Una explicación para los diferentes tamaños de perros
( Creces, 2007 )

Se ha identificado un gene que explicaría la enorme variación de tamaño de las diferentes razas de perros. Una mutación inhibiría la acción del gene, expresándose como perros chicos.

Las variaciones de tamaño de los perros domésticos es impresionante, y las fluctuaciones entre una raza y otra son las más acentuadas en relación a cualquiera otra especie de vertebrados. La masa de un Gran Danés en relación a un Chihuahua, es 50 veces superior (fig.). La explicación genética para esta enorme diferencia, dentro de una misma especie, no está clara. Algunos creen que sería la consecuencia de muchas mutaciones que se habrían ido produciendo en función del tiempo. Otros creen que en el genoma se pudiera haber intercalado muchas repeticiones de trozos de DNA precediendo a algún gene, y con ello dicho gene se hubiese sobre expresado o inhibido. También hay quienes creen que se habrían producido variaciones en genes reguladores, o por último, que se hubiesen producido alteraciones en el programa de desarrollo embrionario de algunas clases de perros. ¡Hay explicaciones para todos los gustos!


Los perros provienen de los lobos

Estudios del DNA en huesos de lobos comparados con los de perros, concluyen que todos los perros domésticos de hoy, tienen un origen común en los lobos de China, y que los perros en su etapa evolutiva se habrían separado de los lobos, hace aproximadamente 15.000 años (De dónde vienen los perros). En el año 1997 Robert Wayne y Caries Vila de la Universidad de California, estudiaron el DNA mitocondrial de 140 perros de diferentes razas provenientes de distintas partes del mundo y los compararon con muestras de 162 lobos. Concluyeron que el DNA de los perros era muy semejante al de los lobos y que todos los perros parecían tener el mismo origen. Más tarde Peter Savoleinen, biólogo molecular del Instituto Real de Tecnología de Estocolmo, Suecia, realizó otro estudio, analizando el DNA mitocondrial de 426 perros de distintas partes del mundo y los comparó con el DNA mitocondrial de 38 lobos de Europa y Asia. También comprobó que perros y lobos caían en un mismo grupo genéticamente relacionado, concluyendo que su origen geográfico era uno solo, que con toda probabilidad se podía identificar en el lobo de China (Science, Noviembre 22 del 2002, Pág. 1610).

Se piensa que por aquellos años (15.000 años atrás) se habría producido la domesticación del lobo. Es probable que esto hubiera ocurrido en forma paulatina. Por bastante tiempo el lobo habría ido perdiendo el miedo al hombre, en la medida que se acercaba a él, buscando restos de comida. De este modo paulatinamente habría aprendido a convivir con él.

En varias ocasiones los arqueólogos han encontrado antiguos restos óseos de perros cerca de establecimientos de seres humanos. En Europa Central se han encontrado quijadas y otros restos de perros juntos con restos humanos, en los que se ha calculado una data de 14.000 años. Es entonces probable que los perros hayan sido los primeros animales domesticados por el hombre, y ello habría ocurrido durante su etapa evolutiva caracterizada por el paso del hombre de recolector y cazador a agricultor, fecha en que esto habría ocurrido en Europa, alrededor de esa misma época. Si esto es así, la diversidad en el tamaño de los perros debe haber comenzado a producirse con posterioridad a la domesticación, aun cuando el mayor entrecruzamiento parece haber sido en una época más reciente, durante los últimos cientos de años (The Dog and its Genome. Editores: Cold Spring Harbor Laboratory Press, New Cork, 2006).


Un solo gene para los diferentes tamaños

Nathan Suifer y sus colaboradores del National Human Genomic Research Institute de Bethesda, Estados Unidos, han tratando de esclarecer, desde el punto de vista genético, las causas de las diferencias de tamaño de las diferentes razas de perros. Para ello han estado buscando marcadores genéticos en sus genomas. Recientemente han publicado sus resultados de la investigación en la revista Science (Vol 316, del 6 de Abril de 2007). Trabajando con el genoma del perro de agua portugués, una raza que se caracteriza por tener una gran variación de tamaño, han identificado un gene en el cromosoma 15, que han denominado IGF 1. Este gene codifica una proteína ya conocida, que se ha denominado "Factor de Crecimiento Semejante a la Insulina" y que en los mamíferos actúa en el proceso crecimiento. En este gene (IGF 1) estudiaron la secuencia de las bases del DNA, comprobando la existencia de un "Polimorfismo de una Base" que era común en el genoma de los perros pequeños, pero que estaba prácticamente ausente en los perros grandes.

Los autores concluyen que esta modificación de una sola base, en este gene, parece ser la mayor determinante del pequeño tamaño de algunos perros. El cambio de una base (mutación) en el gene puede alterar su mensaje cambiando un aminoácido en la estructura de la proteína respectiva, lo que puede traducirse en un bloqueo de su acción. Desde entonces, el intenso entrecruzamiento artificial, ha estado consolidado otros diferentes caracteres que se han ido traduciendo en las diversas expresiones genotípicas características de cada raza. Mientras tanto, el diferente tamaño de su esqueleto habría sido la consecuencia de la mutación del gene IGF 1, que con diferencias estructural (una mutación) explicaría las diversidades de tamaño. Los chicos se habrían quedado chicos por la mutación del gene IGF1 que habrían limitado su crecimiento. En definitiva, los autores habrían identificado un gene que con diferencias estructurales (una mutación), ayudaría a explicar la diversidad de tamaño en las diferentes razas.


Desde cuando la mutación

Los autores sugieren que a poco de la domesticación de los lobos, debe haber aparecido la mutación del gene IGF 1. Los primeros registros arqueológicos de perros han sido encontrados con una data que varía entre los 12.000 y los 15.000 años, lo que parece indicar que se presentaron rápidamente después de iniciada la domesticación (J. Oben, Origin of Domestic Dog. University of Arizona Press. 1985). Así por ejemplo los primeros antecedentes que existen corresponden a los perros del este de Rusia y datan entre 14.000 y 15.000 años. Muestran que en ese eran similares en tamaño al gran danés. Otros registros de más o menos la misma época, corresponden a perros pequeños que provienen del medio Oeste y de Europa y son similares al tamaños de los pequeños terrier. Se puede concluir que la mutación del gene IGF 1 se esparció rápidamente junto con el comercio y las migraciones. Desde entonces se ha estado intensificando la selección artificial a través del cruzamiento de las diferentes razas.



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