Contaminación electromagnética
( Publicado en Revista Creces, Agosto 1983 )
El lado malo de las telecomunicaciones
Se conocen bastante los peligros de las radiaciones ionizantes para la salud humana (rayos X, radiactividad), pero nada se habla de los altos riesgos de la energía de radiofrecuencias que emiten estaciones de radio, televisión y radar, las descargas eléctricas y variados artefactos electrónicos.
Un estimado profesor que residió más de 70 años en la quietud campesina de Lautaro, en la Novena Región, decidió venirse a vivir a Santiago aprovechando su jubilación y la cercanía de sus hijos. A poco de su llegada a la capital debió someterse a una intervención quirúrgica con él fin de colocarse un marcapasos cardíaco. El maestro sorteó sin dificultades la operación y el aparato calmó sus dolencias e inquietudes. Un día, sin embargo, mientras hacia compras dentro de un gran supermercado, sufrió un agudo malestar al corazón. Luego de consultar al especialista, éste le prohibió volver a entrar al supermercado. Razones: el funcionamiento de aparatos electrónicos y luces artificiales en gran cuantía crean interferencias electromagnéticas con el funcionamiento del marcapasos, a pesar de la protección metálica de éstos (blindaje).
Lo ocurrido a esta persona es un ejemplo de un fenómeno oculto que hoy no vemos, pero que sí sentimos o podemos detectar mecánicamente, producto de un nuevo tipo de contaminación: la electromagnética, (Nota del Editor).
Hertz y Marconi
Cuando Heinrich Hertz llevó a cabo su histórico experimento -descubrió las ondas que llevan su nombre-, seguramente no imaginó la descomunal expansión que desde entonces tendrían sus aplicaciones, como también la desenfrenada explotación del espectro electromagnético que ha llegado a significar en nuestros días.
Consideremos simplemente el hecho de que sólo 10 años después de las experiencias que confirmaban la naturaleza electromagnética de las recién bautizadas "ondas hertzianas" -y simultáneamente de la luz-, Marconi consiguió (1901) el primer enlace inalámbrico entre ambos lados del Canal de la Mancha, utilizando unos pocos watts de potencia. En el lapso de cuatro décadas, ya se estaban transfiriendo al espacio, sólo con fines de comunicación (radio, telefonía, televisión), varios cientos de miles de kilowatts de energía. Treinta años más tarde, tales cantidades de radiación sin duda se han multiplicado debido al uso de infinidad de nuevas aplicaciones que la tecnología ha desarrollado (radar, enlaces de microonda, dispositivos de control remoto, intercomunicadores, satélites de comunicaciones, emisiones espurias de artefactos electrónicos, etc.) y que utilizan o afectan diversas secciones o bandas llamadas de radiofrecuencia (RF) del espectro electromagnético.
Este descomunal crecimiento de las comunicaciones inalámbricas, que también arrastro consigo a la electrónica, ha venido a generar uno de los mayores y más acelerados procesos de transferencia de energía jamás realizados por el ser humano en la historia de nuestra civilización. Como contrapartida ha llegado a constituir una modificación de parámetros físicos en el hábitat natural u original del ser humano, y en general, de la llamada biosfera.
Podemos pues hablar con toda propiedad, y utilizando términos ambientalistas, de contaminación electromagnética, con la particularidad de que, a diferencia de otros tipos de contaminación que el hombre produce, esta energía es fácilmente transferida a grandes distancias debido a las singulares propiedades que la emisión electromagnética RF presenta en su propagación por el espacio, siendo ejemplo muy elocuente de esto la gran facilidad con que escuchamos cada día estaciones de radio de remotos lugares, situados muchas veces en los antípodas.
