Las impresiones y el conocimiento comienzan a generarse durante la vida fetal
( Creces, 2015 )

Contrariamente a lo que se pensaba hasta hace poco tiempo, es dentro del útero que el feto comienza a adquirir experiencias y conocimientos, como se ha estado comprobando mediantes nuevas tecnologías recién desarrolladas. Durante los últimos años, mediantes ultrasonidos en 3-D y 4-D, se están logrando videos e imagines fetales mucho más finas y vivas que las borrosas siluetas generadas anteriormente mediante el ultrasonido en 2-D. Junto a ello, nuevas metodologías no invasivas han permitido medir la actividad eléctrica del cerebro en formación, tanto del feto como del recién nacido. La información recogida por estas nuevas herramientas proporcionan un rico retrato de cómo el feto va usando su cerebro y sentidos en formación, para comenzar precozmente a aprender de sí mismo y del mundo desde antes de nacer. Estas tecnologías han aportado nueva información para mejorar los cuidados de pre término, sugiriendo beneficios de la tenue luz que perciben, las voces familiares calladas y los confortantes contactos de la piel entre la madre y el hijo (Ferrís Jabr: First Impressions. Scientific American, Julio 2015, pag. 24).

Contactos. Ya a las siete semanas después de la fertilización, el feto comienza a moverse. En la medida que va creciendo mueve su cordón umbilical, con sus piernas toca las paredes de su saco amniótico y aprieta los labios en su boca. Muchas de estas actividades podrían estimarse fortuitas y ocasionales, pero recientes análisis de escaneo en 4--D sugieren por ejemplo, que a las primeras 24 semanas el feto anticipa estos movimientos, abriendo su boca antes de llegar a introducir en ella su mano. Luego, en la medida que crece, esta coordinación mejora.

Oler y gustar. Ya a las 15 semanas del embarazo se han formado las papilas gustativas. Del mismo modo las células olfatorias de la nariz que comienzan a funcionar a las 24 semanas. Estudios desarrollados en la pasada década revelan que el feto ya prefiere olores y sabores, como el ajo, el anís y la zanahoria, acostumbrándose a ellos ya en el útero. Otros trabajos realizados en ratas durante los últimos dos años sugieren que los alimentos que la madre consume pueden moldear el cerebro de una manera no saludable. Ratas pequeñas cuya madre ingiere una dieta chatarra nacen con un cerebro diseñado de modo que mas tarde las hace apetecer dichos alimentos.

Oído y lenguaje. Entre las 24 y 27 semanas el feto comienza a oír. Por décadas ya se sabía que ellos comenzaban a conocer características generales de su lenguaje nativo, como el ritmo y las entonaciones. Pero dos estudios del año 2013 confirman que también captan distintas palabras y sílabas. La medición de la actividad cerebral del recién nacido, que es precisamente uno de esos estudios, revela que ellos reconocen tres sílabas de palabras que han sido repetidamente dichas en su medio ambiente antes de su nacimiento, mientras que recién otros nacidos que nunca fueron expuestas a ellas, son indiferentes a las mismas.

Visión. De todos los sentidos, la visión es el sentido que más demora en madurar. El feto no abre los ojos hasta las 28 semanas y los investigadores discuten a cerca de que ven, si es que ven algo. Sin embargo, nuevas evidencias de estudios realizados en animales, señalan que la luz que filtra a través del útero, es crucial para el desarrollo del ojo. Cuando a fetos de ratas se los deprime de la luz, este desarrolla en sus ojos muchas neuronas y vasos sanguíneos, los que causan presiones dañinas para la formación de la vista.

Es en el útero que el feto está sintiendo y comenzando a conocerse a sí mismo y al mundo que lo rodea. Allí comienza a tomar contacto con su madre y el medio externo que la circunda. Es necesario cuidar de todo ello (A que edad el feto ya siente dolor).



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