El DNA mitocondrial confirma mortandad de nativos americanos, con la llegada de la conquista europea.
( Creces, 2012 )

Por medio del análisis del DNA mitocondrial ha sido posible poner en evidencia la existencia de una disminución significativa de la población nativa Americana, que se produjo aproximadamente 500 años atrás, coincidiendo con la llegada de Colón a América, y luego con las posteriores y sucesivas llegadas de conquistadores europeos. Ellos trajeron consigo numerosas enfermedades contagiosas, provocando altas mortandades durante el siglo XVI, en una población nativa virgen, sin inmunidad anterior.

Diversos estudios arqueológicos concuerdan en señalar que el ser humano habría llegado por primera vez a América, hace aproximadamente 15.000 años. Desde Asia habrían atravesado a través de Beringia, un paso que ahora está sumergido bajo el mar (Estrecho de Bering). La migración se habría producido, favorecida por condiciones climáticas favorables, como también por las necesidades de seguir la caza del mamut, el bisonte y una especie de caballo que allí entonces existía (Cuándo y cómo llego el hombre a América). Una vez allí, se habría lentamente desplazado hacia el sur del continente, donde se ha encontrado restos arqueológicos de una data de 12.500 años (Monte Verde, sitio del hombre temprano en Chile Centro Sur).

Fue en 1492 (aproximadamente 11.000 años más tarde), cuando Cristóbal Colón llegó a América. El 12 de Octubre, Colón frente a las playas, escribía en su bitácora: "al desembarco, todo lo que yo veía eran mancebos, que ninguno vi de edad de más de treinta años; muy bien hechos, de muy fermosos cuerpos y muy buenas caras...Ellos son de buena estatura, de grandeza y buenos gestos, bien hechos". Al día siguiente, continuaba: "Luego que amaneció, vinieron a la playa muchos de estos hombres, todos mancebos, como dicho tengo, todos de buena estatura, y gente muy fermosa... Las piernas muy derechas, todos a una mano, no barriga, salvo muy bien hecha". Por esta primera impresión, pareciera que estas gentes del Nuevo Mundo, a los ojos de Colón, eran saludables y bien alimentados, dada su buena estatura y estructura corporal.

Desde entonces, y por siglos, fueron llegando sucesivas migraciones de Colónizadores europeos. Muchos historiadores afirman que estas avalanchas de conquistadores habrían diezmado masivamente la población nativa, tanto por guerras, como la esclavitud, y los múltiples contagios de las más diversas enfermedades infecciosas que les trasmitieron: viruela, sarampión, influenza, peste bubónica, difteria, tifus, escarlatina, varicela, fiebre amarilla, coqueluche, todas ellas desconocidas para una población absolutamente virgen, que carecía de defensas inmunológicas, que el europeo ya poseía. Algunos estiman que en aquellos años murió el 90% de la población nativa. Otros, sin embargo, creen que se exagera y que la disminución habría sido relativamente modesta, y que muy luego se habría recuperado hasta a los niveles poblacionales precolombinos.

Los antropólogos e historiadores creen que no se pueden dar cifras definitivas, en gran parte porque ha sido muy difícil estimar la población de nativos de aquella época. Así por ejemplo se afirma que en el año 1900, la población de Norte América y norte de México, era de 500.000 personas. Otras estimaciones, señalan para el año 1.500, la población para esa misma área geográfica, variaba entre 20.000.000, a 1.000.000. De acuerdo a Migliazza y Campel (1) en el siglo XVI (siglo de la conquista), la población aborigen en América alcanzaba a 57.300.000 habitantes, distribuidos así: Norteamérica, 4.400.000; México, 21.400.000; América Central, 5.650.000; Caribe, 5.850.000; Andes, 11.500.000; y regiones bajas de Sud América, 8.500.000. En el continente se hablaban cerca de 250 lenguas diferentes (Alimentación de los aborígenes en América).

"La verdad es que la historia demográfica de América, antes y después de Colón, ha sido objeto de grandes debates entre arqueólogos e historiadores, sin llegar a acuerdos", afirma el antropólogo Clark Larsen de la Universidad de Ohio en Columbus.

