Investigación con embriones humanos sin objeciones éticas
( Creces, 2006 )

Nuevas investigaciones tratan de esquivar las objeciones éticas del uso de células embrionarias humanas destinadas a tratar enfermedades degenerativas. Aquí se describen dos técnicas que creen salvar dichos obstáculos.

Se trata de dos técnicas que según los autores permitirían disponer de una célula embrionaria sin que se afecte el teórico futuro embrión. Frente a estas nuevas técnicas aún no se han pronunciado los que se oponen por razones éticas a la manipulación de embriones. Los autores esperan las voces del Vaticano, o la de consejeros de la administración del Presidente Bush (Investigación con Celulas Embrionarias Humanas en los Estados Unidos) y George W. Bush y la investigación con celulas embrionarias.

Se ha sostenido que las células embrionarias podrían usarse para producir tejidos terapéuticos con los que podrían repararse órganos dañados (Uso terapéutico de células embrionarias). Hasta hoy, casi todas las células troncales se obtienen de embriones humanos, durante las primeras divisiones del embrión, en la etapa denominada "blastocito", cuando aún es sólo un conglomerado de 100 o menos células. El problema es que si se le extrae una de ellas durante ese periodo de desarrollo temprano, existe un alto riesgo que el embrión muera, lo que constituye la principal objeción ética a la tecnología.

Ahora Bob Lanza y sus colegas del Advanced Cell Technology en Worcester, Massachusetts, afirman que han desarrollado una técnica para obtener la célula embrionaria, sin poner en peligro al embrión. Han trabajado con embriones de ratas los que han alcanzado la etapa de ocho células, y de allí le extraen una. Luego ésta se coloca junto a otras células embrionarias. Estas producen señales químicas que instruye a la célula solitaria para que se vuelva célula troncal embrionaria, la que puede posteriormente cultivarse para obtener un suministro inagotable de este tipo de células (Nature, DOI: 10.1038/nature 4277).

De acuerdo a los autores, el embrión con las restantes siete células, logran desarrollarse normalmente cuando posteriormente se implantan en el útero de una rata hembra. En 47 ensayos, 23 crecieron hasta llegar a ser una rata saludable. Igual porcentaje de éxitos se logran cuando se implanta un embrión con sus ocho células. Las células troncales que usa Lanza para gatillar el cambio en la célula embrionaria, pueden reemplazarse por células de un teratocarcinoma obtenidas de tumores, todo lo cual en nada dañan el embrión (ver figura superior). Los investigadores quieren ahora ver si el método también funciona en las personas. "Si esto es así, se habría eliminado la principal objeción ética de que debe destruirse una vida para salvar otra vida", señala Lanza.


La otra técnica

La otra técnica ha sido llamada por Rudolf Jaenisch y Alexander Meissner del Massachusetts Institute of Thecnology, técnica de "Transferencia Nuclear Alterada" (ANT, la sigla en inglés). Ella elimina la objeción ética de extraer células troncales de un embrión clonado. Básicamente consiste en remover el núcleo de un óvulo y reemplazarlo por el núcleo de una célula del donante, como por ejemplo el núcleo de una célula de la piel. Luego una corriente eléctrica induce a la célula alterada a desarrollarse en embrión, que es destruido cuando sus células troncales se cosechan usando una célula de piel del mismo paciente, las células troncales creadas en esta forma, pueden usarse para hacer coincidir los tejidos para esa persona.

Jaenisch y Meissner tomaron células de la piel de una rata y la infectaron con virus que bloqueaban la acción del gene Cdx2, que es un gene esencial para la formación de la placenta (ver figura inferior). Luego colocaron el núcleo de la célula en un óvulo de rata con el fin de crear un embrión modificado, que en teoría no era viable, por lo que no puede implantarse en el útero (Nature, DOI:10.1038/Nature 04257). La aplicación de una corriente induce al nuevo óvulo a desarrollarse hacia un embrión no viable. A este embrión se le pueden aplicar enzimas para desactivar el virus, asegurando que las células troncales así obtenidas puedan funcionar normalmente.

Ahora habrá que esperar la reacción de aquellos que ven con reticencia ética el uso de embriones humanos como fuente de células troncales.



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