Estimulación magnética cerebral en autismo y Síndrome de Asperger
( Creces, 2012 )

Hasta hace algunos años el autismo era una enfermedad rara, pero en la actualidad ha llegado a tanto su difusión, que ya este se ha incluido en la jerga popular. Cuando alguien parece estar mentalmente ausente de su medio, se le adjudica el mote de "autista". Según afirma la Sociedad Americana de Autismo, durante las últimas tres décadas, el diagnóstico del autismo se habría incremento en un 190% (Los casos de autismo se incrementan exponencialmente).

La enfermedad fue descrita por primera vez en el año 1943 y desde entonces se la han ido incorporando a ella diversas variables clínicas. En un comienzo se denominó autismo a un desorden del comportamiento, caracterizado por una variedad de síntomas bien definidos que comenzaban a evidenciarse después de los tres años de edad. La característica fundamental era una incapacidad de interpretar los estados emocionales de otros, como el enojo u otras situaciones emocionales de comunicación no verbal. Los enfermos eran incapaces también de establecer un contacto visual, o mantener el hilo de una conversación. Si se les preguntaba algo, en lugar de dar una respuesta, repetían la misma pregunta, y era frecuente que con las manos repitieran movimientos como aplaudiendo. En general, actuaban como ausentes del medio.

Con el tiempo, sobre este cuadro clínico más o menos característico, se fueron incorporando otras modificaciones y síntomas no bien definidos. El número de variables ha ido en aumento y según algunos especialistas, ya existirían por lo menos 10 diferentes tipos de autismo. Tanto se ha ampliado el concepto que hoy en día se prefiere hablar de "síndrome autista". Debido a esta confusión y la amplitud de los criterios que se han ido aceptando, muchos ponen en duda que realmente haya habido un incremento del autismo (Consideraciones sobre el autismo).

A una de las variedades, se le ha llamado "síndrome de Asperger", que habiendo sido descrito en el año 1947 por Hans Asperger, durante muchos años pasó desapercibido. Recientemente (1990), se ha actualizado, hasta llegar a incorporarse oficialmente como una verdadera entidad clínica en el Manual Estadístico de Diagnóstico de Trastornos Mentales. Se considera una variable ya que tiene de común con el autismo dificultades para empatizar con las emociones de otros. Además se caracteriza por pensamientos concretos, siéndoles difícil para el enfermo entender las ironías o las frases de doble sentido, frecuentes en una conversación. Las interpretan literalmente, como por ejemplo: "fulano tiene malas pulgas". En su conversación no fijan la mirada y parecen estar ausentes y demuestran poca imaginación y creatividad. Está alterada su motilidad fina, y poseen poca destreza, como para atrapar una pelota. No tienen amigos, prefiriendo estar solos. Todos estos síntomas parecen ser semejantes a los del autismo, sin embargo hay diferencias importantes. En ellos los déficits de comunicación son menos severos, pudiendo ser capaces de sostener una conversación, aunque con un tono característico de voz. Sin embargo, su inteligencia es normal y no presentan retrasos en el desarrollo del lenguaje. Por el contrario, pueden tener diversos talentos, como una memoria extraordinaria (visual, musical o numérica). Ven y recuerdan detalles de cosas que otras personas no ven. Algunos son buenos en matemáticas y programando computadores. Se divierten haciendo lo mismo muchas veces, lo que para muchos resultaría aburrido. En resumen, su pronóstico es más positivo que los casos clásicos de autismo, pudiendo llegar a integrarse socialmente y hasta formar familia. Según la definición plasmada en las conclusiones del II Congreso Internacional sobre el síndrome de Asperger, realizado en Sevilla en 2009, se trata de una discapacidad social de aparición temprana, que conlleva una alteración en el procesamiento de la información.

Estimulación magnética

La estimulación del cerebro mediante la aplicación de un campo magnético desde la superficie craneal, podría parecer como un procedimiento esotérico. Sin embargo ya prestigiosas revistas, como Lancet, Neurology, Science, han publicado artículos que señalan su utilidad terapéutica en diversas patologías cerebrales y muy especialmente en casos de depresiones profundas. Es así como el Food and Drug Administration de los Estados Unidos, ha aprobado el uso de esta técnica, como una terapia adecuada en las depresiones mayores. También ella se ha estado ensayando en enfermos esquizofrénicos, en obsesiones convulsivas y en la enfermedad de Parkinson. En otras publicaciones se ha utilizado para acelerar el desarrollo de diversas capacidades intelectuales y motoras (Science, Mayo, 2002, p. 1268) (Estimulación cerebral por magnetismo). Ahora se ha comprobado el efecto benéfico en enfermos autistas y en el síndrome de Asperger. Los primeros resultados sugieren que la estimulación magnética, dirigida a pequeñas áreas de la región frontal del cerebro, mejoraría la empatía y el comportamiento social. También aplicadas en otras áreas cerebrales, pareciera potenciar la habilidad de comunicación y concentración. (Linda Geddes; Auties and Aspies get empathy. New Sicentist, agosto 27, 2011, pág. 6.

La estimulación magnética transcraneana, es una técnica no invasiva, en la cual mediante un magneto aplicado en la superficie del cráneo, se induce una corriente eléctrica que llega a afectar al cerebro, estimulando o suprimiendo una determinada actividad. El equipo de Paul Fitzgerald,de Monash Alfred Psychiatry Research Center, en Melbourn, Australia, utilizando una nueva forma de estimulación magnética que permite penetrar cinco centímetros en el tejido cerebral, logra estimular un área de la corteza frontal relacionada con la interacción social, que se sabe menos activa en los pacientes autistas. El estudio en ejecución, incluye 16 pacientes tratados durante 12 semanas. Hasta ahora, han observado una reducción de los comportamientos repetitivos y de la irritabilidad, notándose además una mayor capacidad de concentración, en relación a un grupo control de autistas que no han recibido este tratamiento (Journal Of. Neurotherapy, DOL10.1080/10874208.2010.501500). Según afirma Fitzgerald, algunos responden mejor que otros, llegando a mostrar un notable incremento en el rendimiento escolar. Estimulando otra área del cerebro que tiene que ver con el del procesamiento del lenguaje, se ha notado mejoría en la capacidad para nombrar objetos y reconocer caras. Incluso en un pequeño número de autistas, el beneficio ha persistido a largo plazo.

"Los resultados no son como para afirmar que los enfermos se mejoren, sin embargo los cambios experimentados son notables, aun cuando no definitivos", dice Fitzgerald. "Es la primera demostración, de que es posible hacer algo por estos enfermos".

Es interesante el caso de John Eider Robinson, un enfermo de cuarenta años, con el diagnóstico de síndrome de Asperger, que luego de varias sesiones de estimulación magnética del cerebro, en el Centro Médico Beth Israel, en Boston, confiesa haber experimentado un cambio substancial en su mentalidad. Según él, "es como haber recibido una iluminación interna, que de pronto me ha permitido ver en la mente de otros" "Es la más poderosa experiencia emocional que me ha llevado a cambiar mi vida" "Por primera vez he entendido a la gente cuando afirma sentir pena porque un extraño ha sido atropellado en la calle". Es que por primera vez John Eider ha experimentado la sensación de una empatía. "Este caso es excepcional", dice la investigadora Lindsay Oberman, "pero indicador de un claro cambio de personalidad". Ello abre nuevas perspectivas terapéuticas para este tipo de enfermos". (New Scientist, 27 Agosto2011, pág 7).




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