Las abejas polinizadoras y los neonicotinoides
( Creces, 2017 )

La labor polinizadora de las abejas es indispensable para el desarrollo de las plantas y las flores. De su eficiencia depende la productividad de frutas y vegetales. El uso de insecticidas son sus enemigos, especialmente los nuevos pesticidas, como los neonicotinoides que las matan rápidamente. Las dudas surgen entre el uso y abuso.

Desde hace algún tiempo se viene detectando en Europa y USA una disminución de la diversidad de polinizadores. El problema es preocupante para los productores de frutas, vegetales, semillas y nueces, ya que su producción se basa principalmente en la eficiencia del proceso de polinización. Ello está a cargo de diversos insectos, como son los abejorros, moscas, escarabajos, mariposas, y muy especialmente las abejas.

En el año 2007 se vieron diezmadas las colonias de estas últimas por causa de un ácaro (Varroa destructor) que succionaba sus larvas (Crisis de polinizadores en Europa y Estados Unidos), lo que produjo un serio impacto en la producción de frutas y vegetales. De allí que sea una preocupación el uso indiscriminado de insecticidas.

El National Research Council de USA, ha hecho notar su especial preocupación por la seguridad de las abejas y otros polinizadores. En el proceso de la apicultura, estas viajan constantemente de una cosecha a otra como los trabajadores migratorios. Los cultivadores de almendros son los que más se preocupan cuando, por variaciones climáticas, no coincide el florecimiento de sus árboles con la aparición de las abejas.

Pero lo que más preocupa es el uso indiscriminado de productos químicos que se utilizan como insecticidas. Entre ellos los neonicotinoides, que pertenecen a una familia de insecticidas que actúa sobre el sistema nervioso central de los insectos, causando una parálisis que los mata en pocas horas. Con menor intensidad, son también tóxicos en aves y mamíferos. En la actualidad los neonicotinoides son los insecticidas más usados a nivel mundial. Por su uso indiscriminado se pueden encontrar sus huellas en todas partes, desde alimentos para perros y gatos, hasta en el agua de bebida. Por la amplia contaminación del medio ambiente se ha prohibido su uso, al menos temporalmente, en Estados Unidos, Inglaterra y Canadá. Quieren darse tiempo para estudiar los antecedentes antes de decidir si lo prohíben o no definitivamente.

Un poco de historia

Los neonicotinoides se comenzaron a usar durante la década de 1990. En ese entonces llegaron a promoverse entusiastamente como "los pesticidas del futuro". El hecho es que, al agregarlo a las semillas, este se esparce por toda la planta, en la medida que esta se desarrolla. Desde allí es captado por las células del cerebro del insecto (uniéndose al mismo receptor de la nicotina), matándolo rápidamente. Por su impactante efecto los neonicotinoides pasaron a ser los pesticidas más usados por la agricultura a nivel mundial. Pero pronto se comenzó a comprobar que no eran tan inocuos como se pensaba. Observaron que las colonias de abejas alimentadas con ellos tenían menos reinas, que en ellas se comprometía más su sistema reproductivo, se les hacía más difícil encontrar el alimento (recolectaban menos polen) y finalmente, tenían dificultades para volver a su hogar. Más adelante, en el año 2015, se encontró que los niveles de neonicotinoides en el algodoncillo, dañaba a las larvas de la mariposa monárquica.

Más complicaciones

Los neonicotinoides también afectaban a los pájaros. Un estudio realizado por científicos holandeses observó que para la primavera los pájaros necesitaban muchos insectos para alimentar a sus polluelos, pero estos escaseaban en las áreas en que las aguas contenían una alta concentración de un neonicotinoide, el llamado comercialmente como "imidacloprid". Constataron que mientras más imidacloprid existía en la superficie del agua, más disminuía una variedad de especies acuáticas, lombrices, hasta que las larvas de efímeras casi no se desarrollaban.

Otros informes señalan que los neonicotinoides también dañaban a microbios, los lagartos, gusanos, pájaros y aún los mariscos. ¿Cómo habían llegado estos productos químicos a estos ambientes? Observaron que estos compuestos se degradaban más lentamente que lo que sugerían los primeros ensayos. Es que no más del 5% de estos insecticidas llegaba a las semillas, mientras el resto se filtraba en el suelo y contaminaba el agua.

El problema era peor cuando el producto se usaba como profiláctico. "Los agricultores previenen las pestes antes que ellas existan" dice Charles Menzel. "Esto es absurdo". "Es como administrar antibióticos para combatir posibles infecciones". Hoy los neonicotinoides se encuentran en los pesticidas industriales. "En Inglaterra están en las fórmulas para matar pulgas en perros y gatos", dice Dave Goulson, ecólogo de la Universidad de Sussex. En USA ya se usa también para los jardines y su utilización se promueve precisamente porque "contienen neonicotinoides".

¿Cómo reemplazarlos?

Ahora la gran pregunta es que puede reemplazar a los neonicotinoides. "Para el cultivo de las semillas oleaginosas estos son irremplazables", afirma en Inglaterra el National Farmers Union. "Es el único cultivo que rotándolo con el trigo este se hace rentable. En Inglaterra, desde que suspendió temporalmente el uso de los neonicotinoides, ha disminuido bruscamente su producción agrícola.

La única forma de controlar los afidios (y las enfermedades que ellos producen) es esparcir neopiretroides. "Este insecticida de amplio espectro, es como utilizar un martillo para quebrar huevos", dice Julisan Little, de Bayer Crop Science. El hecho es que la resistencia a su uso se incrementa día a día. "Si la prohibición se mantiene más allá de la floración, tendremos que aceptar la reducción de las cosechas y por lo tanto se incrementaran los precios", dice Little. Con ello no quedará más que importar los productos correspondientes de aquellos países que aún continúan utilizando los neonicotinoides. Pero, por otro lado, también es cierto que con ello comienzan a volver las abejas (En Europa comienzan a volver las abejas). Hasta ahora el dilema no está claro, especialmente si se pretende llegar a una agricultura intensiva. Ella exige el uso de insecticidas, pero si estos son muy potentes, como el caso de los neonicotinoides, disminuyen los polinizadores, como son las abejas y otros insectos.



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