El chileno esta aumentando de estatura
( Publicado en Revista Creces, Diciembre 1984 )
Un análisis a los datos acumulados para 1.370.000 escolares del país reporta que casi la mitad presenta un retraso en la talla para la edad. Sin embargo, hoy están llegando a la educación básica niños menos dañados que los de hace de una década y probablemente alcanzarán una talla semejante a la de patrones internacionales.
Diversos estudios realizados en preescolares y escolares chilenos demuestran un aumento notable en la talla y bien podría llegarse, antes de dos décadas, a que la altura promedio alcanzada fuera similar a la de los países europeos o norteamericanos.
La altura a que un individuo puede llegar en su edad adulta es la resultante de factores genéticos y ambientales. No se puede negar la importancia del factor genético. Los hijos de padres chicos, seguramente van a ser más bajos, mientras que los descendientes de progenitores altos, probablemente serán también muy altos. Ello es perfectamente cierto para los casos individuales, pero pierde importancia cuando se mide la altura de grupos sociales o raciales. Hoy se tiende a pensar más y más que el crecimiento de todas las razas humanas es semejante si su medio ambiente también resulta semejante. Si todos los individuos recibieran una alimentación óptima durante todo el proceso de crecimiento, si no tuvieran infecciones, y si estuvieran libres de parásitos, los promedios de altura alcanzados serían muy semejantes.
Cambios en Japón
Así, por ejemplo, un grupo racial como los nipones, que tradicionalmente. se había pensado que eran bajos, crecen si sus condiciones ambientales cambian. Los hijos de japoneses nacidos en California miden de promedio 10 centímetros más de estatura que sus padres, más aún, en la segunda generación, cuando se han adaptado a los hábitos de alimentación de los Estados Unidos, alcanzan una altura promedio semejante a la del norteamericano. Igual crecimiento promedio se ha observado al comparar a los japoneses de la pre-guerra (antes de 1940), con los actuales. Los nipones nacidos en el año 1960 y que hoy tienen más de 22 años miden de promedio 15 centímetros más que el japonés de la pre-guerra. Ello ha coincidido con una mejoría notable de la condición de vida de los japoneses y de la calidad de su dieta.
Durante el último siglo, la alimentación de los países europeos también ha mejorado notablemente y como consecuencia, ha aumentado su talla promedio en más de 20 centímetros. En los países subdesarrollados, donde existen problemas de desnutrición, mal saneamiento ambiental con elevada frecuencia de diarreas enfermedades infecciosas y/o parásitos intestinales, la talla promedio es baja. Sin embargo, en esos mismos países, si se mide separadamente la altura alcanzada en los distintos estratos sociales, se observará que hay diferencias notables. En la India, Pakistán, Grecia o en América Latina, el grupo socioeconómico alto alcanza una talla muy semejante a la de los países desarrollados. En cambio, la gran mayoría, que vive en condiciones de pobreza, crecen menos y su talla definitiva es entre 10 y 20 centímetros menos.
Sin embargo, en esto hay que destacar algunas excepciones. Tal es el caso de dos tribus africanas que viven relativamente cerca: los pigmeos de Rwana y los gigantes Tutsis. En cambio existe un trastorno endocrino genético y en ellos se ha conservado una mutación por el hecho de que ambos grupos ancestrales se mezclaron exclusivamente entre sí. Salvo estas excepciones, puede afirmarse que no debieran existir diferencias entre los diversos grupos sociales y raciales, si las condiciones nutricionales y ambientales fueran semejantes.
Periodo critico de crecimiento
Las investigaciones realizadas en animales de experimentación señalan que el crecimiento tiene períodos fijos y que el daño que se produce en esas etapas deja secuelas permanentes. Los deterioros más definitivos se producen durante los últimos meses de la vida intrauterina y los primeros del nacimiento. Una mala alimentación de la madre repercute en el feto, el que nace con menor peso y talla. Lo mismo sucede durante los primeros meses de vida extrauterina. Una desnutrición producida durante los primeros dos años de vida, retrasa o aun detiene el crecimiento. Posteriormente, cuando se reanuda una alimentación normal, el crecimiento también prosigue, pero los centímetros perdidos ya no se recuperan. Más aun, en la medida que pasa el tiempo, esos centímetros de diferencia van aumentando. Lo que sucede al hombre también ocurre al animal de experimentación. En el Gráfico Nº 1 puede verse el crecimiento de un grupo de ratas que fueron sometidas a una desnutrición durante los primeros diez días de vida. Posteriormente, aun cuando se realimentaron bien, ya nunca más alcanzaron el crecimiento normal.
