Cuociente intelectual en blancos y negros
( Creces, 2007 )

El menor cuociente intelectual que se había detectado en la población negra a principios del siglo recién pasado, ahora ha mejorado, lo que indicaría que la diferencia que aún persiste, es debida a factores ambientales adversos y no a causas genéticas.

A comienzos del siglo XX se desarrollaron diversos test con el objeto de medir la inteligencia en los seres humanos (Cuociente Intelectual, CI). Pronto se notó que en los Estados Unidos, los individuos de raza negra regularmente presentaban un menor puntaje en relación a los individuos de raza blanca. Iguales determinaciones realizadas en otras partes del mundo, confirmaban el menor CI en los negros. Ello se interpretó como debido a una diferencia genética, lo que indicaba la existencia de razas diferentes, la raza negra con respecto a la raza blanca.

¿Pero se puede afirmar que en la especie humana existan razas diferentes, como ocurre en otras especies de mamíferos? La mejor forma de dar respuesta a esta pregunta es analizar la estructura de los genes en ambos grupos humanos, que pudieran justificar la segregación en razas diferentes. En la actualidad, cuando ya se ha llegado a descifrar enteramente el genoma humano, es posible dar una respuesta más precisa.

Al completar la secuenciación del genoma humano, aparecieron muchas sorpresas. Una de ellas es que este tenía muchos menos genes de los que se pensaba. Otra, fue que las secuencias de los nucleótidos que estructuraban cada gene eran extraordinariamente semejantes de un individuo a otro y que a su vez era prácticamente imposibles distinguir diferencias que justificaran el concepto de razas diferentes, ya que todas las posibles razas compartían el mismo genoma. Si bien algunos grupos humanos podrían tener características físicas diferentes que llevaban a pensar que pertenecían a razas diferentes, estas no se reflejaban en diferencias estructurales de los genes. Más aún, se comprobó que aun cuando las diferencias fenotípicas (diferencias en el aspecto físico de las personas) fuesen muy evidentes (color de la piel, aspecto de las facciones de la cara, color de los ojos, etc.), estas no se reflejaban en diferencias de los genes, y que por el contrario, existía una extraordinaria similitud en la secuencia de los nucleótidos, que alcanzaban a un 99,9%. Entre los individuos, cualquiera fuese la raza, cuando más se podía detectar alguna diferencia en la ubicación de un nucleótido dentro de la estructura del mismo gene (lo que se denomina "Polimorfismo de un Simple Nucleótido" (SPN), no siendo estas diferencias superiores al 0.1% en el total del genoma. Más diferencias podían existir entre individuos que parecían ser de la misma raza, y podían aún ser mayores que las de un negro respecto a un blanco. Es decir, el conocimiento y estructura de los genes de la especie humana, decididamente no permite afirmar la existencia de razas diferentes dentro de la misma especie humana, (Consideraciones después del genoma).

Hoy sabemos que el color de la piel en la población negra se debe a que células de la epidermis (melanocitos) producen una mayor cantidad de un pigmento oscuro llamado melanina, lo que a su vez en el genoma puede deberse al cambio de un nucleótido en la estructura del gene que codifica para ese pigmento, dentro de los 20 mil genes que existen en el genoma humano (Por qué los negros son negros y los blancos, blancos).

También durante el siglo recién pasado se fue consolidando la idea que el desarrollo intelectual de las personas era la consecuencia tanto de la acción de los genes como también del medio ambiente, que actuando en conjunto, especialmente durante los primeros períodos de la vida, llegaba a condicionar el desarrollo intelectual y las características de su personalidad, la que se expresaban más tarde a lo largo de la vida. En esas edades los factores ambientales dejan un impreso que en mayor o menor grado persiste durante toda la vida (Desarrollo cerebral en el niño). Diferencias en la educación, la nutrición y la salud, durante los primeros años de vida podrían entonces explicar perfectamente los menores rendimientos intelectuales que se observaron a comienzos del siglo XX en la población negra, con respecto a la blanca.


Ahora hay nuevas determinaciones

Recientemente, William Dickens y James Flynn, publicaron un artículo en la revista Psychological Science, en Octubre del 2006, en que comunican que la diferencia del cuociente intelectual que se había observado a comienzos del siglo recién pasado entre negros y blancos, se ha ahora reducido grandemente. Los autores analizan además otras cuatro determinaciones de CI que otros autores habían determinado en el periodo comprendido entre los años 1972 y el 2002. En base a esta información construyeron un gráfico que mostraba una persistente disminución de la diferencia en función del tiempo, de modo que los negros habían ganado siete puntos, acercándose al CI de los blancos no hispánicos. Ello medido tanto por medio del test Stanford Bidet, como con el test de Calificación de las Fuerzas Armadas.

Para Dickens y Flynn, las implicancias de estos resultados son obvias. "La diferencia no era fija, lo que descarta que ella se haya debido a causas genéticas y por el contrario es explicable por factores ambientales adversos", dice Flynn, profesor de estudios políticos de la Universidad de Otago en Dunedin, Nueva Zelanda, que se ha dado a conocer por sus observaciones sobre el progresivo incremento de los Cuocientes Intelectuales en pre escolares que se han comprobado en Estados Unidos y diversos países europeos durante los últimos decenios, lo que ha pasado a llamarse "Fenómeno Flynn".

Por otra parte, Dickens profesor en estudios económicos en Brookings Institution, agrega que es de esperar que en el futuro, en la medida que mejoren aún más las oportunidades para la población negra, debiera reducirse aún más las diferencias observadas. (Scientific American, Febrero del 2007, pág. 15).



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