El implante coclear precoz en la sordera tiene mejor resultado, pero aún hay detractores
( Creces, 2007 )

La sordera total se produce cuando se dañan los pequeños pelos de las células ciliadas ubicadas dentro de la cóclea, ya sea por defectos en el desarrollo embrionario del oído (sordos genéticos de nacimiento) o por factores ambientales, como infecciones de la coclea, ruidos muy fuertes o simplemente por la vejez. El mayor problema se plantea para los sordos profundos de nacimiento que nunca han oído hablar y que por lo tanto no pueden desarrollar el lenguaje. Son mudos porque nacieron sordos. No tienen otra alternativa que aprender a hablar por signos. En ellos un buen implante, como parece haberse logrado mediante los progresos de la electrónica, es una ayuda.

Un estudio reciente demuestra que lactantes con sordera profunda, que han recibido un implante coclear antes del primer año de vida, son capaces de desarrollar el lenguaje y la habilidad de hablar a niveles cercanos de los niños que oyen normalmente. Incluso, muchos de estos niños pueden llegar a ser capaces hasta de cantar en forma relativamente aceptable, pudiendo integrarse así en el mundo de los que oyen.

Para los padres de los niños con sordera profunda, estos avances han sido muy bien recibidos. Pero no así para la comunidad de sordos, donde muchos aún llegan a afirmar que no es ético poner un implante coclear a un niño en el primer año de vida. Se trata de un aparato electrónico, que instalado en la coclea, pasa sobre el área dañada, y envía estímulos directamente audibles al cerebro (Sordera e implante coclear).

Los sordos profundos de nacimiento, logran comunicarse entre si, usando un lenguaje diferente, desarrollado con las manos, con lo que llegan a lograr una cultura diferente y esto es lo que ellos creen que está en peligro de perderse. Algunos se oponen firmemente al implante precoz porque piensan que interfiere con el aprendizaje del lenguaje por signos. La verdad es que hasta hace muy poco tiempo no había una clara evidencia que el implante coclear pudiera lograr que el niño con sordera profunda, llegase a hablar. Los estímulos sonoros que trasmite el implante son muy diferentes al habla normal. Por ello la comunidad de sordos se opone a que el implante se haga precozmente en el niño, porque los dejaría en la tierra de nadie, entre dos mundos. Fuera del mundo de los sordos, que se comunican entre ellos por signos, y fuera del mundo de los que oyen, ya que tampoco podrían integrarse completamente en él. Por ello sostiene que colocar este implante tempranamente en el oído del niño, no es ético.

Esta preocupación podría despejarse con estos nuevos resultados que aporta el grupo de investigadores del Bionic Ear Institute en Melbourn, Australia. Un equipo dirigido por Richard Dowell de la Universidad de Melbourn ha demostrado que 11 niños con una sordera profunda, que recibieron un implante coclear antes de los 11 meses de edad, han sido capaces de desarrollar un lenguaje normal, correspondiente a su edad actual entre 4 y 5 años. Su progreso se evaluó por medio de una serie de test que valorizan el desarrollo del lenguaje.

Su lenguaje fue mucho mejor que el de 36 niños que fueron implantados entre la edad de 1 y 2 años. Con todos estos niños se pudo establecer una correlación que permite concluir que mientras mas precoz sea el implante, mejores son los resultados. De hecho los niños implantados precozmente no han alcanzado una percepción auditiva normal, pero si lograron un lenguaje normal. Pueden conversar, pueden hacer chistes o mofarse. Es decir, pueden integrarse al mundo de los oyentes (New Scientist, 25 de Noviembre, pág. 16, 2006).

Estos resultados coinciden con otros aparecidos recientemente. Joanna Nicholas de la Universidad de Washington en San Louis, Missouri, también logró una dramática mejoría en 76 niños sordos profundos, evaluados a la edad de tres años y que habían sido implantados antes del año de edad (Ear and Hearing, vol. 27, pág. 286, 2006). Otro estudio realizado por Thomas Lenarz y Anke Lesinski-Shiedat de la Universidad de Hannover en Alemania, encontraron que los niños que recibieron un implante coclear antes de dos años de edad, tuvieron un 70% de mayores posibilidades de asistir a una escuela corriente, mientras que los que se implantaron entre los dos y cuatro años de edad, sólo tuvieron un 30% de posibilidades de asistir a una escuela normal. Pareciera que ello tiene que ver con la plasticidad cerebral propia de los primeros años de vida. Aprender a hablar en años posteriores se ve progresivamente limitado en relación a la edad (Medio ambiente y desarrollo cerebral).


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