El Juramento Hipocrático
( Creces, 2009 )
El médico, a diferencia de otros profesionales, lleva sobre sus hombros la responsabilidad directa de decidir a diario frente a situaciones trascendentales como, la salud, la enfermedad, el dolor, la vida y la muerte.
Es algo que no puede eludir, y es consustancial a su actividad profesional.
Frente a la decisión, puede dudar, pero no puede eludir tomar una decisión. Su primera responsabilidad, es mantenerse alerta y actualizado, como lo es también sujetarse a normas éticas y morales fundamentales en su relación con el enfermo, el necesitado y su entorno.
El médico debe comprometerse públicamente a cumplir con estos preceptos.
La tradición tiene muchos siglos y se remonta a la época de Hipócrates de Cos, considerado el Padre de la Medicina, quién vivió en Grecia, hace dos mil quinientos años. El redactó un juramento, que se denomina "El juramento Hipocrático". Es este juramento el que aún perdura en el mundo occidental, y que hemos prestado públicamente en una solemne ceremonia todos los médicos al comenzar nuestra vida profesional.
Mucho tiempo ha transcurrido desde entonces. Jurar hoy ante este texto resulta algo extraño, tanto por su lenguaje como por algunos conceptos, pero representa una tradición médica que ha sobrevivido a los tiempos, y de ella deben extraerse no las palabras, sino los valores que encierran, como el respeto a la vida y la dignidad del hombre, como también la gratitud, la compasión, la justicia, la honestidad, la humildad, la santidad, la integridad y la confidencialidad.
Al jurar el médico, se compromete con estos valores, y sobre la base de ellos enfrentar los problemas éticos y morales específicos del ejercicio de la medicina actual y de la que nos deparará el futuro.
De su lectura, debemos extraer el ideal del comportamiento médico, y en lo profundo, un proyecto de vida. Es así como a la entrada del Siglo XXI, este juramento es tan valedero como fue hace 2.500 años.
Dr. Fernando Mönckeberg
JURAMENTO HIPOCRÁTICO (500 a.c.)
Juro por Apolo médico, por Esculapio, Hygia y Panacea, juro por todos los dioses y todas las diosas, tomándolos como testigos, cumplir fielmente, según mi leal saber y entender, este juramento y compromiso.
Venerar como a mi padre a quien me enseñó este arte, compartir con él mis bienes y asistirle en sus necesidades; considerar a sus hijos como hermanos míos, enseñarles este arte gratuitamente si quieren aprenderlo; comunicar los preceptos vulgares y las enseñanzas secretas y todo lo demás de la doctrina a mis hijos, y a los hijos de mi maestro y a todos los alumnos comprometidos y que han prestado juramento según costumbre, pero a nadie más.
En cuanto pueda y sepa, usaré de las reglas dietéticas en provecho de los enfermos y apartaré de ellos todo daño e injusticia.
Jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me soliciten, ni tomaré iniciativa alguna de este tipo; tampoco administraré abortivo a mujer alguna. Por el contrario, viviré y practicaré mi arte de forma santa y pura.
No tallaré cálculos, sino que dejaré esto a los cirujanos especialistas.
En cualquier casa que entre, lo haré para bien de los enfermos, apartándome de toda injusticia voluntaria y de toda corrupción, y principalmente de toda relación vergonzosa con mujeres y muchachos, ya sean libres o esclavos.
Todo lo que vea y oiga en el ejercicio de mi profesión, y todo lo que supiere acerca de la vida de alguien, si es cosa que no debe ser divulgada, lo callaré y lo guardaré con secreto inviolable.
Levanten vuestra mano. Juran que los valores y conceptos emitidos en el presente Juramento Hipocrático los incorporareis en el ejercicio de vuestra profesión?
Si este juramento cumpliere íntegro, viva yo feliz y recoja los frutos de mi arte y sea honrado por todos los hombres y por la más remota posteridad. Pero si soy transgresor y perjuro, avéngame lo contrario.
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