La afanosa búsqueda de nuestro origen
( Publicado en Revista Creces, Agosto 1983 )
Filósofos, químicos, astrónomos y físicos, entre otros, se han preguntado en el curso de la historia cómo puede haber sido el origen de todo lo existente.
Los sicólogos señalan que una de las primeras y más profundas reflexiones vitales que el hombre se plantea, corresponde a la inocente pregunta que formulamos a nuestra mamá: ¿Cómo nacimos y de dónde venimos?. La respuesta materna por años fue "te trajo la cigüeña", desacertada y poco pedagógica contestación para quien no conoce no ha escuchado hablar de cigüeñas y, por el contrario, advierte que su propia madre, las tías y otras futuras mamás llevan en su vientre a los bebés.
En la medida que maduramos nuestra pregunta va más lejos: ¡De dónde venimos como especie?. Para la religión la respuesta es muy clara: Dios creó al hombre. Otros no se contentaron y siguieron indagando. Charles Darwin concibió la hipótesis de la evolución de las especies. Para él todas las especies derivan de un tronco común. Ajustados a estas enseñanzas, algunos creen que con el paso del mono al hombre se completó la creación divina.
La ciencia continuó escudriñando y encontró que todas las especies, partiendo por las bacterias, habrían tenido el mismo origen. Se descubrió que había un factor común- el ácido desoxirribonucleico, ADN - que tal vez indicaba el inicio de la vida y de la evolución de las especies. La pregunta, sin embargo persiste: ¿Qué había antes?.
Sabemos que todos los seres vivos se componen en definitiva de elementos más simples: hidrógeno, nitrógeno, carbono, oxígeno, fósforo y azufre. De todos ellos, el carbono, con su gran variedad, de uniones químicas, es el elemento más importante de la formación de moléculas de mayor complejidad y es la base del ADN. Los átomos de todos estos compuestos están continuamente al suelo y luego a las plantas; éstas son consumidas por los animales, inhaladas y exhaladas, se evaporan de los océanos y vuelven continuamente al suelo, aire y mar. Desde que comenzó la vida estamos intercambiando átomos con todas las especies y organismos vivos de la Tierra.
Pero entonces la pregunta vuelve: ¿De dónde vienen los átomos?. Podría pensarse que siempre estuvieron en la Tierra; no obstante, existen muchas evidencias científicas que señalan lo contrario. Antes que nada hay que señalar que la Tierra es radiactiva. Los átomos de los elementos están, constantemente, soltando y entregando protones y neutrones de su núcleo. Así, por ejemplo el uranio 238 está formado por 92 protones y 146 neutrones y constantemente se transforma en otro elemento, el torio 234, por la simultánea emisión de dos protones y dos electrones. El torio también es inestable y decae, transformándose en otro elemento y éste a su vez en otro nuevo hasta que genera plomo 206. Este resulta ser más estable y la transformación en ese momento se hace más lenta.
Para entender qué ha sucedido hay que salirse de la Tierra y meterse en el espacio. Más allá del sistema Solar, más allá de nuestra y de otras galaxias. El Universo está y parece estar en un estado de expansión con las galaxias, separándose constantemente unas de otras, como manchas en un globo que estamos inflando.
Primeros elementos
Al comienzo del tiempo, tal vez mil millones de años atrás,. En un cataclismo que los científicos han llamado "Gran explosión" (Big Bang), se inició lo que intentamos comprender. Antes de eso nadie se puede imaginar nada. El Universo primitivo de entonces era más denso que el de hoy, y además era más caliente, ya que al comprimirse los gases tienden a subir la temperatura. Cuando el Universo era nuevo y caliente, no existía ningún elemento aparte del hidrógeno (en cuyo núcleo hay un sólo protón). Los protones y neutrones de cualquier otro elemento se habían evaporado debido al intenso vapor. Por ejemplo, a una temperatura de 754 millones de grados Celcius, los protones y neutrones del carbono o del nitrógeno se habrían desintegrado.
De acuerdo a la Teoría Cosmológica, éste habría sido el caso hasta una milésima de segundo antes de la Gran Explosión. Por unos pocos minutos se dieron entonces las condiciones para que se crearan los primeros elementos. Después de este período, las partículas subatómicas no tuvieron la energía suficiente y estaban muy separadas como para que fácilmente se fusionaran. De acuerdo a cálculos teóricos, la formación de elementos en este corto intervalo permitió sólo llegar hasta la generación del helio 4 (2 neutrones y 2 protones), el elemento más liviano después del hidrógeno. Por eso es que todavía el helio es tan abundante en los cosmos. Pero, ¿Cómo se formaron luego el carbono, oxígeno y los otros elementos?. La respuesta comenzó a conocerse en 1929, luego que el eminente astrónomo inglés Arthur Eddington conformó que la energía del Sol y otras estrellas provenían de la reacción nuclear de fusión.
En el interior de estas estrellas se dan las condiciones de densidad y temperatura suficientemente altas como para fundir elementos livianos (helio) y transformarlos en otros más pesados. Algunas de las observaciones de las estrellas, como su masa, temperatura y luminosidad, concuerdan bien con la teoría de la Fusión Nuclear.
Se han logrado nuevas evidencias en el sentido que en el interior de las estrellas se forman otros elementos más pesados. Al observar las supernovas - estrellas que explotan y esparcen una nube de residuos además de un a gran luminosidad en el espacio- y analizar el color de sus residuos, se ha comprobado en su interior hay una gran cantidad de elementos pesados en una porción relativa a lo que habían predicho los físicos.
Se calcula que la primera estrella del Universo se comenzó a formar cuando éste tenía un millón de años de edad. Pero el proceso es dinámico y continúa hasta hoy. Nuevas estrellas se están formando y otras destruyendo. Nuestro Sol es muy nuevo y su sistema planetario se ha formado de la condensación de gases, enriqueciendo con fragmentos de estrellas ancestrales que han aportado los elementos más pesados.
Nuestro origen tiene entonces polvo de estrellas; sin embargo, la incógnita persiste: ¿Quién inició el proceso?.