La fábula de las efímeras: evolución del universo. Vida de las estrellas
( Publicado en Revista Creces, Agosto 1996 )

Miramos el cielo cuajado de tintineantes estrellas y todo se ve tan estático, Pareciera que sus componentes son fijos y permanentes. Así lo vieron nuestros padres y nuestros abuelos y todos los hombres desde que la historia comenzó a escribirse y transmitirse. Sin embargo los científicos afirman que no es así, que el Universo tuvo un nacimiento y que desde entonces continúa expandiéndose y evolucionando. Que esas estrellas estáticas también tienen un ciclo: nacen brillan y mueren. Pero todo esto tiene que deducirse de observaciones indirectas. El hombre no ha visto ningún cambio. De repente coincide que una estrella entre millones estalla: "una super nova". Después todo parece igual y no hay más cambios.

Pero queremos saber más para entender todos los misterios del Universo. El problema está en que los cambios se dan en otra dimensión del tiempo, que ni siquiera podemos imaginar.

Tal vez nosotros nos podemos comparar a aquellos delicados insectos, los "efemeropteros», de alas delgadas, membranosas y transparentes. Son los efemeros o efímeros, hermosos de contemplar en su vuelo, pero maldecidos por su período de vida trágicamente corto.

Deben vivir toda su vida en término de unas pocas horas, como el tiempo que la Hada le concedió a Cenicienta en el baile real.

Imaginemos que existiera una especie de efímeros inteligentes. ¿Qué pensarían ellos de su pequeño mundo del bosque que los rodea? Durante cientos de años se han multiplicado y revoloteado en dicho lugar. Como es tan corto el tiempo que viven, seguramente que pensaría que su bosque es inmutable. Su pensamiento sería lógico, ya que ninguno de ellos ha vivido lo suficiente como para notar algún cambio. Ellos jamás podrán saber que la floresta cambia. Nunca podría saber que los árboles tienen semillas y que de allí nace una pequeña mata, que crece y será más tarde un gran árbol, que a su vez deberá envejecer y morir. Ellos simplemente pasan por un bosque, cuyo dinamismo jamás podrían percibir.

En forma semejante podemos llegar a creer que los componentes del Universo son inmutables y eternos. Ha sido solo durante las últimas décadas que hemos comenzado a tratar de entender la dinámica de cambio del Universo. Hemos comenzado a aprender que los objetos que observamos esparcidos a través del espacio (estrellas y nebulosas) no se encuentran separadas y dispuestas al azar. Tal como en el bosque de las efímeras, tales elementos nos hablan de interacción cósmica y evolución en una vasta escala. Ahora comenzamos a darnos cuenta de que las estrellas dan la ilusión de ser inmutables solo porque los cambios en la vida de una estrella están separados por cientos de millones o billones de años.


Misterios estelares

Aunque ahora los astrónomos tienen un más sólido entendimiento del ciclo de la vida de las estrellas, permanecen aún sin resolver profundos misterios. Por ejemplo, las estrellas no están esparcidas fortuitamente a través del espacio. Están agrupadas en conjuntos de estrellas que nosotros llamamos galaxias.

Una galaxia típica, tal como nuestra Vía Láctea, mide 100.000 años luz de diámetro y contiene varios cientos de billones de estrellas.

Cada una de ellas emite su luz propia, porque cada una de ella es como un Sol. ¿Por qué es así? ¿Por qué el universo elige concentrar su materia visible en un conjunto del tamaño de una galaxia? ¿De dónde provienen las galaxias? ¿Tienen ellas igual que las estrellas, ciclos de vida?

Atisbando por ahí, como las efímeras dentro de su floresta, los seres humanos vemos un amplio rango de objetos galácticos desparramados a través del Universo. Hay hermosas galaxias en espiral con sus majestuosos brazos arqueados. Otras elípticas o amorfas. Están los misteriosos quasares, brillando con luz inconcebible, y existen galaxias cuyos corazones son fuentes de enormes cantidades de energía. ¿No son estos cuerpos el equivalente de los árboles, los retoños, los leños y las hojas del bosque de las efímeras?

Muchos astrónomos tienen la esperanza de que pronto podremos conocer el enigma de las galaxias. Estas respuestas cósmicas parecen seguramente titánicas en comparación con nuestro pobre conocimiento actual de la evolución de las estrellas.

Para algunos estos tópicos pueden aparecer como deprimentes. Se escucha como el astrónomo habla de millones de años y más comúnmente de "parsecs" (cada uno de los cuales equivale a 3.262 años luz), y se sienten completamente empequeñecidos y deprimidos por el inmensurable alcance cósmico del espacio y del tiempo. Sorprendentemente ven la astronomía como dándonos una triste y desconsolada vista de la humanidad.

Nosotros que tendemos a creernos tan importantes, según la astronomía, somos solo microbios insignificantes posados en una pequeña roca que órbita alrededor de una estrella indistinta. Nuestras insípidas vidas duran sólo un instante y nuestros planetas sólo una partícula sin importancia.

Por supuesto que somos pequeños, pero debemos mirar las cosas en otra forma, En nuestro pequeño planeta ha sucedido algo extraordinario, que a lo mejor también ha sucedido en alguna otra parte (nadie lo sabe): las moléculas se han dispuesto en forma que han logrado interactuar y producir la vida. Más aún, se ha llegado a formar una criatura que puede pensar. Esa maravillosa criatura parece estar inmersa en un universo de materia inerte. Si ello lo hizo un Ser superior, loado sea. Si es así, podemos contemplar y admirar el resto de su creación. Tal vez algún día nos será permitido comprender toda esta maravillosa realidad.


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