El hipotálamo ubicado en la interface entre el cerebro y el resto del organismo (en el tronco cerebral), descansa en la situación ideal para controlar todas las funciones básicas del organismo. Recibiendo la información de los órganos y tejidos periféricos, controla mediante hormonas, el sistema locomotor, el sistema del dolor, el sistema cardiovascular, el sistema endocrino, el sistema inmunológico, el sistema adiposo, el sistema reproductor, el balance calórico, la temperatura, el metabolismo basal, y por último, el crecimiento y división celular. Entonces no es raro que en su ámbito estén también los mecanismos que regulan la duración de la vida, es decir, el envejecimiento.
Manipulando estos mecanismos, investigadores han logrado en ratas, extender o acortar la vida. Ello abre las puertas para que más adelante se llegue a elaborar drogas que puedan retardar o prevenir el comienzo de enfermedades degenerativas del adulto, las que en definitivas son las que acortan o permiten prolongar la vida. Dongsheng Cai y sus colaboradores del Albert Einstein College of Medicine, en New York, observaron que en ratas durante el proceso de envejecimiento, se incrementaba el "factor nuclear kB" (NF-kB), un complejo proteico nuclear que entre otras funciones, regula la respuesta inmunológica. En ratas jóvenes de 3 a 4 meses, el NF-kG hipotalámico estaba muy poco activo, mientras que en las mayores este mismo se activaba substancialmente (entre 22 y 24 meses de edad).
Cai, en base a esta observación, y con el objeto de saber si era posible modificar el envejecimiento manipulando los niveles de este complejo proteico NF-kG. Montaron un experimento en tres grupos de ratas de edad intermedia. A uno, lo sometieron a una terapia génica, inhibiéndoles el NF-kG
(Como anular genes por la técnica de anti sentido). A un segundo grupo también, mediante terapia génica, les activaron el NF-kG
(Pequeños RNAs, además de inhibir genes, pueden también activar genes), mientras a un tercer grupo control, no lo intervinieron, dejándolo que evolucionara normalmente. Las de este último grupo vivieron entre 600 a 1000 días. A las que se les activó el NF-kG, vivieron un promedio de 900 días, mientras que a las que se inhibió el NF-kG, vivieron un promedio de 1100 días.
Lo interesante fue que las que vivieron más, también resultaron más saludables: permanecieron física y mentalmente más activas, lo que se determinó por medio de test que median procesos cognitivos y de actividad física. El grupo que vivió más superó al grupo control en estos test cognitivos y de actividad física.
Al examinarse los músculos y los huesos después de fallecidas, observaron que el grupo que vivió mas, tenían también cualidades químicas y físicas en huesos y músculos, mejores en relación a las que vivieron menos (Nature, 10.1038/nature12143).
Investigaciones posteriores revelaron que el NF-kB reducía los niveles de una hormona producida por el hipotálamo, llamada "factor hipotalámico liberador de gonadotrofina" (GnRH), mejor conocida por su compromiso en la regulación de la pubertad y fertilidad, y en la producción de los óvulos y espermios
(Desarrollo sexual femenino).
Para ver si era esta hormona hipotalámica (GnRH) era la que controlaba la duración de la vida, los investigadores desarrollaron otra investigación. A un grupo de ratas, entre 20 a 24 meses de edad, les inyectaron diariamente GnRH durante cinco a ocho semanas. Estas vivieron más, por un tiempo similar a las que se les habían inhibido el NF-kB en el experimento anterior.
Cuando se les inyectó GnRH directamente en el hipotálamo, este influyó en otras regiones cerebrales, revertiendo en ellas manifestaciones propias de la edad, lo que hizo pensar que el hipotálamo efectivamente controla muchos de los procesos relacionados con el envejecimiento.
Las inyecciones de GnRH también retrasaron el envejecimiento en las ratas a las que se había sometido a una terapia génica para activar el NF-kB. En el estudio, ninguna de estas ratas mostró efectos colaterales.
¿Es que se podría prolongar la vida con dosis regulares de GnRH? Cai piensa que es poco probable que sólo con esta hormona sea posible prolongar la vida en forma indefinida, ya que el proceso de envejecimiento es demasiado complejo y la GnRH es sólo de los muchos factores intervinientes.
(El secreto para una larga vida). Sin embargo dado que el hipotálamo y en particular, GnRH regulan la mayor parte de los procesos biológicos, es muy probable que también influyan en el envejecimiento, señala Richard Miller de la Universidad de Michigan. El mismo Miller, recientemente ha demostrado que una droga inmunodepresora, la rapamysina (originaria de la isla de Pascua), también prolonga la vida en ratas.
Entre los muchos factores intervinientes, es posible que la GnRH tenga una función importante. Estudios previos han señalado que existe una relación entre longevidad y fertilidad. En la medida que decaen los niveles de GnRH, también decae la producción de óvulos y la fertilidad. En un estudio presentado recientemente en la reunión anual del "Population Association of America" en New Orleans, Graziella Casell y sus colegas de la Universidad de Roma, en Italia, demostraron que las madres en Sardinia, que dieron a luz niños sobre los 45 años de edad (eran todavía fértiles), eran significativamente más propensas a alcanzar los 100 años de edad, en relación a aquellas que los habían tenido a edades más jóvenes. "Parece que la fertilidad prolongada, se relaciona con niveles altos de GnRH", dice Cai. Existiría una correlación biológica entre envejecimiento y reproducción. En todo caso, por ahora, más que prolongar la vida, habría que lograr postergar o prevenir las enfermedades degenerativas del adulto, que son las que en definitiva terminan por matar antes de tiempo.