La micro vida más pequeña
( Creces, 2011 )

¿Hasta que tamaño puede existir la vida? Una de las condiciones que definen la vida es la capacidad de replicarse a si misma. El virus es la estructura más pequeña capaz de replicarse, y el más pequeño de ellos, mide 20 nanometros. Sin embargo muchos cuestionan que ellos sean realmente seres vivos, ya que son absolutamente dependientes de otra forma de vida más compleja, sin la cual no pueden replicarse.

Las bacterias en cambio, reúnen todas las condiciones que exige la descripción de vida. Son autosuficientes y se reproducen, sin depender de otros. La más pequeña, descrita hasta ahora, es la llamada ARMAN (Archaeal Richmond Mine acidophilic nano-organismo), así denominada porque fue descubierta recientemente (2006) viviendo en arsénico, en una mina caliente. Ella mide sólo 200 nanómetros, lo que corresponde al tamaño de un virus grande. La Escherichia coli (ver ilustración), mide 200 nanómetros. Su pequeño genoma, tiene alrededor de un millón de pares de bases, comparado con 3 mil millones de pares de bases que posee el genoma humano (Proceedings of the National Academy of Science, vol 107, p 8806).

Algunos argumentan que la “accolade” (nanobacterias) debiera pasarse a la clase de nano bacteria. Estas estructuras, con forma de huevo, miden entre 50 a 100 nanómetros y se encuentran en la sangre y saliva. Se ven y se dividen como células, pero carecen del material genético, que es esencial para la vida. En el 2008, investigadores sugirieron que ellas no eran nada mas que partículas de carbonato de calcio (Proceedings of the National Academy of Sciences, vol 105, p 5549).

Dado que el material genético es esencial para la vida, otra forma de enfocar la respuesta a la pregunta, es identificar el genoma más pequeño. El principal candidato en el Mycoplasma genitalium, una bacteria parásita productora de infecciones urinarias. Su genoma sólo tiene 580.000 pares de bases. Este parece corresponder al genoma más pequeño que es posible. En el año 2008 este fue el primer genoma secuenciado artificialmente por el equipo de investigadores liderado por Craig Venter, como parte del Proyecto de Genoma Mínimo. (La vida artificial).

Existen genomas más pequeños, pero no tienen identidad propia que les permita una vida separada. Carsonella ruddii, por ejemplo, es una bacteria simbiótica que vive dentro del insecto Psyllids, que le provee algunos aminoácidos esenciales. Ella tiene solo 182 genes y es tan dependiente de las células del insecto, que es sólo capaz de convertirse en un organelo, una sub unidad de la célula (Science, vol.314, p267). Ella es como el recuerdo de células primitivas que posteriormente llegaron a ser mitocondrias y cloroplastos, que liberan energía y producen la fotosíntesis respectivamente.



0 Respuestas

Deje una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados.*

Buscar



Recibe los artículos en tu correo.

Le enviaremos las últimas noticias directamente en su bandeja de entrada