la actitud relativamente permisiva del suicidio de la antigua Grecia. Filósofos como Platón y Aristóteles, sostenían lo inadecuado que resultan aquellos esfuerzos médicos que sólo logran prolongar los sufrimientos. Los médicos griegos aprendían a reconocer aquellas situaciones en que la naturaleza está de tal modo enferma, que inevitablemente conlleva al término de la vida humana.

La cristiandad siempre ha reprobado el suicidio y ya en el siglo IV, San Agustín señalaba tajantemente; "no matarás", lo que ha sido interpretado como una condena tanto al asesinato, como también al suicidio. La iglesia católica específicamente condena la eutanasia, como muchas veces lo señaló el Papa Juan Pablo II (El Papa Juan Pablo II y el Presidente Bush).

En la actualidad, bajo el concepto de eutanasia, se engloban varias situaciones diferentes que es necesario aclarar. Uno de ellos es lo que efeumísticamente se ha llamado la "muerte misericordiosa", que no está bien definida, pero que la opinión pública parece aceptar. Previamente a analizar éstas y otras tendencias, se hace necesario aclarar y definir los conceptos, que representan diferentes circunstancias:

Suicidio asistido: Cuando alguien recibe ayuda para quitarse la vida.

Suicidio asistido por médico: Cuando un médico ayuda a alguien a quitarse la vida, prescribiéndole drogas letales, que el enfermo toma por su cuenta

Eutanasia: Cuando otra parte, ajena al enfermo, desarrolla la acción, la que puede ser activa o pasiva.

Eutanasia activa: Cuando una acción activa lleva a la muerte, como cuando directamente se le administra el medicamento letal.

Eutanasia pasiva: Cuando se le retira una sonda de alimentación o cuando se le deja de prescribir una droga. También llamado, retiro de tratamiento, lo que generalmente es legal.

Muerte asistida: Denominación efeumística para suicidio asistido y eutanasia activa.

Indicación anticipada: Cuando se ha desarrollado un plan previamente diseñado por alguien que desea se realice en caso que llegue a estar incapacitado. Por ejemplo, si está en coma.


Tendencia en diferentes países

Suiza tiene una larga historia de permitir el suicidio asistido. Es el único país donde esto es legal, aun cuando la eutanasia no esta explícitamente aceptada. Se trata de una ley del año 1942, en que se señala que sólo es ilegal ayudar a alguien a suicidarse, si la acción es inducida por motivos egoístas, lo que se interpreta como que la ayuda desinteresada no es penalizada. Siendo este el único país en que esto se permite, son numerosas las personas que viajan a Suiza para que las ayuden a morir.

La muerte asistida parece ser frecuente en Holanda, donde las cortes desde los años 70, han aceptado tanto el suicidio asistido, como también la eutanasia. Ello ha sido formalmente legalizado en el año 2002, después que la Asociación Médica Holandesa insistió que los médicos necesitaban una protección legal.

En los Estados Unidos, el suicidio asistido ha sido discutido en varios estados, incluyendo California y Michigan, pero sólo se ha legalizado en Oregon, desde el año 1997. A nivel del Gobierno Federal se han hecho varias tentativas para convertirlo en ley, pero han fracasado. En el año 2002 la eutanasia realizada por médicos se legalizó en Bélgica, pero no el suicidio asistido. En el resto de los países, por lo general está prohibida tanto la ayuda para suicidarse, como la muerte asistida (ver recuadro).

Las causas por las cuales alguien desea su propia muerte han sido muy variadas. Según Exit, una organización suiza que ha ayudado a muchos suicidios, señala que en el 70% de los casos, los pacientes padecen de cáncer. Otras causas son enfermedades cardiacas, SIDA, alteraciones neurológicas como enfermedades motoras. Otras veces es porque busca alivio a fuertes dolores crónicos, ahogos o dificultades respiratorias crónicas, sofocaciones, nauseas y vómitos incoercibles.

Así como hay partidarios, hay también oponentes a las muertes asistidas y la eutanasia, tanto por razones morales, como religiosas. Sostienen que en lugar de ella, debe ayudarse a los enfermos con cuidados paliativos y asistencias prácticas para que no se sientan abandonados durante la etapa crítica de su muerte. Sostienen también que el autorizar la muerte asistida, puede llevar a abusos, extendiéndose la práctica a personas que no pueden decidir por si mismas, como pacientes de Alzheimer, o niños con defectos de nacimiento.

También se teme que la eutanasia se lleve a efecto en personas que no la hayan solicitado, como ya se ha comprobado en numerosas ocasiones en Holanda. Sin embargo las estadísticas en ese país muestran que los suicidios asistidos han permanecido estables en cifras de 2.7 % del total de las muertes (The Lancet, vol. 362, pág. 395).