Las inestabilidades del genoma serian las causantes del cáncer
( Creces, Julio 2005 )
Casi todas las células cancerosas presentan un incremento o disminución del número de cromosomas. Hasta ahora esto se interpretaba como una consecuencia del cáncer. Una nueva investigación demuestra que estas alteraciones en la división cromosomica, pueden ser la causa del cáncer.
Casi todas las células cancerosas, en el proceso de multiplicación celular, han ganado o perdido un cromosoma. A pesar de la confusión genética que esto causa, los científicos durante más de una centuria han estado en desacuerdo si estas anormalidades cromosómicas u otros tipos de inestabilidades genómicas, como las causadas por reparaciones de los defectos del DNA, son causantes del cáncer, o son simplemente el resultado de él. Una publicación reciente aparecida en el "National Genetics" (2004), afirma que un tipo de cáncer observado en niños, se debe a que una mutación de un gene comprometido en asegurar el traspaso de célula a célula de un número adecuado de cromosomas, falla y las células terminan con más cromosomas que los que le corresponde.
Según Bert Vogelstein, oncólogo del Johns Hopkins University School of Medicine, en Baltimore. Afirma que la relación entre inestabilidad cromosómica y el cáncer, es ahora incuestionable. "Esta publicación va a estimular muchas investigaciones para aclarar si mutaciones en genes responsables de mantener la integridad cromosómica, contribuyen también a la aparición de otros tipos de cánceres"
En 1914, el biólogo alemán, Teodoro Boveri, notó que las células cancerosas que él había estudiado, contenían un número anormal de cromosomas, un estado que los genetistas llaman "aneuploideo". La observación lo llevó a postular que esta anormalidad cromosómica era la causa del cáncer. Pero de allí en adelante fueron apareciendo muchas otras investigaciones que mostraban que bastaban mutaciones en "oncogenes específicos", como también en "genes supresores de tumores", para que se iniciara un cáncer (El cáncer está en los Genes), por lo que la teoría aneuploidea de Boveri fije pasando de moda.
Ahora las cosas vuelven atrás, debido a una serie de estudios de la última década, relacionados con la inestabilidad genómica. Así por ejemplo, se ha demostrado que alteraciones en los genes necesarios para reparar el DNA, son causantes de algunas formas de cáncer hereditario del colon, o del cáncer de la piel (DNA necesita de constante reparación). Sin embargo, respecto a esto último, los científicos están divididos acerca de si la inestabilidad genómica sucede tempranamente como causa del cáncer, o ella sucede más tarde, o aun si esta es un requisito o no para que aparezca el cáncer.
En la publicación aludida (Nature Genetics), Nazneen Arman, del Instituto de Investigación en Cáncer en Sutton (Inglaterra), estudia el DNA de ocho familias con un mosaico de variedades aneuploideas, una enfermedad genética, en que más del 25% de las células de los pacientes son aneuploideas, y que además presentan una alta frecuencia de canceres del tipo de "rabdomiosarcomas" y "leucemias". En cinco de estas familias identificaron un niño con una mutación en ambas copias de genes llamados BUBIB. Los cinco tenían una alta proporción de células aneuploideas, y dos de ellos ya habían desarrollado cáncer. El gene mutado en estos niños, codifica una proteína que ya antes se había demostrado que regulaba el normal paso del número de cromosomas adecuados de célula a célula. Este nuevo trabajo es el primero en demostrar que los defectos del gene BUBIB, u otros necesarios para asegurar una normal partición de cromosomas, llevan a un cáncer.
"Esto indica que las células aneuploideas son una causa directa del cáncer y no su efecto", dice Arman. Más aún, si la alteración aneuploidea aparece en edades tempranas.
Sin embargo William Dove, genetista de la Universidad de Wisconsin, Madinson, advierte que la presencia de una inestabilidad aneuploidea no necesariamente significa que vaya a terminar en un cáncer. Estos hallazgos sólo muestran que la aneuploidea puede ser la causa de un cáncer. Pero eso ya es interesante y diferente a lo que se estaba afirmando hasta ahora (Science, vol 306, pág. 389, 2004).