En duda la diferenciación temprana de células embrionarias
( Creces, 2007 )
Se sabe que en el desarrollo de los embriones de insectos y anfibios sus células ya están diferenciadas desde la primera división. Así por ejemplo, en el caso de la mosca de la fruta, incluso el óvulo no es homogéneo, ya que en diferentes partes de él hay concentraciones diversas de ciertas moléculas. Posteriormente, cuando este es fecundado y por primera vez se divide, las dos células hijas ya están diferenciadas y van a contribuir a formar diferentes partes del cuerpo del embrión.
Por el contrario en los embriones de mamíferos las células son semejantes e indiferenciadas, por lo menos hasta la etapa de cuatro, o aún ocho células. Si a un embrión de rata, en la etapa de dos células, se le destruye una, a partir de la restante se puede lograr que llegue a formar una rata completa. Por esto se ha pensado que las células embrionarias de mamíferos son totipotenciales, capaces de diferenciarse hacia cualquier tipo de tejido.
Pero en el año 2005, Magdalena Zernicka-Gomez y su equipo de la Universidad de Cambridge en Inglaterra, observaron que el embrión de mamífero en la etapa de cuatro células, ya podrían presentar alguna diferenciación (Las células del embrión no son iguales) Para su investigación tomaron un embrión de rata en la etapa de dos células y marcaron una de ellas con un colorante, de modo que pudieron seguirle su destino. Mediante esta técnica encontraron que en la mayor parte de los embriones algunas células se dividían por el eje meridional, mientras otras se dividían por el eje del ecuador.
En un paso siguiente, los investigadores separaron las cuatro células, ya sea las que provenían de la división longitudinal, o las que provenían de la división lateral. Después de implantarlas separadamente, el 85% de los embriones provenientes de células divididas longitudinalmente se lograron desarrollar a término. En cambio sólo el 30% de las provenientes de división lateral se desarrollaron a término. Esto los hizo pensar que alguna diferenciación ya podría existir en las primeras células (4 u 8 células).
Posteriormente, el 17 de Febrero del 2006, Michael Roberts, experto en biología bobina de la Universidad de Missouri en Columbia y sus asociados, publican otro trabajo aparentemente más clarificador (Science, pág. 992). Describían que ya en la primera división de células embrionarias de ratas se observaba diferencia en la expresión cuantitativa de un gene; el gene Cdx2. Con posterioridad han surgido críticas al trabajo y se teme que este sea en realidad un fraude, como lo fue el presentado por Woo Suk Hwang, el investigador coreano que el año pasado afirmó haber clonado un embrión humano (Escándalo de la clonación humana).
En el trabajo aludido, los autores Michael Roberts, Kaushik Deb, Hwan Yul y Mayuandi Sivaguru, describieron que en la primera división celular ya se podía detectar en una de las células resultantes una mayor expresión del gene Cdx2. Esto es lo que ahora otros contradicen y afirman que del análisis de sus fotografías no se puede concluir aquello. Por el contrario, la misma Magdalena Zernicka plantea dudas de la interpretación de los resultados.
Otros investigadores simplemente piensan que se trata de un fraude. Según ellos, algunas de las imágenes fotográficas aparecen sospechosamente similares y probablemente estarían trastocadas. La discusión ha levantado una gran polémica y ha llevado a que la Universidad inicie una investigación del caso. Esta última, hasta ahora ha omitido entregar un juicio esperando que finalice la investigación. El dictamen para los jueces no ha resultado fácil ya que los coautores ya no están en la universidad. Dos están trabajando en otra parte y el tercero no ha podido ser contactado. También la revista Science está preocupada revisando el sistema que utiliza de evaluación por pares.
Al igual que lo que sucedió con Woo Suk Hwang, el trabajo cuestionado trae cola. Si ya desde la primera división hay diferencias estructurales, ello significa que no se podría extraer una célula del embrión para cultivarla sin lesionarlo y poner en riesgo el resultado final. En otras palabras, que por razones éticas, estaría contraindicada la investigación que utilice células embrionarias humanas con fines terapéuticos.
Roberts dice que él hubiese deseado haber sido más cuidadoso en el análisis que sus investigadores asociados le presentaron. "Obviamente me he cuestionado a mí mismo y confieso que no he podido dormir desde hace ya varios meses”.