Esto quiere decir que la baja estatura que caracterizó al chileno de los años 1930-40 se debe, en su mayor parte, a una desnutrición de los primeros tres o cuatro años de vida o aun del primer año de vida. Menos importante es la desnutrición después de los seis años de vida.
Si se quedó más chico, el peso tiene que estimarse en función de la talla y no de la edad. Hay tablas que informan cuál es el peso que debe tenerse en los distintos períodos de la vida. Si el niño se quedó más chico y se le exige un peso de acuerdo a la edad, tendría que ser obeso para cumplir con tal requisito.
Por estas razones, cuando se mide un niño mayor de seis años también es importante anotar su peso. Si el niño está chico para la edad, pero su peso está proporcionado para su talla, debe concluirse que se quedó chico, porque fue desnutrido en los primeros años de vida, pero que en el momento actual su nutrición es normal.
Otro hecho interesante que se produce durante el período de crecimiento veloz (los primeros cinco años de vida), es que crecen más rápidamente los huesos largos (piernas y brazos). Crecen menos, en cambio los huesos cortos (vértebras de la columna). Si durante esta época se produce una desnutrición, se retrasa más el crecimiento de los huesos largos. Si posteriormente se alimenta bien, se reanuda el crecimiento, pero quedan definitivamente más cortos de piernas. Es decir, quedan bajos y de piernas cortas. Lo que se ha tomado como característica de la raza indígena (bajos de piernas cortas), no es en realidad consecuencia de un factor racial, sino el resultado de una subalimentación crónica que los ha afectado durante los primeros años de vida.
Progresos
Durante las últimas décadas se ha observado en Chile una notable disminución de la desnutrición en los primeros 6 años de vida. En 1966 casi el 60% de los niños menores de 6 años presentaba un retraso del crecimiento, principalmente debido a factores nutricionales. En la actualidad este índice ha descendido al 6%. De igual modo ha mejorado la nutrición materna y ello ha significado que menos niños nacen con bajo peso (Tabla 1). Es decir, el porcentaje de niños que experimenta un retraso del crecimiento por desnutrición de los primeros períodos de la vida es muchísimo menor hoy de lo que fue hace algunas décadas. Este cambio notable tal vez explique que tan frecuentemente se observa, de que "los hijos son más altos que los padres", aun en los medios socioeconómicos que aparecían como acomodados.
Edad escolar
En condiciones de subdesarrollo si bien la desnutrición afecta fundamentalmente a los menores de seis años, no es menos cierto que la nutrición tampoco es adecuada en edades posteriores. Por eso la baja talla resultante es, generalmente, la consecuencia de la desnutrición precoz, más la subalimentación crónica en edad escolar.
En Chile existen referencias de estudios efectuados en poblaciones escolares desde 1908. Desgraciadamente sólo a partir de 1948 éstas se han realizado con números significativos de niños como para poder decir una prospección valedera. El Dr. Ricardo Uauy y colaboradores del instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Chile, publicaron un estudio que analiza lo ocurrido entre los años 1948 y 1981. Para ello examinaron 14 publicaciones correspondientes a este período en la que se midieron 40 000 niños nacidos entre los años 1930 y 1974. En base a estos antecedentes concluyeron que durante tal período se han notado cambios importantes en la talla de estos niños. Según el análisis, las niñas de 12 años aumentaron su talla 6 centímetros promedio y los varones de la misma edad, en 5 centímetros. Sin embargo, aún son pequeños según los standares de la Organización Mundial de la Salud, OMS. Ellos deberían medir todavía 6 centímetros más de estatura (para su edad), con el fin de afirmar que la talla es la de un país desarrollado.
Aun cuando estos datos son consecuentes con toda la información nutricional de ese período, no se puede lograr una conclusión definitiva de esta tendencia, ya que se trata de estudios diferentes, de distintos autores en los que muchas veces no se define bien el nivel socioeconómico de los niños estudiados. En la década del 70 estos mismos estudios daban cifras de prevalencia de la desnutrición en niños escolares que varían entre 15 y 64%. La variabilidad estaba dada en parte por los distintos criterios utilizados para evaluar la desnutrición, como por el nivel socioeconómico a que pertenecían los niños de diferentes escuelas.
