Animales domésticos: ¿Transmisores de enfermedad?
( Publicado en Revista Creces, Julio 1990 )

Sí. Existe una cadena infecciosa natural, que va del animal al hombre. Las consecuencias pueden ser nulas o leves, pero también mortales. La negligencia humana mantiene activa esa cadena infecciosa. Prevenir es la mejor medicina.

El deporte, la vida al aire libre, dietas vegetarianas y un espíritu ecológico atraen al hombre de esta década. Respetar y cuidar a los animales es hoy un estandarte de lucha. Pero una convivencia inadecuada con los animales domésticos puede dañar la salud humana. Su perro, gato u otro animal de crianza serán dañinos si usted no les proporciona un espacio, alimentos y relación adecuados. La Organización Panamericana de Salud (OPS) y miembros de la comunidad médica chilena señalan que los animales domésticos transmiten al hombre el germen de infecciones o enfermedades. Son las llamadas Zoonosis Parasitarias, que pueden ocasionar simples trastornos e incluso la muerte. Los científicos aún no logran eliminar esas infecciones y enfermedades, pero el hombre puede cortar la cadena infecciosa. Prevenir es la única alternativa.


Chile en el microscopio

Del total de zoonosis parasitarias conocidas, el eminente parasitólogo Antonio Atías señala que "son 13 las más comunes en Chile". De ellas destacan - por gravedad y frecuencia- la Toxoplasmosis, la Hidatidosis y la Trichinosis.

¿Qué sucede al ingresar una forma infecciosa en el organismo humano? : desde una infección asintomática que el propio organismo controla, hasta la muerte. Los niveles son muchos y dependen de la fortaleza de las defensas y la fuerza de los invasores que traen la enfermedad.

El hombre se infecta o enferma si no tiene medidas de higiene o una relación adecuada con los animales. Por ejemplo, si un cerdo come ratas infectadas de trichinella spiralis - microscópico organismo -, su carne quedará contaminada. Quien coma carne de este cerdo, se expone a la Trichinosis y arriesga la vida. Pero no es el animal, sino la negligencia del hombre la única responsable.

Para evitar la cadena infecciosa se debe dar al cerdo alimentos limpios y no basura, mantener limpio el recinto de crianza y lejos de basurales, combatir las ratas y faenar el animal sólo en un matadero autorizado, para inspeccionar la carne.

La negligencia humana mantiene activas algunas zoonosis parasitarias. "Las deficientes condiciones socioeconómicas también mantienen fuertes algunas de ellas", señala en su último informe anual la OPS. No existen estadísticas recientes en Chile de todas las zoonosis parasitarias. Sin embargo, se ha detectado en mataderos - durante 1989- un 0,2 por mil anual de cerdos con trichinosis. Otro 0.2 por cien aparece contaminado por otras formas infecciosas, peligrosas para la salud humana.

La enfermedad conocida como Toxoplasmosis tiene una incidencia impresionante. Se estima que un 50 por ciento de los chilenos están - o estuvieron- infectados. La enfermedad es causada por el parásito toxoplasma goondii, que alcanza su madurez sexual - y contaminante- en el intestino del gato. Sale con las heces del animal, pero sólo durante 15 a 20 días. Son millones de microscópicas formas infecciosas que pueden infectar a otros gatos, 300 mamíferos y 20 aves.

El hombre se infecta si come carne contaminada con el parásito. La cadena infecciosa se inicia cuando el gato defeca, expulsando los diminutos parásitos en el jardín o la huerta familiar. Si en el lugar existen gallinas, éstas se contaminan al picotear entre las plantas del lugar infectado. En la gallina el parásito continúa su crecimiento. Supongamos que la dueña de casa prepara un almuerzo con el ave y la carne no queda bien cocida. Las formas infecciosas más resistentes invadirán entonces al organismo humano. Pero el hombre también se infecta por contacto directo con el gato (en el período en que expulsa huevos del parásito). Esto es ocurre normalmente a niños de corta edad, por relación directa e inadecuada con el animal. No obstante, son pocos los que desarrollan la enfermedad. Normalmente el diminuto ser vivo invasor no causa daños. Pero en ocasiones surge la enfermedad, que trae complicaciones oculares, neurológicas o la muerte.

