Enfermedades infecciosas y cuociente intelectual
( Creces, 2011 )

Según afirma Christopher Eppig y sus colaboradores de la Universidad de New México en Albuquerque, la disminución de la capacidad intelectual que se observa en niños en países pobres, sería consecuencia de la elevada incidencia de enfermedades infecciosas. Según ellos, en el niño recién nacido, la construcción del cerebro requiere del 87% de toda la energía disponible. En edades posteriores este porcentaje disminuye, pero continuaría siendo alto por varios años, de modo que a los cinco años aún es del 44%. Pero defenderse de las infecciones también tiene un alto requerimiento de energía, lo que significa una situación crítica cuando estas alcanzan una alta incidencia, como sucede en los países pobres.

Eppig argumenta que el incremento de enfermedades infecciosas significa una limitante para el desarrollo cerebral, lo que posteriormente se traduce en disminución del cuociente intelectual. Para afirmar esto, su equipo ha correlacionado tres diferentes test que miden el cuociente intelectual (C.I.) en niños de 192 países, con lo que la Organización Mundial de la Salud estima significa la carga de enfermedades infecciosas en esos mismos países. Observan que con pocas excepciones, se produce una alta correlación, entre el número de enfermedades infecciosas y la disminución de C.I. Ellos también correlacionaron el C.I. con otros factores socio¬económicos, como el Producto Interno Bruto, los niveles educacionales y la situación nutricional de los primeros años de vida, pero ninguno de ellos se correlacionaba con el C.I. (Proceeding of the Royal Society B, DOI:10.1098/rspb.2010.0973).

Esto puede explicar el hallazgo de James Flynn (psicólogo neozelandés) que encontró que el C.I. se incrementa con el desarrollo económico. "Otros sugieren que esto es debido a la mejoría de la educación, pero nosotros encontramos que las enfermedades infecciosas son un mejor predictor", señala Eppis.

Pad Pridmore de la Universidad de Sussex, en Inglaterra, afirma que el bajo C.I. de los niños pobres sería la consecuencia de la desnutrición y las enfermedades. Eppig argumenta que los niños de familias ricas son mejor educados y bien alimentados y al mismo tiempo están menos expuestos a enfermedades infecciosas. En todo caso cabe señalar que si existe una correlacion entre dos factores (disminución de la capacidad intelectual y enfermedades infecciosas) no significa necesariamente que una sea causa de la otra. En condiciones de pobreza, hay muchos otros factores que también correlacionan con la disminución del cuociente intelectual.


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