Neuronas específicas del hipotálamo regulan el apetito
( Creces, 2016 )

Se describe una enzima glicosilante producida por neuronas de una sub región del hipotálamo, que en la rata actúa como censor nutricional, interviniendo en la regulación del apetito y a través de él, en el control del peso.

Durante los últimos años la necesidad de encontrar una respuesta terapéutica y/o preventiva a la epidemia mundial de obesidad, ha estado despertando un gran interés de parte de investigadores y empresas farmacéuticas, que desean llegar a conocer en detalle los mecanismos biológicos que controlan el balance calórico (el equilibrio entre la ingesta y consumo calórico). Los estudios se han enfocado principalmente en conocer como el sistema nervioso central recibe y maneja las señales del balance metabólico. En este sentido, Olof Lagerlöf y sus colaboradores del Departamento de Química Biológica de la Escuela de Medicina de la Universidad de Johns Hopkins, recientemente han comunicado el hallazgo de una enzima glicosilante, llamada transferasa O-GlcNAc (OGT), ubicada en neuronas hipotalámicas, desde donde regulan la ingesta de alimentos (Science 2016; 351: 1293).

Ya se había descubierto que el balance calórico era regulado desde el hipotálamo, en el cerebro y que este por vía sanguínea y nerviosa, estaba constantemente recibiendo la información proveniente de los diversos órganos y tejidos (páncreas, estómago, intestino delgado, intestino grueso, hígado, tejido muscular y tejido graso). Se sabía también que el hipotálamo interpretaba toda esta información y que desde allí se despertaba la sensación de saciedad y/o apetito. Simultáneamente, por vía hormonal regulaba y coordinaba la actividad metabólica de los diferentes órganos (La desconcertante epidemia de obesidad). Ahora Olaf Lagerlöf y sus colaboradores, yendo más allá, han comenzado a aclarar como funciona todo este sistema a nivel molecular.

En sus experimentos los autores bloquean en ratas, una subsección de neuronas hipotalámicas, inhibiendo así la producción de OGT, con lo que los animales desencadenan una sensación de apetito. Con ello se sobre alimentan incrementando progresivamente la adiposidad y el peso del cuerpo, sin incrementar el tejido magro. En un período de tres semanas triplican el tejido adiposo sin modificar el tejido magro (figura 1). Por el contrario, la estimulación optogénica de las neuronas del núcleo paraventricular (PVN) reduce el apetito con lo que disminuye la ingesta de alimento (La optogenética como técnica para investigar la función cerebral).

Estos hallazgos demuestran efectos específicos neuroanatómicos del OGT, que en definitiva se traducen en mayor peso del cuerpo. Con todo, los autores señalan que este efecto no está limitado sólo a neuronas del núcleo paraventricular hipotalámico (PVN). Lo mismo se observa en otras regiones hipotalámicas y también en el cerebro basal, incluyendo el núcleo Arcuate (ARC) (ver figura 2). Finalmente, es importante señalar que las neuronas que expresan el OGT están también presentes en el cerebro humano, por lo que este descubrimiento puede ser de importancia para posteriores investigaciones clínicas orientadas al tratamiento de la obesidad.



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