Un feto puede ser infectado también - por vía trasplacentaria - si su madre es portadora. Las consecuencias para el feto son aborto, malformaciones físicas, deficiencias visuales o neurológicas. En Estados Unidos nacen anualmente unos tres mil niños afectados por la Toxoplasmosis. El costo anual que implican fluctúa entre 31 y 40 millones de dólares.

Las zoonosis parasitarias imponen entonces elevados costos económicos en hospitalización, medicamentos, ausencia laboral, etcétera. La alternativa continúa siendo la prevención.


Génesis de la enfermedad

Las interpretaciones más conservadoras de los escritos bíblicos divulgan que "la enfermedad vino por el pecado del hombre". Sin embargo, la ciencia demuestra que las enfermedades son hijas de la evolución y colaboran a ella.

En la historia evolutiva, subsistir -permanecer- significó adaptarse. Para subsistir, algunos animales se asociaron. Existe incluso la asociación entre individuos de distinta especie. Y se agruparon en tres ramas fundamentales: mutualismo, comensalismo y parasitismo.

En la primera, dos especies se benefician mutuamente. Necesitan la una de la otra para poder vivir. Las termitas, por ejemplo, comen madera, pero son incapaces de digerirla. Este trabajo lo hacen organismos unicelulares que habitan en el intestino de la termita. Gracias a ellos las termitas se alimentan, y gracias a estas últimas, ellos también.

En el comensalismo una especie es huésped, porque alberga a otra que se beneficia -sin producir daño- de lo que el huésped no necesita.

Pero si la especie que se beneficia produce eventualmente daño al huésped, estamos en presencia del parasitismo. El parásito es potencialmente dañino, pero su ideal es llegar a una relación de comensalismo. Máxime porque el huésped activa las defensas cuando capta las agresiones del parásito.

El producto del "choque" entre el sistema de defensas y las formas infecciosas será: infección sin mayores complicaciones o enfermedad. Las personas con sistema inmunológico debilitado, como los enfermos de Sida o los depresivos, son más proclives a enfermar gravemente.


Un "bebe" indeseable, repugnante y letal

A comienzos de la década pasada, el 71 por ciento de los perros en la duodécima región de Chile tenían en su intestino un mortífero y diminuto gusano. Es el causante de la Hidatidosis en el ser humano.

En 1980 se inició una campaña para bajar aquellos índices, pero continúan surgiendo anualmente en Chile 800 nuevos casos de esa enfermedad.

El transmisor - la tenia o gusano del perro- alcanza su madurez sexual en el intestino de ese animal. La tenia, cuando alcanza su madurez sexual, rompe una de sus extremidades y libera - entre las heces del perro- millones de microscópicas formas infecciosas. Estas infectan el pasto, las verduras o directamente al hombre.

Las personas se infectan cuando ingieren alimentos contaminados con el parásito o si toman contacto directo con el animal infectado. Cuando las formas larvales del parásito penetran al organismo humano, se atrincheran en el hígado o el pulmón. Allí crecen y se desarrollan hasta alcanzar la forma de una bolsa líquida, de tamaño variable. El líquido contiene diminutas tenias, propagadoras de la enfermedad.

La ruptura de esa bolsa pone en riesgo la vida del enfermo. El líquido - plagado de tenias- se expande por el organismo, provocando un colapso que trae a muerte en segundos. Por tanto, existe un riesgo si se intenta extirpar quirúrgicamente esa bolsa de tenias. "La tasa de mortalidad de los operados en Chile", señala el doctor Atías, "se sitúa entre ocho o diez por ciento".

La ausencia de colapso, luego de la ruptura de la bolsa, también es delicada. En este caso se formará una nueva bolsa por cada microscópica tenia liberada. El mejor camino para cortar el ciclo de la enfermedad es impedir que los perros coman carnes crudas, porque podrían estar infectadas con el parásito. Se debe cuidar también la higiene de los alimentos que se comen, y asegurar una adecuada cocción de las carnes.

A pesar de la gravedad, es posible prevenir. En general las zoonosis parasitarias se coartan vigilando las condiciones de vida de los animales (limpieza, alimentación, controles veterinarios), evitando costumbres poco higiénicas en la alimentación y reeducando la relación animal-hombre.



Felipe Rodríguez Aguirre.


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