El mito que los antioxidantes prolongan la vida
( Creces, 2014 )

Las drogas antioxidantes son consideradas milagrosas. Pero falta, comprobar el milagro.

Durante los últimos años se ha ido consolidando la creencia que las drogas antioxidantes prolongan la vida. Ello es teóricamente explicable si consideramos que nuestro organismo, durante su proceso metabólico, está constantemente produciendo grandes cantidades de moléculas oxidantes que le son esenciales. Sin embargo se sabe que la acumulación excesiva de ellas es tóxica, atribuyéndoles el desarrollo de numerosas enfermedades degenerativas en el adulto. De allí que se concluyó que era saludable la ingestión de moléculas antioxidantes. Por ello se ha llegado a pensar que es aconsejable consumir vegetales, ricos en antioxidantes. Pero sería aun mejor consumir directamente drogas antioxidantes. Así afirmó hace algunos años, Linus Pauling, que con su prestigio de premio Nobel, indujo al desarrollo de un enorme mercado de de vitamina C, por su acción antioxidante.

Tanta fue la demanda de antioxidantes, que en la década de 1990 se iniciaron numerosos ensayos clínicos con diferentes drogas de acción antioxidante, entre las que se incluía el beta caroteno, la vitamina C y la vitamina E. Si bien era evidente su acción antioxidante demostrada en tubos de ensayo en el laboratorio, no lo era en los seres humanos.

Por el contrario, algunos resultados demostraban que incluso su uso era peligroso. En el 2007, una mega revisión de 70 ensayos clínicos que en su conjunto sumaban a 230.000 personas, se concluyó que la ingestión de antioxidantes no solo no incrementaban la vida, sino que el suplemento de beta caroteno, la vitamina A y la E, estaba contraindicado, por el riesgo de incrementar la mortalidad (El mitos y los riegos de los antioxidantes) (Journal of American Medical Association, vol 297, p 842).

Según Barry Halliwell, bioquímico de la National University, esto era debido a que los altos niveles de los radicales libres que normalmente se generaban durante el metabolismo celular, llevaban como autodefensa, a que el propio organismo incrementara su producción de antioxidantes. Según Halliwell, esta defensa interna era más efectiva que los antioxidantes que se podían aportar por los alimentos. Ingerir además antioxidantes en píldoras, sería contraproducente, al desactivar el eficiente mecanismo defensivo interno (Nutrition Reviews, vol 70, p257). Según esto, el beneficio demostrado de consumir vegetales, no vendría de los antioxidantes, sino a otras ventajas digestivas y nutricionales.



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