El peligro de los asteroides
( Publicado en Revista Creces, Diciembre 1996 )

En 1994 los astrónomos presenciaron un show espectacular cuando fragmentos del cometa Shoemaker Levy 9, se incrustaron en la superficie del planeta Júpiter. Muchos cientos de millones de años atrás parece que la Tierra también sufrió un bombardeo similar. Huellas de ellos han sido descubiertas en Africa y Norte América, presumiblemente producidos por choques de asteroides o cometas.

En Chad (Africa), por medio de un radar de un satélite de NASA, se detectaron tres grandes cráteres de varios kilómetros de diámetro, que habían estado ocultos por arenas del Sahara. Se piensa que corresponden a huellas dejadas por el choque de un asteroide de aproximadamente un kilómetro de diámetro. Un hallazgo semejante, también se ha reportado en Estados Unidos, donde se detectaron ocho cráteres en línea, entre Kansas e Illinois, que hasta entonces se habían estimado como antiguos volcanes, pero que parecen mas bien restos de impactos de asteroides que habría chocado hace 300 millones de años.

Otro enorme cráter se ha evidenciado también en las profundidades del mar en la provincia de Yucatán en el Golfo de México. Este habría correspondido a un choque sucedido hace 65 millones de años atrás, y probablemente corresponde al asteroide que hizo desaparecer a los dinosaurios en esa misma época, de acuerdo a hipótesis de científicos.

Todo esto hace pensar que han sido numerosos los choques de asteroides o planetas de diversos tamaños que han estado impactando a la Tierra en diversas épocas y que con el tiempo sus huellas se han ido borrando. Por ello, muchos estiman que no sería raro que lo sucedido al planeta Júpiter pudiera sucedernos a nosotros en cualquier momento. Duncal Steel, que esta a cargo del programa de rastreo de asteroides en Australia, afirma que el riesgo de morir por un choque de asteroide es 1 en 5000. Esta cifra la basa en cálculos que presumen que cada 100.000 años choca con la Tierra un asteroide de un kilómetro de diámetro. Si esto sucediese, las consecuencias serían desastrosas y las probables muertes, con la densidad demográfica actual de la Tierra, podrían ser de cientos de millones, dependiendo del lugar en que impactara. El mismo investigador afirma que si cayera al Océano Pacífico un objeto entre 100 y 200 metros de diámetro, generaría un tsunami con olas de 100 metros de alto, la que se desplazaría hasta 1000 kilómetros de distancia. En mayor o menos grado, ello afectaría a todas las ciudades de la costa del Pacífico, produciendo grandes estragos en ellas. La posibilidad de que esto ocurra en el próximo siglo, sería de 1 a 100(New Scientist, Octubre 12, pag.10, 1996).

Es por ello que este riesgo ha sido tomado en serio por el Pentágono que esta proyectando una misión que costará 120 millones de dólares y que tiene por objeto estudiar la posibilidad de desviar o destruir en el espacio, cualquier cometa o asteroide que amenace chocar con la Tierra.

Edward Teiller, el controvertido físico nuclear norteamericano, padre de la bomba de Hidrógeno, ha sugerido destruir el asteroide que se dirija a la Tierra, disparándole un misil con una bomba nuclear. Pero el Pentágono piensa que no es necesario ser tan drástico. Bastaría un proyectil de 20 a 30 toneladas para desviarlo de su curso y evitar un choque con la Tierra.

Con todo, algunos científicos piensan que es prematuro este ensayo y que esos recursos debieran emplearse más bien en instalar en la Tierra un sistema de vigilancia que permita detectar cualquier objeto que en su trayectoria amenace chocar con la Tierra. Como una segunda etapa se podría ensayar la destrucción o desviación de asteroides peligrosos.


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