La Ionosfera
Esta especie de "exportación" de energía es debida principalmente al efecto reflector de la ionosfera, cuyas diferentes capas vienen a hacer el papel de espejo encargado de devolver a la superficie terrestre una gran parte de la energía de radiofrecuencia que reciben, especialmente en la sección HF de la banda en que se utilizan las mayores potencias. Simultáneamente, la ionosfera actúa como una suerte de coraza protectora para algunas radiaciones indeseables no producidas por el ser humano y que se generan en forma natural en el espacio exterior. Puede decirse, por tanto, que un elevado porcentaje de la energía RF que el hombre genera, circula y finalmente es absorbida en la superficie terrestre. De tal manera, la intensidad del campo de radiofrecuencia (de muy diversas frecuencias) a que está expuesta el ser humano, va en constante aumento a medida que construye nuevos y más poderosos dispositivos emisores y ocupa nuevos segmentos de la banda.
Por ejemplo, un informe de la NASA señalaba - refiriéndose a la importante sección del espectro con bajo ruido cósmico en la banda de microondas, entre 1.000 MHz y 100.000 MHz -, que estaba saturándose rápidamente debido a múltiples transmisores de gran potencia situados en la superficie de nuestro planeta o en órbita terrestre. Se estima en unos 300.000 KW la energía radiada diariamente desde la Tierra en esta banda.
Por otra parte, hace ya unos treinta años, estimaciones realizadas en Estados Unidos indicaban que cada cuatro años se duplicaba el número de ciertos artefactos generadores seleccionados, ritmo de aumento que sin duda se ha incrementado últimamente. En forma simultánea se informaba que al menos la mitad de la población de dicho país estaba expuesta a niveles mensurables de radiación de microonda y se alertaba sobre los riesgos potenciales para la salud que esto pudiese significar.
Efectos
Los efectos biológicos de la energía de radiofrecuencia es un asunto al que no parece haberse prestado mucha atención en los inicios de la radio. El único fenómeno al que más tarde se dio importancia es el llamado "efecto térmico", al que se responsabiliza de ciertas alteraciones patológicas que ocurren cuando se produce una elevación de la temperatura de los tejidos biológicos expuestos a un nivel de radiación cuya densidad de potencia es mayor que 10 miliwatios por centímetro cuadrado (mW/cm2).
Los experimentos de laboratorio con animales sometidos a altos niveles de energía RF (densidades de 100 a 200 mW/cm2) han originado afecciones a los ojos y a los testículos, particularmente sensibles a la radiación, a la que también se atribuye la aparición de cataratas en personas que han debido exponerse a elevadas dosis. Otros síntomas observados son la esterilidad temporal (1) por efectos de cambios en la concentración del semen y alteraciones en la movilidad de los espermatozoides, habiéndose determinado también que la sensibilidad de los tejidos varia significativamente con la frecuencia de la radiación. La máxima absorción de energía RF por el cuerpo humano se verifica en las frecuencias comprendidas entre 30 MHz y 300 MHz, es decir, en la banda VHF o de muy alta frecuencia.
Menos concluyentes fueron, sin embargo, las observaciones sobre los efectos biológicos llamados "no-térmicos" de la energía RF, aunque algunos informes originados principalmente en Polonia y la Unión Soviética señalaban algunas evidencias al respecto. Prueba de ello es que las regulaciones sobre seguridad ocupacional establecidas en dichos países variaban considerablemente en sus exigencias de las inicialmente adoptadas en Estados Unidos y los países occidentales. Por ejemplo, en estos últimos se fijó en 10 mW/cm2, como máximo, durante períodos espaciados de exposición diaria a la radiación (entre 10 MHz y 10.000 MHz), mientras que en los primeros este mismo índice se estableció en 10 microwatios por cm2 ( mW/cm2) para una jornada de trabajo y 1.000 mW/cm2 para una sola exposición diaria de 15 minutos; y para la población en general, la densidad de potencia admisible se fijó en 1 mW/cm2 para frecuencias entre 300 MHz y 3.000 MHz. Es decir, que la diferencia al establecer criterios térmicos con respecto a los no-térmicos de la radiación RF, puede llegar a un factor 1.000, cifra bastante elocuente.