Situación actual
La falta de información actualizada y representativa de la población escolar llevó a que la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas, JUNAEB, iniciara a partir de 1983 un sistema de vigilancia continuada, que entre otras informaciones incluía el peso y la talla de todos los escolares de educación básica financiada o subvencionada por el Estado.
Esta interesante iniciativa, impulsada por la JUNAEB, significó medir y pesar a los escolares de 6 700 escuelas de educación básica, totalizando 1 370 000 escolares de todas las regiones del país. Se trata de escuelas financiadas por el Estado o subvencionadas por él. Se excluyeron aquellas del área privada (pagadas), que obviamente pertenecen a un mejor estrato socioeconómico. Toda la información fue recolectada a través del encomiable esfuerzo de aproximadamente 12 mil profesores.
Como referencia de comparación normal, se utilizaron los datos de peso y talla propuestos por la OMS. Según ellas (tanto para el peso como para la talla), se consideran que tienen desnutrición de primer grado aquellos cuyo peso o cuya talla cae entre una y dos desviaciones standard del promedio. Desnutridos de segundo grado, aquellos cuyo peso o talla cae entre 2 y 3 desviaciones standard, y desnutridos de tercer grado, aquellos cuyo peso o talla cae por debajo de 3 desviaciones standard.
Según esta información, casi la mitad de los niños examinados (49%), presenta un retraso en la talla para la edad. Sin embargo, esto no necesariamente debe tomarse como un signo de desnutrición actual, ya que lo probable es que el retraso de la talla sea la consecuencia de una desnutrición anterior, durante los primeros años de vida. Ya hemos señalado que ese retraso no es recuperable, de allí que para poder evaluar la situación nutricional actual la OMS recomienda comparar el peso para la talla, independiente para la edad del niño. Si se aplica este criterio (peso para talla), el porcentaje de niños que actualmente puede afirmarse que tiene una desnutrición es del 7.7%. Ello es una cifra baja para un país en desarrollo como es el caso de Chile. Más aun si no se han tomado en cuenta las escuelas privadas (pagadas), que supuestamente no deben tener niños desnutridos.
En el Gráfico 2, se esquematiza la información en todas las regiones del país, a excepción de la Región Metropolitana. De ello se deduce que del millón cuatrocientos mil niños, hay 105000 que puede afirmarse que tienen algún grado de desnutrición (87.000 de primer grado, 12 000 de segundo grado y 6000 de tercero).
Con los mismos datos, pueden sacarse otras conclusiones muy interesantes. En el Gráfico Nº 2 se ve el déficit de talla de los niños en relación a su edad. Es decir, los niños que nacieron en 1967 y que, por lo tanto, hoy tienen 16 años, son mucho más chicos para su edad que los que nacieron en 1977 y que hoy tienen 6 años. Es decir que hoy están llegando a los primeros años de educación escolar niños mucho menos dañados que los que ingresaban hace 10 años. Dicho en otra forma, los niños que hoy se están incorporando al primer año de educación básica, probablemente alcancen una talla muy semejante a la del europeo o norteamericano cuando terminen su período de crecimiento. Esta información es concordante con lo que señalábamos al comienzo sobre la notable disminución de la desnutrición del preescolar.
Para que ello sea posible es necesario que reciban también una alimentación adecuada durante todo el período de crecimiento, de allí la gran importancia y ayuda que pueden significar los programas de almuerzos y desayunos escolares. Si los recursos son limitados, es indispensable concentrar los esfuerzos en los que más lo necesitan y estén en más alto riesgo.
Que el chileno sea más grande o más chico tal vez no tenga gran importancia. Pero el problema hay que mirarlo desde otro punto de vista. La desnutrición no sólo afecta el crecimiento físico, sino también todos los procesos biológicos y, sobre todo, el desarrollo intelectual. El que los chilenos alcancen una talla normal significa, en definitiva, que el medio ambiente está cambiado y que cada vez más chilenos pueden expresar integralmente su potencial genético. Es decir, que en alguna medida está mejorando su calidad de vida y que estamos más cerca a una real igualdad de oportunidades para todos.
Dr. Fernando Monckeberg
Dr. Ricardo Uauy
INTA
Universidad de Chile.
María A. Cristi
Departamento de Operaciones
JUNAEB