Bocio
( Publicado en Revista Creces, Agosto 1985 )
Aproximadamente un 18% de los escolares de la Región Metropolitana acusan bocio, según se desprende en un trabajo realizado por cuatro investigadores del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Chile, INTA. Por bocio se entiende todo aumento de volumen de la glándula tiroides -ubicada por delante del cuello-, debido a carencia de yodo en la alimentación; a la ingesta de alimentos que bloquean algunos de los sistemas necesarios para la producción de hormonas; a alteraciones o defectos enzimáticos propios, o a una tendencia familiar (genética) para producir la enfermedad.
Según el Dr. Santiago Muzzo, el estudio se realizó en una muestra representativa de 4.000 escolares de la enseñanza básica capitalina. La prevalencia total de bocio fue de 18.8%, siendo significativamente mayor en escuelas fiscales que particulares y aumentando a medida que el nivel socioeconómico empeora. La mayor prevalencia de los casos se observó en mujeres. La prevalencia, analizada por comunas en el Gran Santiago, indica que el bocio afecta en diversa magnitud a ciertos sectores geográficos de la región.
Otro equipo de investigadores del INTA, en el que también participó el Dr. Muzzo, examinó la alta incidencia de bocio que presentan los escolares de Pirque. "Nos interesó este tipo de análisis, porque en zonas de alta prevalencia de bocio endémico, aparece una enfermedad llamada cretinismo endémico, el que se acompaña de manifestaciones clínicas variables, siendo el principal síntoma un severo retardo mental.". La observación abarcó a 89 niños entre 7 y 14 años, a los que se midió su coeficiente intelectual. Comparado con grupos similares de niños normales, el coeficiente de inteligencia de los menores con bocio fue significativamente menor. "Los resultados obtenidos sugieren que el déficit de yodo, por lo menos, en parte, juega un papel al impedir la expresión total del potencial genético de la inteligencia en los niños. Por otra parte, nuestros resultados señalan la urgente necesidad de suplementar, adecuadamente, a la población con déficit de yodo -aunque éste sea moderado, ya que en el área no hay cretinismo endémico-, pero, sin embargo, encontramos menos coeficiente intelectual en los niños con bocio".
Las madres
En varios países el bocio y sus secuelas han sido erradicados mediante el aporte extra (alimentario) de yodo, siempre que en los programas de suplementación se incluya a las mujeres embarazadas. Se han sugerido dos períodos críticos para el déficit de yodo, durante la formación del embrión en el útero de la madre: las primeras 8 semanas de gestación, cuando se inicia el desarrollo del Sistema Nervioso Central, y la duodécima semana de gestación, cuando se inicia la síntesis de hormonas tiroideas por el tiroides del feto. Se ha podido demostrar que madres que recibieron aceite yodado durante sus primeros meses de gestación, dieron a luz niños que más tarde acusaron un coeficiente de inteligencia significativamente mayor que el de niños cuyas madres no recibieron tal tratamiento.
Los índices más altos de bocio de Chile se registran en Lonquimay al interior de la Novena Región, donde precisamente no es posible lograr una ingesta frecuente de productos del mar, fuente principal del yodo.