Se acerca la selección de factores genéticos en humanos
( Publicado en Revista Creces, Noviembre 1997 )

A fines del año 1997, los lectores de Estados Unidos se sintieron sacudidos por un aviso de página entera que se publicó en los principales periódicos del país. Se ofrecían "Niños a la Orden", es decir, niños que se podrían encargar a voluntad de los padres. Los clientes, por métodos de ingeniería genética tendrían las características que ellos desearan: sexo, color de los ojos a elección como también color de la piel o cabello, de una talla deseada cuando adultos, o que no padecieran de enfermedades genéticas, ni fueran obesos, ni se les cayera el cabello prematuramente. Además, muchas otras condiciones intelectuales que ellos desearan. El aviso agregaba, además, un número telefónico para concertar una entrevista y una página de Internet para mayor información. En letra pequeña al final del aviso se daba la pauta de su objetivo real: Se trataba de promover la película de ciencia ficción próxima a estrenarse, denominada GATTACA (haciendo alusión a una secuencia de bases del DNA).

El aviso consiguió lo que quería: producir un gran impacto publicitario. Pero también obligó a pensar si será posible que el avance del conocimiento nos lleve hasta esta etapa.

La respuesta es positiva, porque ya se está logrando descubrir los genes que condicionan las diferentes características físicas y también intelectuales de un individuo, y en este campo se está avanzando a gran velocidad. En un par de años más ya se habrá descifrado gran parte del genoma humano (toda la información genética que incorporan nuestras células). El ser humano tiene entre 80.000 y 100.000 genes y ya se han individualizado y conocido su función en por lo menos 6.000. Llegar a conocerlos todos es sólo cuestión de tiempo. Más aún, ya se ha logrado también el desarrollo de tecnologías que permiten potenciar o inhibir determinado gen, y con ellas se están tratando numerosas enfermedades genéticas (ver Ingeniería Genética Revista Médica de Chile, 1996 )(Cómo anular genes por la terapia de antisentido) ¿Pero será posible impedir el uso más frívolo y materialista de estos avances? En todo caso, casi con seguridad esto estará disponible en un futuro próximo. Esta posibilidad sin duda que estremece, por los tremendos problemas éticos que involucraría y por su efecto a largo plazo para la raza humana.

Por una casualidad el aviso aparecido en los diarios de Estados Unidos coincidió con la celebración de una reunión de especialistas en Terapia Génica, que precisamente había sido convocada para tratar este mismo tema. Se trataba de la conferencia de Políticas en Terapia Génica organizada por el DNA Advisory Committee (RAC), perteneciente al National Institute of Health de Estados Unidos. Los expertos están conscientes de que esto ya no es simplemente ciencia-ficción, y que el riesgo de su inadecuada utilización es inminente.

Este tema específico preocupa al RAC, porque se hace difícil separar los progresos en la terapia génica, destinados a corregir determinadas enfermedades, de avances que permitirían modificar características físicas del recién nacido. Según French Anderson de la Universidad Southern California en Los Angeles "esto es algo que va a suceder muy luego". Así por ejemplo, ya se está investigando cómo reponer por terapia génica la caída del pelo y cómo producir también mayor musculatura. En el primer caso, la investigación se está llevando a cabo para ayudar a aquellos pacientes a los que se les cae el pelo al ser sometidos a quimioterapia porque sufren de cáncer. En el segundo, para reparar los músculos deteriorados en la enfermedad llamada "distrofia muscular". Pero si las investigaciones tienen éxito, ¿quién va a impedir que los médicos recomienden estas terapias para otros usos?

Por ahora el peligro no es tan inminente, ya que las tecnologías no han alcanzado su perfección. Pero sin duda que continuarán progresando, si se toma en cuenta que hace sólo siete años que se trató el primer enfermo mediante cambios de un gene, y que la investigación en esta área ha adquirido un enorme dinamismo. Sin ir más lejos, según RAC, en la actualidad hay más de 200 investigaciones en progreso relacionadas con la terapia de genes.

Es cierto que aún no se ha perfeccionado el mecanismo de introducción de genes al interior de la célula, y en el mejor de los casos sólo se ha conseguido que éstos se mantengan activos por unos pocos meses. Pero nadie puede asegurar que nuevas investigaciones lleven a mejorar sustantivamente los procedimientos. De allí en adelante caeríamos en un rápido plano inclinado y no sería raro que en el futuro muchas de las cosas que hoy nos estremecen lleguen a ser socialmente aceptables.*



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