Alivio para la jaqueca
( Creces, 2016 )

Neurólogos creen haber identificado un sistema nervioso hipersensitivo culpable de desencadenar la jaqueca y agregan que ya han identificado drogas capaces de prevenir las crisis jaquecosas antes que esta se inicie. Una buena noticia para los 730 millones de personas que en el mundo sufren de crisis de cefaleas que pueden durar entre 4 y 72 horas.

La mayor parte de los pacientes, cada cierto tiempo, padecen de jaquecas esporádicas. Otros (8%) las experimentan en forma crónica, quince o más veces en el mes. Son dolores de cabeza precedidos por fatigas, cambios de ánimo, náuseas y otros síntomas. Alrededor del 30% de los enfermos presienten que el dolor de cabeza va a venir por molestias que lo preceden, como alteraciones visuales, llamadas áureas, acompañado de malestar general. Los dolores de cabeza pueden ser tan intensos que lo obligan a aislarse en algún lugar retirado y obscuro, ya que todo les molesta y se les hace insoportable; ruidos, luz o incluso olores.

Los síntomas de las jaquecas y su tratamiento han acompañado a los seres humanos desde tiempos inmemoriales. Hace más de 5000 años, en los documentos de Babilonia ya aparecen las primeras referencias y descripciones de este mal. Allí se recomendaban diversos tratamientos, todos muy traumáticos: sangrías abundantes, trepanaciones craneanas, cauterizaciones del cráneo con una barra de hierro al rojo, entre otros. Más tarde en el siglo X antes de Cristo, el célebre oftalmólogo musulmán, Ali ibn Isa, recomendaba como muy eficiente amarrase a la cabeza un topo muerto.

A comienzos del siglo XX, ya sus referencias y recomendaciones eran algo más científicas y es así como los clínicos relacionaban los dolores con alteraciones de los vasos sanguíneos, ello basado en la observación de las arterias temporales que aumentaban de volumen y palpitaban durante los episodios de jaquecas y que el dolor parecía disminuir o desaparecer al comprimir las arterias carótidas. Por entonces se consideró que el dolor era consecuencia de una dilatación de los vasos sanguíneos.

En 1930, la dilatación de los vasos sanguíneos como factor causal parecía confirmarse ya que se prescribía para su tratamiento la administración de un fármaco, el tartrato de ergotamina, que era un alcaloide que constreñía los vasos sanguíneos, logrando en algunos pacientes mejorar la jaqueca. En 1970, se observó que pacientes cardíacos que además sufrían de jaquecas, también disminuían las crisis cuando tomaban beta bloqueadores por sus síntomas cardíacos. Otras observaciones parecían señalar disminución de los síntomas y menos episodios, con drogas antiepilépticas o fármacos antidepresivos, llegando incluso a afirmar que las inyecciones de Botox (para las arrugas), las aliviaba. Fue así como incluso en aquella época, por lo intolerable de los síntomas, algunas de estas drogas llegaron a ser aprobadas para su uso por el Food and Drug Administration (FDA) en Estados Unidos.

Fue en 1990 cuando se describió la primera droga destinada directamente a combatir las jaquecas. Richard Lipton, director del Montfiore Headache Center en New York City, basándose en la vieja idea de la dilatación de los vasos sanguíneos, afirmó que el triptans inhibía este proceso. Con posterioridad otras drogas similares fueron también desarrolladas afirmando que actuaban interrumpiendo la trasmisión de las señales dolorosas y que la dilatación de los vasos sanguíneos no era esencial, pudiendo no ser la causa. En todo caso una revisión de la literatura que incluía 133 trabajos publicados, demostraban que el triptans, después de dos horas de su administración, aliviaban los dolores de cabeza entre el 42 y 76% de los pacientes.

Prevenir, más que aliviar las jaquecas

Durante 30 años Peter Goadsby, director del Headache Center de la Universidad de California, San Francisco, ha estado trabajando con otro enfoque: "no solo aliviar el dolor de cabeza, sino tratar de prevenir la aparición de crisis de jaquecas". Con este objetivo, se había concentrado en estudiar el sistema del nervio trigémino, que según él sería el punto de origen del dolor. "Es allí donde el problema se origina", señalaba Goadsby. El nervio trigémino nace detrás del cerebro y desde allí, por sus diferentes ramificaciones, cubre gran parte de la cara y la cabeza. Dentro de este sistema células nerviosas sobre activadas, responderían a diversos estímulos, como luminosos, ruidos, o incluso a olores, liberando substancias químicas que trasmiten señales dolorosas causando la jaqueca, afirmaba Goadsby También había notado que esta alta sensibilidad de ciertas células nerviosas era hereditarias, ya que más del 80% de los pacientes jaquecosos, tenían una clara historia familiar de esta enfermedad.

En su trabajo publicado en 1994, encontró que los pacientes durante las crisis de jaquecas presentaban altos niveles sanguíneos del "péptido relacionado con el gene de la calcitonina" (CGPR, acrónimo en inglés de calcitonin gene related peptide). Se trata de un neurotransmisor que es liberado por una determinada célula nerviosa durante el ataque, con lo que activa a la siguiente célula (sinapsis) durante el trayecto nervioso. (Edvinson, L and Goadsby P.: Neuropeptides in migraine and cluster headache. Cephololgia 1994; 14:320-7). El próximo paso para prevenir las jaquecas sería fabricar un fármaco que fuera capaz de inhibir específicamente el CGPR, pero ¿cómo lograrlo si en cada sinapsis hay tantos otros neurotransmisores que también son esenciales? (La evolución y la complejidad de las sinapsis).

En base a estos antecedentes, diversas empresas farmacéuticas comenzaron a desarrollar "anticuerpos monoclonales" contra CGRP con el objeto que se unieran e inactivaran específicamente a estas moléculas (Anticuerpos monoclonales). "Ellos irían derecho a este objetivo". Estos ya se han fabricado y ensayado al menos en dos experiencias que suman 380 personas que sufrían jaquecas graves con una frecuencia mayor de 14 días por mes. En ellos, una simple dosis de anticuerpos monoclonales contra CGRP, como promedio, redujo los dolores de cabeza en más del 60% de los enfermos. En la primera de ellas, el 16% de los enfermos permanecieron libres de jaquecas durante 24 meses, sin presentar efectos colaterales no deseados. La administración de dichos anticuerpos están siendo administrados por períodos más prolongados esperando confirmar los resultados.

Mientras tanto otros investigadores están explorando otros tratamientos, como operaciones quirúrgicas frontales o cirugía ocular para tratar de descomprimir las ramificaciones del nervio transgénico. También se está ensayando la estimulación magnética transcraneal, una forma no invasiva de modificar la actividad de las células nerviosas (Estimulación cerebral por magnetismo). El mismo Lipton afirma que con esta tecnología de estimulación magnética ha obtenido buenos resultados.



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