En esta desatada carrera en la búsqueda de planetas extrapolares, ya se han encontrado más de 200 planetas, y la mayor parte corresponden a enormes bolas de gas, semejantes a nuestro planeta Júpiter, pero varias veces más grande. De todos ellos, sólo dos son más pequeños. Aún así tienen ocho veces más masa que la Tierra. Uno es muy frío, mientras que el otro es demasiado caliente, como para que mantenga agua en su superficie.

Pero el nuevo planeta, descubierto por Sthéphane Urdí, del Observatorio de Ginebra en Suiza y sus colaboradores, orbita en la zona habitable de su estrella madre, denominada Gliese 581, donde la temperatura varía entre 0 y 40 grados.

La estrella Gliese 581 es en realidad una enana roja, por lo que la zona habitable está más cerca de ella (La vida inteligente en las enanas rojas). El planeta está a 10.7 millones de kilómetros de la estrella, lo que equivale a un cuarto de la distancia de la Tierra al Sol, completando una órbita cada 13 días.

Hace dos años, en la misma estrella, y el mismo equipo de astrónomos, encontró un planeta más masivo y con una órbita más cercana. Ahora, en el observatorio de La Silla, en Chile (European Southern Observatory), con un telescopio de 3.6 metros, volvieron a descubrir un tercer planeta de esta estrella, pero con una órbita más amplia de 84 días. El análisis de los bamboleos periódicos, señalan que este último planeta debería tener un tamaño de cinco veces el de la Tierra. Ello hace suponer que por la fuerza de atracción que el planeta ejerce sobre la estrella, que su composición sería la de un planeta rocoso y no de gas, como han sido la mayor parte de los planetas extrapolares descubiertos.

"Este descubrimiento es una noticia maravillosa", dice Geoffrey Marcy de la Universidad de California, en Berkeley, que junto a sus colaboradores han encontrado más de la mitad de los planetas extrasolares descritos en los últimos años. William Cochran, de la Universidad de Texas en Austin, se pregunta si este planeta es realmente habitable o no. Desde luego hay que señalar que debería orbitar en una posición fija, siempre dando la misma cara a la estrella (como la luna respecto a la Tierra). Teóricamente podría ser habitable, pero por ello seria muy diferente a nuestra querida Tierra.