Alteraciones
La preocupación por determinar con exactitud los efectos biológicos no-térmicos de la energía RF y tratar de clasificarlos en relación a las diferentes frecuencias y niveles de intensidad es relativamente reciente en los países occidentales. Gracias al perfeccionamiento de los instrumentos de medición de campo cercano y al creciente número de observaciones realizadas, se han podido registrar con mayor certeza indicios de alteraciones orgánicas en ausencia de aumentos demostrables de la temperatura del cuerpo. Tales efectos pueden producirse a bajas intensidades y, según la información disponible, comprenden perturbaciones en la fórmula sanguínea y el sistema inmunológico; cambios en el nivel hormonal y alteraciones cardiovasculares; dolores de cabeza, fatiga e irritabilidad. También se sospechan algunos efectos genéticos y cierta clase de efecto acumulativo, como es el caso del cristalino, afectado clínicamente por dosis bajas repetidas (opasidad). Asimismo, algunos informes han señalado modificaciones en la conducta de los individuos.
Control
Una de las consecuencias de todo esto es la situación que se produjo en los Estados Unidos, tendientes a revisar las regulaciones o normas de seguridad oficiales (ya revisadas en 1971) sobre exposición ocupacional a la energía RF y tratar de conciliar las exigencias de las diversas agencias que tienen jurisdicción sobre el asunto: la ANSI (American National Standard Institute), la EPA (Environmental Protection Agency) y la OSHA (Occupational Safety and health Administration). Esta última ha propuesto una drástica revisión de las regulaciones de ANSI sobre niveles de riesgo ocupacional establecidas inicialmente. Por su parte, EPA desarrollo una guía federal sobre niveles de exposición para el público, para el que no han existido regulaciones oficiales previas. Por otra parte, la FCC (Federal Communications Commission) es directamente responsable en todo lo que se refiere a autorizaciones para la emisión RF. La preocupación sobre este problema ha hecho que en enero de 1953 los departamentos de salud de algunos estados o distritos hayan decidido por su parte hacer cinco veces más exigentes las últimas regulaciones de ANSI, considerándose probable que algunos otros sigan el ejemplo.
En todo caso, es interesante observar que las últimas regulaciones de ANSI son en general 10 veces más estrictas que las anteriores. Sus especificaciones se dan en la tabla adjunta.
Los niveles de seguridad establecidos en esta tabla para las bandas de onda corta y media (0,3 MHz a 30 MHz). en las cuales se concentra la mayor emisión de energía del espectro RF, pueden ser de interés para el personal operativo próximo a las antenas de estaciones transmisoras de radiodifusión que suelen emitir con considerable potencia. En el caso de las estaciones VHF, UHF y microonda, debería tenerse adicionalmente en cuenta la alta directividad que puede presentar la radiación y la eventualidad de estar situadas en la trayectoria de un haz de enlace de repetidoras, de un radar, etc. Con respecto al tiempo de exposición, aunque no se indica nada, parece mantenerse en 6 minutos de promedio por jornada de trabajo, que es el correspondiente a las anteriores regulaciones.
Satélites
Debe esperarse, que en un futuro relativamente próximo una gran parte del servicio que realizan las estaciones terrestres de radio y televisión sea transferido a los satélites de telecomunicaciones, que pueden hacer con menor potencia una cobertura bastante más amplia. Esto equivale a una distribución de energía mucho más uniforme y también representa una importante disminución de la infraestructura terrestre (torres repetidoras, enlaces, etc.) que los actuales sistemas exigen. De hecho, muchos canales de comunicación internacional que operaban en bandas HF ya se han desplazado a VHF, UHF y microondas vía satélite, lo que representa una significativa disminución relativa de potencia neta irradiada. Sin embargo, los costos de la tecnología necesaria para esta conversión son un gran obstáculo para muchos países, y la saturación de las bandas HF probablemente continúe por largo tiempo. Por ejemplo, sólo entre los 4 y los 27 MHz operan todavía cerca de 3.000 estaciones de radioteletipo en los segmentos asignados, lo que representa en promedio una estación cada 3 kc con una potencia total irradiada de unos 60.000 kw. También habría que añadir la reciente aparición en esta banda de poderosos radares OTH ("más allá del horizonte") que operan por reflexión ionosférica y se usan con fines militares.
