Más allá de las infecciones, recientemente se han enfatizado posibles beneficios adicionales que se lograrían con la lactancia materna, como el mayor desarrollo cerebral y la prevención de posibles enfermedades que podrían aparecer con posterioridad, durante la infancia, como obesidad, asma, diabetes y cáncer.

Sin embargo, otros opinan que esos beneficios atribuidos a la lactancia materna podrían ser debidos a otros factores medio ambientales que no han sido debidamente considerados. Así por ejemplo, en muchos países la alimentación al pecho es más común en las familias acomodadas, con mejores condiciones sanitarias, económicas, culturales y educacionales. Para extraer una información mas acotada de estos factores, Cynthia Colen y David Ramey de la Ohio State University en Columbus, estudiaron un grupo de 665 lactantes mellizos, en el que uno de ellos fue alimentado al pecho y mientras el otro recibió alimentación artificial, mediante biberones. Al analizar los resultados, no encontraron diferencias con respecto a la menor frecuencia de obesidad, ni en el índice de masa corporal (IMC), asma, ni rendimiento académico posterior (Cynthia G.Colen y David M. Ramey. Social Science and Medicine, 2014; 109: 55-65). Los autores señalan que las familias estudiadas eran diferentes en cuanto al ingreso, acceso a los centros de salud y en la calidad y ambiente del hogar. Pero otros señalan que el trabajo de Colen y Ramey también adolece de defectos de diseño experimental, dado que la decisión de alimentarlo al pecho o de alimentación por biberones, no se hizo al azar (NewScientist. Marzo 8, 2014).

Una conclusión definitiva es importante. Es obvio que para llegar a ella se va a requerir de investigaciones complementarias. Mientras tanto es mejor asumir que la lactancia materna previene las infecciones y que es buena el apego madre-hijo que se establece mediante la lactancia materna. Pero no se podría afirmar que ello estuviese definitivamente demostrado.