Qué dice el DNA

Un estudio genético recién publicado en el Proceeding of the National Academy of Science (Noviembre 2011), basado en el análisis de muestras de antiguos habitantes y actuales, a los que se determinó el DNA mitocondrial (mtDNA) (ver recuadro), concluye que hace 500 años, el número de mujeres Nativas Americanas reproductivamente activas, experimentó un brusco descenso, disminuyendo a la mitad, lo que indica una importante contracción en el tamaño de la población de aquella época. Brendam O'Fallon, genetista poblacional de la Universidad de Washington, Seattle, y Lars Fehren-Schmitz, antropólogo de la Universidad Gottingen en Alemania, analizaron los datos de 137 genomas completos de mtDNA, representativos de indígenas Americanos de Norte y Sud América, y 63 antiguas secuencias de mtDNA de americanos de ambos continentes, que vivieron dentro del periodo comprendido entre 3000 a 700 años atrás.

Combinando los DNA modernos y antiguos, pudieron calibrar un acucioso reloj molecular (ver recuadro). Luego usaron un modelo de resolución estadística para especificar la fecha en que se produjeron los cambios demográficos, indicados por las variables de distribución del DNA. "Mediante este método pudieron evidenciar una dramática disminución de la población, que en estudios genéticos anteriores no se había logrado demostrar", dice O'Fallon.

Dado que el mtDNA se hereda a través de la madre, fue posible estimar el tamaño de la población (en este caso, el número de mujeres que estaban en edad de criar niños), pudiendo precisar que hace 500 años, se produjo una disminución poblacional del 50%. Posteriormente, esta comenzó de nuevo a elevarse. (El equipo no trató de estimar el número actual de población, ya que la relación entre el tamaño de la población efectiva y el tamaño de la población total, variaba enormemente).

La población Nativa Americana se recuperó, ya que nunca estuvo en un peligro de extinción. Sin embargo desde el punto de vista cultural o moral, una caída del 50% fue muy grave. Estos resultados coinciden con lo observado en la documentación histórica, que señala el colapso de la población en la era post-Colón. Quetin Atkinson, biólogo de la Universidad de Auckland en Nueva Zelandia y autor de una de los primeros estudios genéticos que no habían detectado esta caída, estuvo de acuerdo que estos resultados parecían sugerir una caída de la población 500 años antes. Sin embargo, él y Phillip Endicott del Museo del Hombre en París, manifestaron su preocupación por la metodología usada, que de acuerdo a su opinión, era como mezclar peras con manzanas: "usan todo la secuencia del mtDNA para Nativos Americanos modernos, pero sólo pequeños segmentos de mtDNA y en una pocas muestras para los antiguos nativos". "Sería más convincente si hubiesen dispuesto de muestras verdaderamente comparables", dice Endicott.

1. - Migliazza E., Campel L.: Panorama general de las lenguas indígenas en América. Historia General de América. Período Indígena. Caracas: Presidencia de la República. Tomo 10,1983

2. - Cristóbal Colón: Diario citado en Sumario de la Civilización Occidental. Uslar Piétri A. Madrid. Edime 1968



El DNA mitocondrial (mtDNA)

La nueva especialidad, la llamada paleoantropologías, ha comenzado a utilizar la información biológica, como un instrumento más, que les permite disponer de un verdadero reloj biológico, que sumados a los otros metodologías ya en uso, pueden determinar tiempos antropológicos evolutivos. Una de ellas es el análisis del DNA, que como se sabe, está en el interior del núcleo de todas las células. Es allí donde se suma el DNA proveniente de las madres, con el DNA proveniente del padre. Pero ahora se ha descubierto otro DNA, el mitocondrial (mtDNA), que está en el interior de las mitocondrias (el lugar de la célula donde se produce la energía). Este proviene sólo de la madre, ya que lo aporta sólo el óvulo y no el espermio. De modo que cualquier cambio en él, que se trasmita de generación en generación, es solo el resultado de mutaciones randomizadas, que suceden con gran regularidad, a un ritmo de 2 a 4% por millones de años. De este modo, el estudio del DNA mitocondrial y sus mutaciones, se han convertido para los antropólogos, en un verdadero reloj genético. De acuerdo a ello, conociendo el número de mutaciones que se hayan producido, se puede saber por ejemplo, cuánto tiempo ha ocurrido hacia atrás, hasta ubicar un ancestro común. De esta forma esta nueva tecnología se ha incorporado a la nueva paleoantropología, sumándose a las otras ya conocidas. El tDNA se ha demostrado muy útil para analizar semejanzas y diferencias entre poblaciones, y también para estudios biológicos en terreno.





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