Para tratar de llegar a corregir un error genético como es la enfermedad denominada beta talasemia, usaron el sistema llamado "CRISPR/Cas 9", que es una enzima capaz de cortar el DNA en el punto preciso del gene mutante (CRISPR: la revolución en la edición del genoma). Una vez ubicado el gene responsable lograron corregir la molécula de DNA. En esta experiencia, los investigadores modificaron 86 embriones humanos, de los que 71 sobrevivieron. De ellos, solo 28 fueron exitosamente modificados, permitiendo reemplazar el material genético apropiado. Pero lo que complicó las cosas fue la inesperada aparición de otras mutaciones no deseadas, ubicadas en otras partes del genoma.

Los autores enviaron el artículo a las revistas Nature y Science, pero por razones éticas se los rechazaron. Por ello insistieron enviándolo a la revista china, Protein & Cell, que lo aceptó y publicó el 18 de abril del 2017 (Molecular Genetics and Genomics, doi.org/b35x) Anteriormente estos experimentos ya se habían hecho, pero solo en modelos animales o células humanas adultas. Esta es la primera vez que se hace en embriones humanos. Como era de esperarse, muchos científicos han rechazado enérgicamente este tipo de experimentos, por estimar que con ello se ha sobrepasado la línea de la ética. ¿Por qué las investigaciones en embriones humanos provocan estas reacciones? Es que muchos científicos estiman que se están comenzando a abrir las puertas para manipular artificialmente el genoma humano con otros objetivos y las consecuencias no son predecibles (Bebes a la carta. Selección de genes en embriones).