Perforan el borde de un cráter resultante del impacto de un gran meteorito
( Creces, 2016 )

Desde una plataforma instalada en el Golfo de Méjico se comenzará a perforar el borde de un gran cráter que se habría formado por el impacto de un enorme asteroide hace 66 millones de años. Debido a ello habrían desaparecido los dinosaurios y subsecuentemente la mayor parte de otras formas de vida en la Tierra. Ahora los geólogos piensan que, perforando a través del borde del cráter, hasta 1500 metros de profundidad, se podrían recolectar sucesivas muestras geológicas que en conjunto permitirían conocer como se habría ido desarrollando la vida en la Tierra hasta antes de ese inmenso cataclismo.

Se trata de un gran cráter de 180 kilómetros de ancho, sumergido en el océano a 16 metros de profundidad, al noreste de la península de Yucatán, en el golfo de Méjico. El perímetro del cráter (restos de sus huellas) deberían extenderse tierra adentro, mas allá del borde costero de la península, donde en la actualidad se ubica la aldea llamada Chicxulub (de allí el nombre con que se conoce el Cráter Chicxulub) (figura 1).

Según los geólogos el tremendo impacto del meteorito debió haber pulverizado cualquier vestigio de vida y simultáneamente provocado una enorme alteración atmosférica, a consecuencia de la cual se habrían eliminado muchas plantas y animales terrestres, incluyendo a los dinosaurios, que se habrían extinguido totalmente (figura 2). ¿Qué sucedió?, ¿El daño habría sido gradual, o se produjo simultáneamente como consecuencia inmediata de la catastrófica alteración atmosférica? Son estas algunas de las muchas preguntas que espera resolver perforando profundamente en un borde del enorme cráter.

Durante aquellos tiempos fueron muchos los impactos de meteoritos que estuvieron golpeando la Tierra, pero la mayor parte eran de un reducido tamaño y el tiempo ha ido erosionando sus bordes, hasta el punto de no dejar huellas. En la Tierra sólo hay otros dos grandes cráteres semejantes en tamaño al Chicxulub, que también dejaron crestas que los circundaron: el cráter Vredefort, en Sud Africa y el cráter Sudbury, en Canadá. Pero en ambos, con el tiempo sus bordes se han ido erosionado hasta borrarse completamente. En cambio, el Cráter Chicxulub, por estar ubicado en el fondo del océano, este se ha preservado perfectamente (Extinciones masivas). “El Cráter Chicxulub es la única estructura de meteorito accesible, que está enteramente preservada con su anillo submarino al cual ahora se puede acceder”, dice el geofísico Sean Gulick de la Universidad de Texas, a quién se le ha otorgado un Grant de 10 millones de dólares para que averigüe el origen y su estructura. De acuerdo al proyecto pretenden perforar a través del borde del anillo que está bajo las aguas del Golfo de Méjico, hasta llegar a una profundidad de 1500 metros. Prefirieron perforar en el océano en lugar de la aldea Chicxulub, porque allí el borde no se ha preservado y además porque las comunicaciones son dificultosas por la falta de caminos adecuados.

En la actualidad ya está en el golfo de Méjico, a 30 kilómetros de la costa, un barco especialmente equipado para iniciar la construcción de una plataforma desde donde se deberá ejecutar la perforación (figura 2). Trabajarán día y noche durante dos meses, hasta llegar a una profundidad de 1500 metros, extrayendo simultáneamente muestras de rocas en las etapas intermedias para buscar en ellas restos de microfósiles y simultáneamente avanzar perforando hasta llegar a analizar en las profundidades contenidos de DNA, dejadas por microbacterias. (figura 3).

El descubrimiento del gran cráter Chicxulub

La existencia del gran cráter estuvo oculta bajo el océano hasta la década de los años 1950. Fue en ese entonces cuando una empresa petrolera mexicana que buscaba petróleo en la península de Yucatán, realizando estudios gravitacionales y magnéticos, encontró que, en la costa de la península, a una profundidad de 16 metros, existía una elevación circular que rodeaba un gran espacio de aproximadamente 150 kilómetros de ancho, la que posiblemente atrapaba petróleo. Por ello hicieron diferentes perforaciones exploratorias en su interior, encontrando sólo rocas volcánicas en lugar de petróleo, por lo que perdieron interés pensando que se trataba de rocas volcánicas.

Mientras tanto, en 1980 Luis Alvarez (premio Nobel), su hijo y dos fisicoquímicos (Frank Asaro y Helen Michel) describieron una formación rocosa en los Apeninos que contenía una excesivamente alta cantidad de iridio y debajo de ella encontraron restos petrificados de animales prehistóricos del período Cretáceo. Más adelante se fue describiendo que el iridio era un elemento abundante en los meteoritos y que en la Tierra solo se encontraba depositado en finas capas en muchas zonas geográficas, especialmente en los fondos marinos. Se estimó que esta esparcida ubicación del iridio posiblemente era la consecuencia del constante bombardeo de meteoritos de aquellos tiempos. Este mismo elemento (iridio) se encontró en mayor concentración en la Cresta Chicxulub (Trágico fin de los dinosaurios). Así fue como el gran círculo en el océano del Golfo de Méjico se comenzó a atribuir un impacto de un meteorito gigante que habría caído hace 66 millones de años. En 1991, Alan Hildebrand, geólogo de la Universidad de Calgary en Canadá y sus colaboradores, por el hallazgo de cristales de cuarzo, identificaron a la aldea Chicxulub como el centro del cataclismo (figura 1).

En la medida que la perforación alcance el nivel del cráter y en los 800 metros siguientes no se espera encontrar especies ya que los restos de los animales, por el tremendo impacto, se debería haber convertido en piedra caliza. Ya 100 metros más debajo de la base de la cresta se debería encontrar una mescolanza de restos de rocas fundidas, más restos de otros elementos que debieron haber caído al cráter después de los primeros minutos del impacto. Después de eso, muestras provenientes de niveles inferiores podrían comenzar a evidenciar restos de vida y a partir de ellos ya se podría comenzar a elucubrar con la probable existencia de DNA (figura 2).



0 Respuestas

Deje una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados.*

Buscar



Recibe los artículos en tu correo.

Le enviaremos las últimas noticias directamente en su bandeja de entrada