Los olores y el sexo
( Publicado en Revista Creces, Septiembre 1986 )

Existe una variedad de olores de significado sexual en el género humano, a los que el hombre parece más sensitivo que la mujer.

El olor que expele el cuerpo de la mayoría de los animales tiene un significado muy distinto para ellos dependiendo de la especie a la que pertenezcan. Así, para algunos constituye elemento de defensa, para otros, un importante apoyo para la actividad sexual y para otros -que tienen acceso a la cultura y las comunicaciones- una obsesión.

Claro que no siempre el género humano ha considerado su olor como algo impropio y motivo de camuflaje. Durante mucho tiempo los estándares fueron bastantes distintos de los que conocemos hoy y una dama bien provista físicamente y dotada de un "penetrante olor a ciervo" podía tener un gran éxito como cortesana. Así describen a Madame du Barry, una de las más famosas amantes de Luis XV.

El olor corporal depende en gran medida de la actividad de las glándulas sudoríparas distribuidas por todo el cuerpo. Un número especializado de éstas se localiza en las axilas y en las cercanías de los genitales y son las responsables de nuestro olor cotidiano. Estas glándulas comienzan a producir sudor en gran cantidad sólo después de la pubertad, al mismo tiempo que esa zona se cubre de vellos. Los productos de secreción de estas glándulas son esteroides junto a otra sustancia perfectamente inodora que las bacterias de la piel metabolizan y transforman en sustancias volátiles de aroma sospechoso. El vello favorece el ambiente bacteriano y ofrece una mayor superficie de evaporación para el sudor.

El sentido del olfato se desarrolla muy tempranamente tanto en el ser humano como en los animales. Una criatura alimentada al pecho de tan sólo un mes de edad puede distinguir inequívocamente el seno materno y se supone que en esa hermosa relación que se comienza a forjar con la lactancia, el olor materno juega un rol decisivo.


Sensibilidad

No todas las personas tienen la misma sensibilidad a los olores; hay acuerdo en que las mujeres son algo más sensitivas que los hombres. En estudios bien controlados se ha encontrado que la mujer puede ser entre 100 a 100.000 veces más sensitiva a determinar olores durante la ovulación que durante la menstruación. Al respecto, un dato curioso resulta del hecho que mujeres fértiles que viven juntas por algún tiempo, tienden a sincronizar sus ciclos menstruales y se ha atribuido este peculiar hecho a los esteroides que ambas secretan con la transpiración.

En animales de una misma especie, sustancias volátiles conocidas como feromonas, juegan un rol muy importante en la conducta social y sexual de ellos. No ha sido establecido aún si en el caso del hombre se puede extrapolar algo similar, aunque hay quienes sustentan que algunos olores emanados por la mujer son percibidos por el hombre y son responsables de un marcado efecto fisiológico, aunque el sujeto no tenga especial conciencia de ello. De cualquier modo existe una variedad de olores de significado sexual en el género humano y es el hombre más sensitivo a este tipo de estímulo que la mujer.


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