Nace exitosamente un niño con el DNA de tres padres
( Creces, 2017 )

Por primera vez ha nacido un saludable niño con el DNA de tres personas: el de sus padres y el de un donante. Mediante una nueva tecnología se ha podido prevenir una enfermedad genética de origen mitocondrial.

Durante 20 años un matrimonio Jordano había estado tratando de tener un hijo, pero en cuatro oportunidades su embarazo terminó en un aborto y en dos ocasiones nacieron niños que fallecieron tempranamente. Fue entonces cuando los médicos retrospectivamente diagnosticaron una probable causa de su porfiada infertilidad: la madre en su genoma llevaba genes del síndrome de Leigh, una enfermedad fatal que afecta el desarrollo del cerebro y los músculos del niño, durante su desarrollo intrauterino. La madre era saludable, pero llevaba el gene anómalo (mutado) causante de la enfermedad el que se expresaba en sus hijos. Ahora mediante una nueva tecnología, se ha logrado prevenir la expresión de este gene mutante de la madre dando a luz un niño sano, que en la actualidad ya cumple más de diez meses en condiciones saludables.

El porqué del diagnóstico

Si bien es cierto que los genes se ubican en el núcleo de las células, también una pequeña proporción de ellos radica en las paredes de las mitocondrias, pequeños organelos, ubicados en el citoplasma celular, cuya función es producir la energía que la célula necesita para su crecimiento y desarrollo. En la especie humana aproximadamente existe 20 mil genes que se radican en el núcleo celular, mientras que solo 37 genes se ubican en las paredes de las mitocondrias.

Del mismo modo, son miles las enfermedades genéticas debidas a mutaciones de los genes nucleares, también se han descrito enfermedades producidas por mutaciones de los genes mitocondriales y una de ellas es el síndrome de Leigh (ver recuadro) (Se atribuyen funciones a las mitocondrias).

Todas las células del organismo poseen abundantes mitocondrias ubicadas en sus citoplasmas. También los óvulos y los espermatozoides poseen sus propias mitocondrias. Pero normalmente, durante la fecundación sucede algo curioso: el espermatozoide penetra el óvulo y junto a él también penetran sus mitocondrias, pero estas rápidamente son marcadas y destruidas mediante un proceso de autofagia. (Como las mitocondrias paternas desaparecen en gameto), y de allí en adelante, en el futuro embrión solo persisten las mitocondrias maternas. Por ello las enfermedades genéticas mitocondriales son siempre debidas a mutaciones de genes de la madre (el óvulo).

El síndrome de Leigh

Archibal Denis Leigh, neuropsiquiatra inglés, describió por primera vez este síndrome en el año 1951. Observó que hijos de una madre sana fallecían prematuramente con síntomas neurológicos y musculares que se iniciaban a poco de nacer. Hoy se le reconoce como un síndrome poco frecuente cuya causa radica en una alteración del desarrollo cerebral producido durante la gestación y que se manifiesta a poco de nacer con una variedad de síntomas piramidales (alteraciones musculares) y extra piramidales (alteraciones nerviosas), falleciendo en edades tempranas. En la autopsia se encuentran una serie de lesiones focales del cerebro, que afectan a zonas muy específicas (tronco cerebral, tálamo, ganglios básales, cerebelo, y también la médula espinal). Más recientemente se han identificado mutaciones en diversos genes mitocondriales (MTND2-6) y nucleares (NDUF1-12) que tienen de común su participación en el metabolismo energético, comprometiendo a los procesos de fosforilación oxidativa, con la consecuente dificultad en la generación de ATP.

La prevención del síndrome Leigh

John Zang y su equipo del New Hope Fertility Center de Nueva York, ha estado tratando de prevenir la deficiencia mitocondrial, usando la técnica denomina de "tres padres". Hay varias posibilidades de cómo se podría lograr ese objetivo. Uno es el método que ya ha sido aprobado en Inglaterra, llamado de "transferencia pronuclear". Para ello se fertilizan con los espermatozoides del padre ambos óvulos, el de la madre y el de la donante. Antes que ellos comiencen a dividirse, como primera etapa de formación del embrión, se extrae cada núcleo, procediendo a insertar el núcleo de la madre en el óvulo de la donante. En definitiva, queda un óvulo fertilizado con el núcleo materno y las mitocondrias de la donante. Obviamente el proceso se realiza fertilizando varios óvulos y escogiendo el que parezca más viable para proceder a insertarlo en el útero materno.

El matrimonio jordano, habiéndose informado de las investigaciones realizadas por Zang, lo contactaron para ver si podían por esta vía lograr un embarazo exitoso. Sin embargo, a ellos la técnica propuesta por Zang no les pareció apropiada, ya que siendo musulmanes se oponían a la destrucción de embriones. Por ello Zang les propuso una alternativa diferente y más directa: extraerle el núcleo al ovulo de la madre e insertarlo en un óvulo donado, al que previamente se le había extraído su núcleo y luego se fecundaba in vitro. Con ello también resultaba un óvulo con su propio DNA nuclear, que tenía el DNA mitocondrial de una donante. Este se implantó en el útero materno y nueve meses más tarde, nació un niño con esta combinación. Poco después Zang y sus colaboradores presentaron el trabajo en una de las cesiones del Congreso de la American Society for Reproductive Medicine el que fue ampliamente comentado. A esta altura solo queda controlar al niño periódicamente para cerciorarse de la normalidad.



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