El gas natural de esquistos y las aguas subterráneas
( Creces, 2013 )

Por décadas se ha venido anunciando el agotamiento del petróleo y del gas natural. Pero de pronto ha surgido otra posibilidad: el gas contenido en los esquistos, depositados en las profundidades de la Tierra. Su existencia se conocía desde hace tiempo, pero no había sido posible extraerlo comercialmente. Ahora se dispone de tecnologías apropiadas, pero existen limitaciones: se requiere de mucha agua y además existe el riesgo de contaminación accidental de recursos acuíferos subterráneos..

La técnica desarrollada para extraer el gas de los esquistos, consiste en perforar a grandes profundidades (mil metros o más) e inyectar agua a presión, para fracturar los esquistos (rocas provenientes de arcillas o lodos) que contienen en su interior el llamado "gas no convencional". Se trata de metano, atrapado en pequeños bolsones de los esquistos. Ello en contraposición al "gas natural", que corresponde al que hasta ahora se ha estado extrayendo y almacenando en grandes reservas y que surge espontáneamente al perforar el subsuelo.

Para extraer el gas no convencional, es necesario introducir agua a presión hasta fracturar los esquistos y con ello liberar el gas que contienen. No se trata de algo nuevo, ya que la fracturación hidráulica se conocía desde el año 1940, pero no había sido posible contar con un procedimiento de extracción que fuera comercialmente factible.

La técnica empleada consiste en perforar hasta una profundidad de 3.000 metros o más, para luego instalar una cañería. Por ella se introduce agua a gran presión, que contiene arena, mas una mezcla de diversas substancias químicas necesarias para proteger las tuberías y matar las bacterias. Con ello se consigue producir numerosas fracturas de los esquistos, entre las cuales se escabulle el gas.

Más recientemente, la perforación vertical se ha combinado con otro proceso de perforación adicional, llamado perforación "direccional u horizontal". Es decir, al llegar al medio de la capa de esquisto, la perforación se cambia de rumbo, torciéndola en 90 grados, para continuar perforando horizontalmente por miles de metros más, a través del mismo esquisto (ver figura). Con ello se logra continuar su fraccionamiento a lo largo de la capa de esquistos. El problema es que para ello se requieren de enormes volúmenes de agua, además de toneladas de químicos disueltos en ella, que deben estar almacenadas en un contenedor cercano, con el agravante que después de inyectados, el 70% del mismo líquido contaminado, vuelve a la superficie. El proceso completo de una sola perforación requiere de promedio, de 400.000 millones de litros de agua, además de toneladas de productos químicos. Cuando ya la capa de esquistos ha sido ubicada y conocida su extensión, las empresas continúan perforando en distintos puntos, hasta agotarla. Es normal que en un mismo sitio, frente a un depósito de esquistos, se realicen docenas de perforaciones.

Es frecuente que las mezclas de aguas contaminadas que se introduzcan, atraviesen napas de agua subterráneas, las que normalmente se encuentra a pocos metros de la superficie. Al atravesarlas, es posible que se contaminen con estas aguas que contienen un verdadero cocktail de químicos. Ello preocupa grandemente a los ambientalistas.

Ya existen antecedentes que ello ya ha ocurrido. En muestras de agua de bebida, tomadas por la Universidad de Duke, cercanas a zonas que se están perforando, se ha detectado una concentración de metano 17 veces más elevada que en muestras de aguas tomadas en pozos de regiones más alejadas. Estos y otros antecedentes han hecho qué cada vez sean más fuertes las críticas de la opinión pública. Es así como ya han comenzado las demandas legales a empresas explotadoras de gas no convencional.

Con todo, en la actualidad las perforaciones se han extendido y continúan extendiéndose por diversas regiones de USA. Hasta hace una década el gas de esquistos suplía sólo el 1% de las necesidades del país. Hoy con todos los lugares de perforación instalados y en plena producción, están llegando a suplir el 30% de las mismas necesidades. Según las estimaciones, existirían reservas de gas estimadas en más 300 trillones de metros cúbicos, que en teoría asegurarían una oferta de gas para USA, por los próximos 300 años. En ellas se incluye el llamado "gas seco" que se usa como fuente energía y el "gas natural líquido" para la industria química.

La posibilidad de contaminación es cierta y posiblemente en el futuro se incremente, si consideramos que cada vez se describen nuevos hallazgos de esquistos con gas de petróleo ubicados en diferentes regiones del mundo. Importantes reservas han sido encontradas en China, Argentina, Sud Africa y México y en muchos otros países. Con su explotación, necesariamente se incrementará el riesgo de contaminación de las aguas de bebidas subterráneas.

Una nueva oportunidad de negocios

Si para algunos la contaminación del agua subterránea es un problema, para otros es una nueva oportunidad. Son varias las empresas que están estudiando formas de reciclar el agua usada en los sistemas de fracturación hidráulica. Algunos piensan que es posible extraer los químicos que se le han agregado a un costo menor de lo que las empresas deben pagar por deshacerse de ellas. Jeanie Oudin, analista de la consultora Wood Mackenzie, señala que se podrían reducir los costos hasta 2 dólares por barril, lo que ya es algo. Como esta empresa, hay varias otras que ofrecen soluciones para purificar el agua para utilizarla posteriormente en regadíos.

Otras piensan que sería más factible deshacerse de esta agua residual contaminada. Ellas podrían enterrarse en lugares profundos del subsuelo. En Texas, en la actualidad existen grandes cantidades de pozos petroleros vacíos, y en ellos se podría inyectar el agua, pudiendo permanecer allí por largos períodos. En Pensilvania, en la actualidad, han tenido que transportar el agua a miles de kilómetros de distancia para depositarlos en pozos de inyección, donde permanecería entre formaciones rocosas. En la parte de noroeste de EE.UU. las empresas petroleras tienen que pagar a contratistas hasta 10 dólares por barril de 160 litros, para que se deshagan del agua en otra parte. Todo esto ha generado controversias, ya que algunos científicos atribuyen a ello la detección de movimientos telúricos menores que se han estado sintiendo en esta zona. Algunas compañías están investigando formas de fracturar la roca sin usar agua y en su lugar aplicar gas propano o incluso aire comprimido. Sin embargo el eliminar el uso de líquidos no es fácil.

Para Chile esta sobre abundancia de gas natural es una oportunidad, ya que ha aparecido una serie de nuevos oferentes y este se puede utilizar como combustible en el transporte. Claro que para ello habría que comenzar a implementar puntos de distribución a lo largo de las carreteras.

En todo caso, la existencia de gas en nuestro país ya fue vaticinada por la EIA (organismo de análisis y estadística del Departamento de Energía de EE.UU.). La presunción fue comprobada en la cuenca de Magallanes, según lo afirma José Antonio Ruiz, jefe de la división de seguridad y mercado de hidrocarburos del Ministerio de Energía, quien agrega que el interés del Ministerio, es diversificar nuestra matriz energética. En todo caso hay partidarios y detractores de iniciar la explotación, ya que la tecnología de extracción no es tan simple, y los problemas que se generan con el agua tampoco son fáciles de solucionar.



0 Respuestas

Deje una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados.*

Buscar



Recibe los artículos en tu correo.

Le enviaremos las últimas noticias directamente en su bandeja de entrada