La temperatura del planeta no debe aumentar
( Publicado en Revista Creces, Junio 1987 )

Informe entregado en Wshington alerta ante los efectos de los combustibles quemados por el hombre en la temperatura de la tierra y su probable aumento.

La necesidad de medidas vigorosas para aumentar la eficiencia en el uso de la energía y para proteger la selva tropical, a fin de evitar el "efecto de invernadero", que amenaza cada vez con más claridad elevar la temperatura de la Tierra a su punto más alto de los últimos 100 millones de años, es la conclusión a la que llega un nuevo informe del World Resources Institute (Instituto para los Recursos Mundiales) con sede en Washington, y que fue entregado en abril de 1987.

El estudio, que consta de 60 páginas, considera que si se limitase la emisión de los gases que causan el efecto de invernadero, como el dióxido de carbono, se retrasaría el aumento de la temperatura, y tendríamos la oportunidad de mantener el clima de la Tierra muy próximo a lo que ha sido en los últimos miles de años.

"La magnitud de la emisión de los gases de invernadero dependería apreciablemente de las normas que ahora se elijan y que se lleven a la práctica en los próximos diez años", dice este informe. " La elección de esas normas afectaría significativamente el comienzo y la rapidez del calentamiento del planeta".

El dióxido de carbono, que se escapa a la atmósfera siempre que se queman combustibles fósiles, como el carbón o el petróleo, actúa como las vidrieras de un invernadero. Permite que pasen a través de ellas los rayos del Sol, pero dificulta su trayecto de regreso al espacio exterior. Si se deja que se acumulen en la atmósfera el dióxido de carbono y otros gases tales como el metano y el óxido nitroso, la temperatura de la Tierra se elevaría apreciablemente.


Más calor

Son muchos los Hombres de ciencia que consideran que este "efecto de invernadero" cambiaría la temperatura y las lluvias de muchas de las regiones de la Tierra, elevaría el nivel del mar y tendría un efecto general sobre la salud humana.

Según el World Resources Institute, WRI, los modelos meteorológicos indican que la acumulación combinada del dióxido de carbono y de los otros gases en la atmósfera desde 1850 podría ya garantizar que la temperatura media de la superficie de la Tierra se elevara hasta por un grado centígrado y medio, por encima de lo que fue en el siglo XVIII.

El presidente del Instituto, Gus Speth, sostiene que ese informe da motivos para una gran preocupación. "Por lo que ya se sabe, habría que dar una prioridad máxima al lanzamiento de grandes iniciativas nacionales e internacionales, basadas en los mejores análisis científicos y de política disponibles", manifestó Speth.

El estudio del Instituto afirma que ciertas normas, "puestas pronto en vigor, y sostenidas durante varios de los próximos decenios", podrían influir apreciablemente sobre el ritmo del calentamiento del planeta.

En este estudio se considera que si se usara la energía de manera más eficiente, y si se quemaran proporciones diferentes de los combustibles comerciales que se emplean en todo el mundo, se rebajarían marcadamente las emisiones de dióxido de carbono y de otros gases. Asimismo, según el mismo estudio, el empeño internacional y nacional por limitar la deforestación tropical retardaría la acumulación de dióxido de carbono y de metano en la atmósfera.

"Además, las normas para limitar el riesgo del agotamiento del ozono atmosférico cambiarían apreciablemente la magnitud y la composición de las emisiones atmosféricas de los clorofluorocarburos", dice el informe.

A los clorofluorocarburos -sustancias sintéticas que se emplean en los aerosoles, la refrigeración y la climatización- se los tiene por los principales culpables de la destrucción del ozono, que es como una capa atmosférica protectora de la Tierra. Y esas mismas sustancias sintéticas también influyen en el efecto de invernadero; se calcula que en la actualidad contribuyen en un 15 por ciento al calentamiento anual del planeta.

Los investigadores del Instituto, que basan sus pronósticos en un nuevo modelo computarizado, manifiestan que si no se toman medidas para retrasar la acumulación de los gases de invernadero y persisten las tendencias actuales de esas emisiones, se espera que la temperatura de la Tierra habrá aumentado entre 2,9 y 8,6 grados centígrados para el año 2075. Pero si, por otra parte, se toman medidas enérgicas para mejorar la eficiencia en el uso de la energía, aprovechar la energía solar, desalentar el uso de combustibles basados en el carbono, y detener la tala de las selvas, el aumento en la temperatura, dice este informe, llegaría sólo a la mitad durante el mismo período: entre 1,4 y 4,2 grados centígrados.

Desde el comienzo de la civilización, hace unos ocho mil años, la Tierra no ha tenido una temperatura media ni siquiera un grado centígrado superior a la actual. Un aumento de seis grados daría una temperatura superior a la que ha conocido el planeta desde el período cretáceo de hace cien millones de años.

Al mismo tiempo, se ha publicado otro estudio de la Institución Scripps de Oceanografía, de la Universidad de California, que se basa en un modelo meteorológico recién ideado. Este estudio indica que la posible elevación térmica debida a la acumulación de dióxido de carbono en la atmósfera tal vez se aliviaría con los cambios en la condición de las nubes.

La hipótesis fundamental del estudio de la Institución Scripps es de que una atmósfera más caliente, más húmeda y más rica en dióxido de carbono produciría unas nubes más espesas, que reflejarían una mayor proporción de los rayos solares. Esto compensaría, en parte, la tendencia al calentamiento de la superficie que causaría el dióxido de carbono.

"La retroacción de las nubes pudiera reducir a la mitad la elevación térmica que se espera para el próximo siglo", dijo Richard Somerville, el jefe del grupo de investigación meteorológica en la Scripps. "Esto no quiere decir que debemos considerar superada o disipada la cuestión del efecto de invernadero".



Jim Fuller.
USIS.


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