Falta de control
Sin embargo, pensamos que en donde se origina el mayor problema de contaminación ambiental RF es en aquellas numerosas fuentes de emisión que no suelen estar comprendidas en muchas de las regulaciones existentes y que cada vez son más difundidas y explotadas comercialmente. Tal es el caso de los miles -tal vez millones- de dispositivos de control remoto, extensiones telefónicas inalámbricas, enlaces telefónicos móviles, etc. Aunque su potencia individual es escasa, la suma alcanza sin duda cifras impresionantes. Añadamos los innumerables radiotransmisores de CB (banda ciudadana de 27 MHz) de variada potencia, en constante expansión en muchos países (en Estados Unidos hay prácticamente uno por cada automóvil y numerosas estaciones fijas operan con 1 kw de potencia). A estas se agregan las estaciones de intercomunicación comercial (que operan entre 30 y 165 MHz, el segmento de mayor absorción biológica), para las que se fabrican y venden corrientemente amplificadores de gran potencia. Consideremos también las emisiones espurias de artefactos que utilizan circuitos RF, como los modernos computadores (cuya irradiación permite, a veces, hasta detectar exteriormente la información que procesan) y pensemos, por ejemplo, en los ya corrientes hornos de microonda, cuya emisión probablemente no siempre quede integramente confinada en su interior.
Marcapasos
Por otra parte, un efecto para la salud, indirecto, pero cada vez más importante, es el originado por la llamada interferencia electromagnética o perturbación que los campos de radiofrecuencia pueden producir en el funcionamiento de los reguladores cardíacos y otros dispositivos electrónicos que ayudan ciertas funciones vitales. Las observaciones más exhaustivas se refieren a disfunciones de los marcapasos en las proximidades de equipos de comunicaciones, radar, aparatos de electrocauterización y diatermia, todos los cuales contienen osciladores de alta frecuencia que generan radiación en una parte muy amplia del espectro. Sabemos, además, que ningún equipo transmisor está libre de armónicos y espurias que pueden coincidir con frecuencias críticas de otros dispositivos. Señalemos los "saltos" de algunos microprocesadores en las vecindades de amplificadores y las recomendaciones de los fabricantes de muchos de aquellos aparatos respecto a su funcionamiento en presencia de campos electromagnéticos de cierta intensidad.
En definitiva, parece recomendable que en todos los países se tomen las medidas que regulen y controlen de manera integral la emisión de energía RF y se adopten estándares adecuados sobre niveles de radiación para el público en general. También es importante dar la información preventiva sobre los posibles riesgos existentes. Tal como se hace con otros tipos de contaminación que, sin embargo, está mucho más al alcance de nuestros sentidos percibir y, eventualmente, evitar.
(1) Algunos informes médicos han atribuido este tipo de problema al calor generado por soldadores eléctricos de arco. Debe señalarse que tales aparatos producen fuertes descargas eléctricas capaces de emitir considerable radiación de microonda.
Para saber más
1. "Riesgos del ambiente humano para la salud", Organización Mundial de la Salud (OMS/OPS), Washington
(USA). Publicaciones científicas, N° 320.
2. "Biological Effects of RF Energy", Pan 1, ARRL, Newington Conn. Nov. 1982.
3. "Biological Effects of RF Energy", Pan 2, ARRL, Newington Conn. Dec. 1982.
4. "Biological Effects of RF Energy, Still a Question", ARRL, Newington Conn. Jan. 1983.
5. "Biological aspects of microwave radiation, a review of hazards", Doc. TSB-4, Dept of Health, Education and Welfare, Rockville, Maryland, USA.
6. "Electromagnetic radiation interference with cardiac pacemakers", Ruggera y Elder, Dept of Helath Education, Rockville, Maryland, 1971.
7 "The effects of instrument averaging time on microwave power density measurements". Doc BHR/DEP-70, Department of Health, Education and Welfare, Rockville, Maryland, USA.
8. "The occupacional hazards from no-ionizing radiation generated by coherent electromagnetic devices, the consequent biological effects on perregulations which have been developed in Europe", Doc. EURO 4701 5, Copenhague, OMS/1971.