El tiburón de Groenlandia es una de las especies más grande de tiburón, llegando a medir entre seis a siete metros de longitud. Comúnmente se encuentra en el océano Glacial Ártico, en los alrededores de Groenlandia e Islandia. Ocasionalmente se ha visto también en las aguas del sur del Atlántico.

Aunque su biología es poco conocida, sin embargo, se sabe que su crecimiento es muy lento, de aproximadamente un centímetro por año. Se estima que su vida media es de más o menos de 272 años. Para comparar hay que considerar que la mayoría de las especies de tiburones vive entre 20 y 30 años, según reconoce Alonso Vega, biólogo marino de la Universidad Católica del Norte.

Sin embargo, el gran tiburón blanco tiene una esperanza de vida más extensa, de hasta 70 años, mientras que el tiburón tigre puede vivir hasta los 40 años. Hasta ahora se consideraba al tiburón ballena como la especie más longeva de los escualos. Esta alcanza su madurez sexual a los 30 años y tiene una esperanza de vida por sobre los sobre 100 años (nuestra expectativa de vida en Chile es de 80 años).

La dieta del tiburón de Groenlandia se basa principalmente en peces, calamares y mamíferos marinos como focas y morsas, aun cuando examinando sus estómagos se han encontrado partes de caballos e incluso de oso polar.

La carne del tiburón de Groenlandia no parece aconsejable ingerirla ya que se ha descrito que contiene una toxina llamada óxido de trimetilamina, que al ser degradada por las enzimas digestivas pasa a ser trimetilamina, substancia que produce efectos similares a los de una embriaguez extrema. Si se insiste en ingerirla es aconsejable tomar precauciones como hervirla largamente en agua, cambiando esta varias veces. También puede secarse durante algunos meses y además exponiéndola a varios ciclos de congelación y deshielo. En todo caso es mejor comer otro pescado.